Rafael Muñoz.
(Publicado en La Provincia el 3 de julio de 1918, página 1,
por Agustín Moreno y Márquez)
Habrán observado mis lectores, que en estos apuntes he procurado presentar a Huelva en sus diferentes aspectos, tal como era, tal como fue en la mitad del siglo pasado, y para ello no he omitido ni los nombres antiguos de sus plazas y calles, usando únicamente de los modernos cuando lo he estimado preciso, como una aclaración para desvanecer cualquiera duda.
Pero ya es hora de que resumamos parte de lo dicho, haciendo constar las variaciones que han tenido desde aquella época muchas de esas calles y la apertura de otras nuevas que se ha verificado dentro del antiguo casco de la población.
En efecto, la manzana de casas comprendida desde el principio de la calle de los Herreros, hoy José Nogales, hasta fin de la Calzada, se ha dividido por una transversal, la de Gravina, que parte desde la Placeta, en dirección al teatro Mora, y cruzando naturalmente las nuevas calles de Sevilla y Gibraleón.
Otra transversal, paralela a la anterior, es la de Zafra, que también cruza la indicada carretera para ir a la estación del ferrocarril de su nombre, y en el lado opuesto, frente a la de Zafra, se ha prolongado la del Peligro, actualmente del Carmen, plaza de Abastos, calles Duque de la Victoria, Valencia y Tendaleras.
La misma calle de la Calzada ha tenido después dos diferentes nombre, Marina y Almirante Hernández Pinzón; la de las Bocas, es ya Ernesto Deligny; la de Ricos, Castelar; la de Monasterio, Vázquez López; la de las Señas se ha llamado también Alcolea y hoy General Azcárraga.
Por ese lado la población ha tenido un gran ensanche, pues aparte de la prolongación de muchas de las calles antiguas, tenemos enteramente las de Murillo, Alfonso XII, San Cristóbal, la Paz o Villamil, Santa María y Niñas y la plaza de este nombre, donde desembocan las tres últimas, más otras dos, Garci-Fernández y Alonso Sánchez, que van directamente a la antigua del Berdigón, hoy José Canalejas.
En la manzana formada entre las calles de Vazquez López, General Azcárraga y Miguel Redondo, se ha abierto otra transversal, la de la Rábida, que se prolonga hasta la carretera Odiel, y ésta, que es muy extensa, está llena de casas desde la de Almirante H. Pinzón hasta la Alameda Sundheim, y tiene dos transversales, una frente a la de Rascón, llamada Sánchez Barcaiztegui, y otra a la de Vazquez López, Alonso Pinzón.
La antigua calle de la Placeta se llama hoy Sagasta; la de Palacios Joaquín Costa, la del Hospital Méndez Núñez; la de Ariza fue Duque de Tetuán y ahora Tetuán solamente; la del Puerto Cánovas; la de la Fuente General Bernal; la de Palos Colón, y son enteramente nuevas las de Fernando el Católico, Díaz Quintero, San Salvador, Padre Marchena y la de Ricardo Velazquez.
La extensa manzana de casas enclavada entre las calles de Tetuán, Cánovas, Monjas, actualmente de Burgos y Mazo y la de Méndez Núñez, se ha dividido por la nueva transversal de Rafael López y en la de San Sebastián dos laterales, Montrocal y la Joya, sin contar la prolongación de San Andrés o pozo de Regaza.
Además hay otros barrios, ya fuera del casco de población, como el de San Cristóbal, Matadero y Huerta de Mena, poblado de calles y casas con muchos vecinos, que juntos con la multitud de las del campo, hacen que actualmente sea Huelva una ciudad de más de treinta y cinco mil habitantes, llena de vida y por todos conceptos de suma importancia.
Más como este artículo se va haciendo demasiado extenso y nada hemos dicho todavía de sus jardines, procuraremos condensar para poner término a estos trabajos en el número próximo.