Cristina Morales Torres. La medicina es una disciplina que aporta a quienes la estudian el poder de sanar y de cuidar al prójimo. Ese privilegio también puede llegar a pesar como una losa cuando las cosas no tienen el final feliz que se espera. La pérdida de un paciente es la peor experiencia que puede vivir alguien que lucha por curar al enfermo. Si además, se suma que ese paciente tiene pocos años, meses o incluso días de vida, la experiencia es mucho más traumática. Eduardo García Soblechero sabe bien qué se siente cuando ocurre esto aunque, en su caso, es mucho más frecuente cuando todo va bien y un niño, finalmente, supera sus dificultades y sigue adelante.
Nació en Segovia hace 41 años y estudió la carrera de medicina en Madrid. Al finalizar el MIR, decidió trasladarse a Huelva a cursar la especialidad de pediatría, ya que le habían hablado muy bien acerca del joven hospital onubense en esta disciplina. Le apasiona su trabajo diario, tratar a los recién nacidos y cuidar a los que presentan algún problema, lo que más le satisface es ver cómo un niño con alguna dificultad, finalmente sigue adelante y está completamente sano. Pasa muchas horas en cuidados intensivos, dónde vive momentos muy duros pero también allí ha sido testigo de verdaderos milagros. El hecho de ser padre de tres pequeños, le humaniza aún más y hace que se identifique con los padres de sus pacientes y que viva, en primera persona, la crudeza de muchas de las situaciones a las que se enfrenta. Sin embargo, el placer de sanar y curar al enfermo, bien valen estos malos tragos.
A pesar de amar su trabajo del día a día, su papel como pediatra, también está muy comprometido con la investigación. Desde abril pertenece a un grupo de pediatras que lideran un proyecto de investigación en la clínica Los Naranjos, promoviendo una plataforma online de telepediatría, que consiste en prestar asistencia por vía telemática, así como revisiones periódicas a través de internet. Una plataforma que puede facilitar mucho el día a día a padres con niños pequeños, ya que pueden realizar consultas sobre sus pequeños sin tener que desplazarse.
Su buen hacer profesional y toda su implicación en el mundo de la medicina, la pediatría y, sobre todo, la neonatología, lo hicieron merecedor de uno de los reconocimientos que se otorgaron en los III Premios al Empleado Público del Año que otorgaron el sindicato CSIF y Huelva Buenas Noticias el pasado 13 de junio. Eduardo García Soblechero fue el galardonado en la sección de sanidad y, para conocer de primera mano su persona y sus proyectos, hablamos con él.
– ¿Por qué decidiste estudiar medicina? ¿Y la especialidad de pediatría?
– Pues mi caso no es como el de la mayoría de médicos, yo no tenía una vocación clara. Me fue surgiendo la idea conforme iba avanzando en mis estudios, ya que me iba dando cuenta de cuáles eran las asignaturas que más me gustaban y mejor se me daban. Me di cuenta de que me apasionaba estudiar todo lo relativo al cuerpo humano y decidí estudiar la carrera. El caso de la especialidad fue parecido, me gustaban mucho las especialidades generales, yo quería saber de todo, por lo que también me llamaban la atención medicina general y medicina interna. Lo curioso es que mi padre siempre tuvo claro que sería pediatra, pero yo lo fui descubriendo poco a poco. Durante la carrera me fue atrayendo y, finalmente, me decanté por pediatría. Es una especialidad preciosa y además muy abarcable.
– ¿Cómo llegaste a Huelva?
– Estudié en la Universidad Autónoma de Madrid y tras el MIR tuve que decidir dónde me iba, también teniendo en cuenta mi nota. Oí hablar muy bien de la especialidad de pediatría en Huelva y de la situación de los residentes allí y como era la que yo quería decidí solicitarla.
– ¿Qué es lo que más te gusta de tu trabajo?
– Sobre todo me dedico a los recién nacidos y lo que más me gusta es ver cómo va creciendo un pequeño que ha tenido problemas, ver cómo sale adelante. Es una de las razones por la que decidí dedicarme a los recién nacidos, aunque creo que me resultaría menos dramático perder a un paciente mayor que a un niño. Además, en el Juan Ramón Jiménez, es una unidad mixta neonatología con cuidados intensivos y es un área muy dura, aunque también muy satisfactoria cuando un pequeño con problemas graves consigue salir adelante.
– ¿Y lo que menos?
– Lo peor sin duda es perder a un paciente, aunque también es muy frustrante no ser capaz de dar con la clave. Las relaciones personales son complejas y en la medicina el trato con el paciente es complicado a veces, sobre todo cuando los padres de los niños no entienden que nosotros también somos humanos.
– ¿Qué haces en tu tiempo libre?
– Me encanta el deporte, el problema es que tengo muy poco tiempo libre. Entre mi trabajo, las guardias y mis niños, no puedo practicar más deporte que salir a correr de vez en cuando, aunque me gustan mucho desde siempre los deportes en equipo.
– ¿Por qué crees que te votaron para estos premios?
– Pues no lo sé, de hecho me sorprendí muchísimo, cuando me enteré de mi nominación, ya que además, estuve 10 años en el Juan Ramón Jiménez, pero luego me fui al hospital Costa de la Luz, en el que he estado tres años y tan solo hace uno que volví al público, por lo que aún me sorprende más que me votaran mis compañeros. Sé que soy trabajador pero hay muchos más médicos que también se lo merecían.
– ¿Cómo recibió el premio?
– Con absoluta sorpresa, para nada me lo esperaba, me pareció una broma al principio. Me alegré mucho porque supone un reconocimiento al trabajo, que eso siempre motiva, pero, sobre todo, mis padres lo recibieron con mucha alegría. Acababa de tener a mi tercer hijo, por lo que siempre bromeo diciendo que este niño vino con un premio debajo del brazo.
– ¿Qué te pareció la gala?
– La gala fue estupenda y me parecen muy necesarios estos premios. Los empleados públicos estamos, a veces, muy mal vistos y realmente sostenemos el sistema, aunque conscientes de que es mejorable. Algunos tienen que ser reconocidos, ahora cada vez que me pongo en manos de un funcionario, de distintos ámbitos, si veo que hace bien su trabajo y me trata bien, pienso que deberían nominarlo para estos premios.
– ¿Ha cambiado tu trabajo en algo?
– No, mi trabajo sigue siendo el mismo, pero si es verdad que este reconocimiento fue una inyección de motivación, se agradece este empujón para ir con alegría a trabajar.
– ¿Le mandarías un mensaje a los onubenses?
Por la parte que me toca, decirles que en pediatría, el equipo del hospital lucha por que la atención en Huelva sea mejor, se hace mucho esfuerzo. Sin embargo somos conscientes de que a veces hay que esperar demasiado.