Halladas seis tinajas con unos dos siglos de antigüedad en el subsuelo de Moguer

Las tinajas han sido donadas a la ciudad de Moguer y ya se encuentran instaladas en el Castillo de la localidad.
Las tinajas han sido donadas a la ciudad de Moguer y ya se encuentran instaladas en el Castillo de la localidad.
Momento en el que los operarios sacan las tinajas de la vivienda.
Momento en el que los operarios sacan las tinajas de la vivienda.

Mari Paz Díaz. La riqueza patrimonial e histórica de Moguer se ha vuelto a poner de manifiesto a raíz de la aparición de seis tinajas de grandes dimensiones en el subsuelo de la localidad.

Los recipientes han sido hallados durante la realización de unas obras en una vivienda particular situada en la calle la Fuente, esquina con la calle Betanzos, de la localidad moguereña. Una vez encontradas, no se dudó en rescatarlas dado el interés de estos objetos, testigos de la forma de vida cotidiana de Moguer siglos atrás.


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Según nos explica el director del Archivo Histórico Municipal de Moguer, Diego Ropero, es difícil concretar la fecha exacta de estas tinajas, pero «pueden tener entre 200 y 150 años de antigüedad».

En total, en el subsuelo de la casa había seis tinajas o tinajones, que es el término que define a estos recipientes de mayores dimensiones, con una forma más profunda y panzuda, como sucede en este caso. Sin embargo, de las seis, tan sólo han podido ser rescatadas dos completas y una media. En el momento del hallazgo aparecieron dos rotas y cuatro enteras -dos de ellas gemelas-, pero debido a la antigüedad de las mismas y las condiciones de conservación, cuando se intentaron sacar, una se partió y otra se deshizo, por lo que han quedado dos completas y una mitad.


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Las tinajas han sido donadas a la ciudad de Moguer y ya se encuentran instaladas en el Castillo de la localidad.
Las tinajas han sido donadas a la ciudad de Moguer y ya se encuentran instaladas en el Castillo de la localidad.

Al parecer, los propietarios de la vivienda donde han aparecido las tinajas conocían su existencia, ya que era algo que había sido transmitido por sus familiares de generación en generación. Pero, hasta ahora, no habían tenido la oportunidad de rescatarlas.

Ahora, una vez que han salido a la superficie, los dueños han decidido donar las vasijas a la ciudad de Moguer para que todo el mundo pueda disfrutarlas. Se trata de un gesto que les honra, ya que este tipo de objetos suele ser muy codiciado por coleccionistas que llegan a pagar cantidades importantes por adquirirlas.

Tras la donación, el Ayuntamiento de Moguer tiene que ratificar en el próximo pleno municipal la donación, pero ha decidido que el destino de las tinajas será el Castillo, donde ya se encuentran instaladas en el patio. De esta forma, todas las personas que visitan el Castillo tienen la oportunidad de disfrutar de las mismas, tan sólo a la espera de la ratificación plenaria.

Tal y como apunta Diego Ropero, este descubrimiento no resulta tan extraño debido a que la utilización de estas tinajas era muy frecuente hasta principios del siglo XX aproximadamente. Y, de hecho, existen varias vasijas similares expuestas en Moguer que así lo atestiguan. Sin ir más lejos, a la entrada del municipio por el cementerio puede observarse uno de estos tinajones, al igual que sucede en el Monasterio de Santa Clara junto a la zona de enfermería. Aunque, sin duda, las más conocidas son las tinajas que anuncian el Camino de Moguer en la aldea de El Rocío, que sirven de referencia para las hermandades filiales que peregrinan cada año a la aldea almonteña.

Marca del alfarero en las tinajas.
Marca del alfarero en las tinajas.

«Desconocemos si las tinajas se fabricaron en Moguer, donde existía una importante tradición de alfareros, pero normalmente este tipo de recipientes se hacía en Lucena de Córdoba y en Lebrija«, explica Ropero. Es más, en las dos tinajas que se han conservado al completo puede observarse el escudo de un alfarero llamado Miguel, que ponía este sello como marca de la fábrica. En este sentido, para el director del Archivo Histórico Municipal de Moguer, «todo parece indicar que estos tinajones fueron fabricados en Lucena de Córdoba, puesto que era lo más habitual».

Diego Ropero, director del Archivo Histórico Municipal de Moguer.
Diego Ropero, director del Archivo Histórico Municipal de Moguer.

Un símbolo de la vida cotidiana. Las antiguas tinajas eran recipientes de barro con forma de vasija de perfil ovalado que eran utilizadas tradicionalmente en la cultura mediterránea para almacenar vino, aceite y granos de cereal. Si bien, en este caso, Ropero se decanta por la utilización de estas vasijas para el aceite, ya que era lo más frecuente en Moguer, además de que una vecina de la zona se dedicaba precisamente a la venta de aceite.

Al parecer, la industria tinajera en la cultura mediterránea se remonta a finales de la Edad del Bronce, cuando estas vasijas ya eran usadas para almacenar líquidos o granos. Estas tinajas tenían alrededor de un metro de alto y podían contener de tres a quince arrobas. Así lo hicieron, al menos, hasta finales del siglo XVIII, cuando incrementan su capacidad, pero sin sobrepasar las cien arrobas. Ya a finales del siglo XIX, estos recipientes llegaron hasta las 700 arrobas, es decir, casi 8.000 litros de capacidad debido al crecimiento de la producción vinícola en esta época. 

En definitiva, Diego Ropero concluye que, aunque estas tinajas son muy habituales en Moguer, «debemos agradecer al propietario este gesto que ha tenido con la ciudad de Moguer para que todos podamos disfrutarlas, como ya lo hacemos en el Castillo de Moguer».

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