María Antonia Moreno Flores. En el viernes santo en Ayamonte se puede observar el trayecto y la penitencia de dos respetuosos cortejos procesionales. Acontece algo que la población ayamontina relata a todos los que nos visitan. La noche del Viernes Santo, dos procesiones incorporan una misma escena. Ambas hermandades dan culto público a dos imágenes que representan a un Señor fallecido, dispuestas en hermosas y diferentes urnas.
Hace casi dos décadas expuse en diferentes publicaciones el origen de esta curiosidad que no es otro que el resultado que desencadenaron las medidas liberalizadoras y desamortizadoras en algunas de las más antiguas cofradías ayamontinas, las cuales sufrieron recesos que ocasionaron en muchos casos el traslado de imágenes con la intención de realizar nuevas procesiones públicas desde otras sedes religiosas más céntricas y pujantes. Parece ser que resentido el culto en la antigua hermandad del Santo Entierro y María Santísima en su Soledad con sede en la capilla anexa al desamortizado convento de la Orden de San Francisco, varios de sus titulares fueron trasladados a la Parroquia de Ntra. Sra. de las Angustias con intención de llevar a cabo desde allí, la procesión del Santo Entierro en la tarde del Viernes Santo. Lo que en principio comenzó siendo un préstamo de escasos días, se convirtió en algo permanente. La imagen permanecía en la Parroquia del céntrico barrio de La Ribera a la espera de un nuevo viernes santo, en el que los miembros de una antigua Hermandad Sacramental afrontaban los gastos necesarios para su procesión.
Mientras, el barrio de la Villa requirió en numerosas ocasiones, la devolución de la antiquísima imagen. Incluso, con deseo de recuperarla, muchos de sus vecinos se incorporaron en la reorganizada Hermandad de las antiguas cofradías franciscanas de la Vera Cruz y Santo Entierro, que vio la luz en 1872, en la Parroquia de Ntro. Sr. y Salvador. Sin embargo, esta iniciativa no fue suficiente. Sus feligreses tuvieron que esperar más de dos décadas, hasta el año 1897, para presenciar la devolución de las imágenes del Cristo Yacente y de un Señor Resucitado, que atendiendo a las autoridades, fueron trasladadas de madrugada y depositadas en el edificio que había sido capilla de la antigua Hermandad de la Soledad.
En la Parroquia de Ntra. Sra. de las Angustias, una nueva Hermandad penitencial bajo el título de Santo Entierro, veía la luz en la ciudad de Ayamonte. Finalmente, las autoridades eclesiásticas acordaron reconocer la existencia de dos Hermandades que darían culto en la misma tarde del viernes santo, desde dos templos diferentes y con rigurosos horarios e itinerarios, a una misma escena pasionista. La citada curiosidad de la que les hablaba anteriormente responde a una decisión adoptada en el año 1907. Desde esa fecha, Ayamonte procesiona en la noche de Viernes Santo, dos hermosas escenas de Santo Entierro.