Redacción. Un gran número de vecinos y visitantes se concentraron en la plaza de España para ser partícipes de la inauguración del encendido del alumbrado navideño de La Palma. La niña de 11 años, Ángela Varela Muñoz, fue la encargada de conducir con maestría el emotivo acto, apostillando que la Navidad es sinónimo de emoción y felicidad.
La misma felicidad que en su interior albergaba el alumno de Cuarto de Primaria del colegio Manuel Siurot, Pedro Pérez, por el privilegio de ser el que, junto al alcalde, accionara el botón que daba luz a la Navidad palmerina. Un privilegio conseguido a base de imaginación, por ser el ganador del concurso de redacción sobre la Navidad que organizó la Biblioteca Municipal. Texto que cuenta la necesidad de salvar la Navidad, y que nadie acierta con dar la receta mágica para su salvación. Hasta que llega un niño y lo logra a través de un ingrediente esencial para su salvación: la ilusión. En esta puesta de largo de la Navidad en La Palma no faltó una función de fuegos artificiales que ayudó a expresar esa ilusión que se siente con los preparativos de la Navidad.
Con este encendido del alumbrado se da paso a toda una programación para todos los públicos que engloba teatro, belenes, mercadillo, cuentacuentos, conciertos, entre otras actividades. Una luz que puede significar muchísimas cosas, como así lo expresó el alcalde de la ciudad, Manuel García Félix, “hemos iluminado nuestra memoria, nuestros recuerdos, es el brillo de los que vuelven y ya no están con nosotros, es la paz y la fraternidad, es la luz que se enciende cada año en nuestros corazones”.
Fraternidad que se puedo compartir y sentir mediante la música, y no hay mejor estilo que la defina que una zambomba jerezana que puso el ambiente preciso a todo lo que va a suceder en estas fechas. De esta manera las palmas acompañaron las gargantas de los jerezanos y del público congregado celebrando así la llegada de las fiestas al más puro estilo andaluz. A partir de ahí, los villancicos comenzaron a surgir uno tras otro, uniendo a los presentes de manera mágica y dotando a la reunión de la característica que la diferencia de cualquier otra fiesta flamenca, y es su carácter participativo.