Ayamonte acoge un nuevo encuentro de Voces del Extremo

Poetas de Voces del Extremo en la Casa Grande de Ayamonte.
Poetas de Voces del Extremo en la Casa  Grande de Ayamonte.
Poetas de Voces del Extremo en la Casa Grande de Ayamonte.

Redacción. Llegó final de julio a nuestras vidas y como viene siendo costumbre en los últimos años, nos visita la caravana poética de Voces del Extremo, una legión de buenos y grandes poéticos encuadrados en un estilo de hacer y decir distinto. En esta ocasión han sido poetas de la península ibérica y de la baja América. Hombres y mujeres que denuncian, a través de sus versos, una sociedad que se hace cada vez más injusta, mas insolidaria y más sometida a los dictados de la economía mas agresiva.

Y si todos estos días han estado recorriendo calles y plazas, salas y salones, aulas y escenarios de Moguer, este fin de semana tocaba visitar Ayamonte y aunque fuera de manera testimonial, lo volvieron a hacer pero a lo grande, en la Fiesta de Crecida, esa fiesta que se organiza en el Campo de Canela, en la casa del poeta de Canela, en la universidad de las letras sembradas en la madrugada y recogidas cuando el calor descansa. Una cita con las voces más claras de la inconformidad, con los versos más regalados y con las amistades más duraderas.



Antonio Orihuela presentó un   poemario dedicado a Eladio Orta.
Antonio Orihuela presentó un poemario dedicado a Eladio Orta.

En principio el encuentro estuvo asentado en el auditorio de la Casa Grande de Ayamonte. Allí, de manera consecutiva se fueron presentados poemarios de todas las formas y todos los contenidos. Abrió el camino el luso Pedro Jubilot, el local José León Acosta venido desde Lisboa, presentó su “Folios de Agua” en la colección “los cuadernos de la barranca” sacado de las arenas de Punta del Moral. Domínguez Borrallo se recreó con su Penelope y Eladio Méndez habló con la sensación de cada día. Carmen Herrera y su nueva “Frontera”, un poema a caballo entre este lado y el otro del Guadiana. Mientras que Fernando Cabrita se dejó oír con su “ Oda a una Europa muerta. Jorge Riechman como si fuera una clase magistral, desnudó a Luis Viñals y su obra, con la sencillez y la claridad de nuestros amaneceres. Finalmente, Joaquín Gómez llegado desde su Extremadura del alma, proyectó su poesía visual “Cosas de la caja tonta”, que definió a través de sus mensajes cientos de cuestiones capaces de someterse a debate en cada tertulia.

Y llegada la noche y antes de que amaneciera, todos ellos, más los llegados de Moguer, más los fieles a las citas poéticas, más los amantes del inconformismo, y los fieles a las canciones denuncia de los poemas más atrevidos, más muchos más, capaces de mimetizarse con un campo que lo da todo a cambio de nada, se reunieron en torno a la casa de Eladio, el poeta campero según unos, o del Campo de Canela, como le llaman otros. Una fiesta que se hace con el humo de la candela, con la carne sobre el fuego bajo la mirada de Antonio, con la música de los expertos, con las papas aliñas de Charo y con la sangría de Paqui. Una fiesta donde se presentó el número 33 de “Línea Inclinada” de la Editorial independiente Crecida y que este año se corresponde con “ Tócame” del poeta valenciano, David Trashumante.


Puerto de Huelva

Actuación de un grupo de música celta.
Actuación de un grupo de música celta.

Y como sorpresa de la noche, “El poeta que detestaba los cumpleaños”, un poemario editado en los cuadernos de la Barranca, y que ha sido capaz de aglutinar a 30 autores de un lado y otro de la frontera. 30 autores que con sus poemas han felicitado a Eladio en su 60 aniversario y lo han hecho como mejor saben, dedicándole unos versos más auténticos que los frutos del propio campo canelero.

Juanjo Barral, Fernando Cabrita, Carmen Camacho, Enrique Falcón, Inma Luna, Eladio Méndez, Manuel Moya, Antonio Orihuela, Jorge Riechmann o Felipe Zapico entre otros, han dado forma a una exquisitez poética de 70 ejemplares numerados, que inmortalizan la Fiesta y a su anfitrión, el bueno y grande del Campo de Canela, Eladio Orta.

Y entre poemas y risas, sangría y tomate aliñao se dejaron correr las horas, hasta que el amanecer llamó a la puerta por entre las retamas verdes y los ladridos de los perros. Eladio, despidió a todos con su sonrisa limpia y sus pelos de color sabio al viento, con escuetas palabras e inmensos sentimientos. Por todo eso, gracias a todos, que sepáis que ya quedaron sembrados los versos, y en la próxima estación, iremos a recogerlos de nuevo.

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