Laura Cárdenas. Teníamos todo de cara. Una preciosa noche de julio, un escenario cuidado con mimo, una brutal puesta en escena y una banda que, como la Magdalena, es tan cinco estrellas que en propias palabras del artista se han ganado con mérito y honores ser más amigos que músicos y más familia que amigos. Es por ello el protagonismo que, Joaquín, les brinda actuación tras actuación. Y es que, a día de hoy, Joaquín Sabina no se concibe sin: Pancho Varona, Antonio García de Diego, José Miguel Sagaste, Laura Gómez Palma, Jaime Usúa, Pedro Barceló y permítanme que me tome la licencia de tener predilección por ella, por la corista, la de Huelva: Mara Barros.
Pero no todo fue fácil anoche.
Joaquín no salió al cien por cien y así nos lo hizo saber. Un golpe de calor y la humedad del ambiente le hicieron plantearse el poder subir al escenario.
Créanme, de no haberlo dicho, no lo habríamos notado.
No vamos a hablar de que llenan allá por dónde pasan, ni de que han llegado a Huelva con un doble disco de platino bajo el brazo liderando las listas de ventas y haciendo, una vez más, historia dentro de la música. De hacerlo, estaríamos entrando en algo que nada tiene que ver con lo que pudimos vivir.
Lo de las ventas es trabajo. Lo de anoche, sin duda, fue absoluta pasión.
Quizás si que eché en falta a un público más entregado a la causa y a título personal, considero que las sillas que llenaban la pista no facilitaron la tarea.
Pero siendo sinceros, eso no enturbia un gran directo, ni el espectáculo que comenzaba con la versión instrumental de Y nos dieron las diez…
Algo intangible nos hacía presagiar lo mejor, la banda llega el escenario, ocupan sus lugares y a continuación, sale el Jefe bombín en mano agradeciendo a Huelva la asistencia y el saberle perdonar la ausencia tras siete años sin pisar ese mismo escenario.
No tardó mucho en reconocer sus orígenes onubenses por parte de madre y el como ver los carteles desde la carretera le hacían revivir su niñez con absoluta añoranza.
Dos horas de concierto con dos partes bien definidas.
La primera más actual en la que sonaron canciones de su último disco como pueden ser: Lo Niego Todo, Postdata o Qué estoy haciendo aquí.
La segunda más emotiva y tradicional al recordar canciones de siempre, a la eterna Chavela e incluso, al inmenso Gabriel García Márquez, dónde en todo un alarde de generosidad por su parte y justo antes de comenzar el segundo bloque, cuenta como Gabo, en sus últimos días, allá por México, le dijo aquello de “Hace mucho que no me hago caso” para cederle el centro del escenario a la de Huelva, Mara Barros, y ponerle la mejor voz a “Hace tiempo que no” tema que le cedió para su disco, “Por Motivos Personales”.
Pero no sólo luce aquí la voz de la de la tierra. Es en el preludio de …Y sin embargo, dónde deja su mejor versión para regocijo de todo aquel que la escucha.
Fue con Ruido, ya rozando las dos horas de espectáculo, cuando todo el público, al fin, se puso en pie sin que los chicos de Riff Producciones, encargados de la organización del espectáculo, pudieran hacer nada por remediarlo.
Aunque Joaquín lo niegue todo y los años y la actividad le pasen factura, cuenta con un privilegio que no todos poseen y es que, no todo el mundo tiene la suerte de decir que su arte renace cada noche de concierto y que lo hace rodeado de la familia.