J.A. de Mora. En la Universidad de Huelva hay algunos títulos muy representativos, y entre ellos el Grado en Gestión Cultural. Y es así porque fue en la Onubense donde se implantó por primera vez dentro de las universidades públicas españolas. Pero también porque es un camino profesional que está desarrollándose en un época en la que la demanda de Cultura y, por tanto, de su gestión, se constata cada vez más imprescindible.
La facultad de Humanidades de Huelva es, por tanto, decana nacional en la pública de estos estudios de Gestión Cultural. Actualmente tan solo pueden cursarse también en la pública en Córdoba y Santiago de Compostela. A punto de cumplirse los primeros diez años de su existencia como titulación universitaria en nuestra provincia el entorno determina un escenario muy positivo. Singularmente se ha puesto de manifiesto -como otras muchas dinámicas que se han adelantado en el tiempo y en los hábitos- a raíz de las experiencias sociales derivadas de la inesperada pandemia que ha cambiado tantas cosas.
Ahora la cultura se está apreciando en mayor medida como una necesidad básica, a la par que se está entendiendo este concepto como lo que realmente es, amplio y absolutamente versatil. Y ahí tienen cabida determinante sus gestores que, como decimos, llevan formándose en la Universidad de Huelva desde hace una década.
Esta es opinión compartida por la decana de la facultad, Nuria de la O Vidal; y sus compañeras de equipo, Dominique Bonnet -vicedecana de internacionalización y movilidad, además de coordinadora del grado-, y Mª Regla Fernández Garrido, secretaria de la facultad. Tenemos la oportunidad de una charla con ellas en las dependencias de la facultad de Humanidades.
Las sensaciones que transmite el encuentro las dibujan como tres excelentes profesoras universitarias con mucha energía, con mucha fuerza. Saben de lo que hablan y tienen en común, además de ello, el convencimiento de la importancia de las Humanidades, por supuesto, pero singularmente de la Gestión Cultural, que es la vertiente sobre la que estamos en amena conversación.
En este sentido la profesora Vidal abunda en la condición innovadora del título de Gestión Cultural. «No solo tiene una naturaleza humanística sino que también atesora un perfil de carácter económico, conectado con la visión de la cultura como uno de los sectores productivos más importantes de un país«, nos dice. Máxime -añade- «en nuestra tierra, donde la riqueza cultural es extraordinaria«.
Coinciden todas en que se necesitan profesionales bien formados, de ahí el sentido de la titulación, que aprovechen esa riqueza de base constituida por la amplia y profunda cultura, no solo española sino universal.
Dominique apunta que «potenciar la cultura y gestionar la cultura es crear empleo«. Y la decana resalta que esta gestión cultural favorece la conformación y el refuerzo de la identidad colectiva, la vinculación de la sociedad con su entorno, la divulgación de los valores más esenciales, del patrimonio. Regla Fernández interviene asintiendo, «todo eso es así, pero revalorizándola económicamente, haciendo de ello una fuente de riqueza».
La profesora Bonnet insiste con énfasis en que «es una profesión de futuro, que está abriéndose camino, que aún es muy desconocida y todavía tiene mucho campo para desarrollarse«. Nuria de la O suscribe «tiene mucho camino por delante, muchas aplicaciones que incluso algunas son aún desconocidas, porque se están generando ahora profesiones del futuro«.
«Aspiramos a trabajar cada vez menos horas, con lo que hay más tiempo disponible para el ocio» comenta la profesora Fernández Garrido. «Ese tiempo libre se puede llenar disfrutando de estas actividades culturales» -añade-. Esta consideración ha ampliado de forma extraordinaria el mercado de la cultura. «Han de ponerla en bandeja, de darnosla a conocer este tipo de profesionales«.
A la consideración en general, Regla entiende que se le suma la evidencia de que «cada vez hay más pensionistas jóvenes, con tiempo y dinero y muchas ganas de disfrutar de la cultura«.
Dominique interviene en este punto para afirmar que también la juventud ha avanzado en el consumo cultural. «Yo lo veo por mis hijas y sus amigos. En verano se multiplican los festivales y actividades de todo tipo que tienen una multitudinaria participación. Se está potenciando a los pueblos en esta dinámica cultural«. A su juicio «hay un cambio en el ocio. Tras la pandemia hay una imperiosa necesidad de ver, de salir, de compartir, de conocer, comportamiento que creo se ha quedado ya para siempre«.
Hay que cambiar el chip en la gente sobre el concepto de la cultura. Se entiende amplio y variado, de modo que es un campo de actuación fascinante para la función de la gestión cultural. Cine, teatro, museística, divulgación cultural, música, exposiciones de la más variada gama, encuentros, convenciones o recitales, por ejemplo. Una infinidad de actividades que hay que gestionar de forma profesional y que ofrece inmensas posibilidades de trabajo para los graduados en esta disciplina.
La decana recurre al ‘Carpe Diem’, más vigente que nunca tras los cambios producidos. Este carpe diem se canaliza a través del ocio, que hoy está muy dominado por la cultura, dada la evolución de los hábitos comentada.
En la charla también se hace patente la idea, compartida, de que estos estudios y su posterior desempeño están muy conectados con la felicidad. La de los ‘consumidores’, pero también la de los profesionales, los graduados en Gestión Cultural en Huelva. Al fin y al cabo trabajar con la cultura puede entenderse como un prototipo de trabajo-disfrute. Coinciden las tres profesoras en que un claim asociado a la titulación, improvisando en base a lo que estamos hablando, podría ser ‘tu trabajo es tu ocio’.
Resaltan que los estudios de este grado, aún siendo de relativa reciente creación, incorporan un notable rigor académico. Es una carrera seria, en la que hay que esforzarse -«hay que currar mucho» advierte Dominique-, pero en un ambiente muy satisfactorio y con materias accesibles y atractivas. Regla señala que «los alumnos de este grado son de los que más manifiestan lo bien que se lo pasan viniendo a clase«.
Hay otro aspecto en el que también coinciden las profesoras: el impacto social de la actividad. En Huelva concretamente Gestión Cultural es una profesión cuyo ejercicio puede permitir que se multiplique la cultura para el conjunto de la ciudadanía. Pero es que, además, en términos de desarrollo económico hay que tener en cuenta que cada vez hay más turismo en la provincia onubense, y hay muchas actividades culturales que son demandadas por este sector.
En tal sentido una de las carencias de la provincia de Huelva es la ‘retención’ del visitante. En zonas y ciudades próximas -Sevilla, Cádiz- hay más actividad cultural y eso tiene que equilibrarse si lo consideramos en términos comparativos. Aquí los profesionales de la Gestión Cultural tienen un espacio de grandes oportunidades. El potencial de crecimiento es enorme.
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