Ramón Llanes. Alguien se mece en la guita de lo imposible, aún; otro asumió la idea de la playa en un fin de semana caluroso, el conductor derrapó en una curva tonta, el pueblo celebraba el pregón que daría paso a sus fiestas de romería, la gata parió detrás del cobertizo cuatro preciosos gatos blancos, en la tele comentan la programación de otra guerra, dos novios se besan en el portal, un cernícalo anda metido en menesteres de nidos, la tarde del sábado invita al paseo, el paraíso tiende a ser cada vez más un sueño para los presos.
Si te asomas al pozo y gritas un nombre de mujer, te lo devuelve; no es el pozo, es solo el eco; el dolor es la reliquia de los débiles, ha subido el precio de la gasolina, dos vecinas se insultaron por un perro, hay dos enamorados más en este mundo de insatisfechos (Ana y Pedro que se han conocido en el autobús), el sol no cambia de postura y calienta, alguien se aferra a su cultura de internauta y no suelta prenda, se fue el automático de la lavadora y son doscientos más en los gastos de este mes, los partidos políticos siempre están preparando su ajuar para las bodas electorales, al equipo que perdió le faltan buenos defensas, la crisis del chocolate tiene preocupados a los niños, un pedal pertenece a una bicicleta, las mujeres han dejado de vestirse con pieles porque no hace frío, el voto que ahora se lleva se escribe con b, los mosquitos han jurado no venir al estío, las curanderas solo cobran la voluntad, está de moda perder peso, los niños guardan todavía un arsenal de caramelos de los Reyes Magos.
Le habían dicho que molestaba el tubo de escape de la moto y disfrutaba, comió tanto que maldijo al cocinero, los toros huyen por fin de los capotes, todas las gentes van vestidas de verde, se acabaron las bolsas de hielo, los árboles empiezan a dar sombra, la noche ha perdido el miedo, los vecinos de abajo roncan, se ha jubilado el cartero que traía las cartas mejores, mayo no tiene estación término, alguien mastica un pictolín, los odios eternos se han mirado por vez primera, nadie soporta tanto calor pero se quejaban del frío.
Ya no venden noticias buenas en los telediarios de la noche, la prisa aprieta pero no ahoga, ¡qué horror el crimen de los pastores!, la luna avisa que pronto será llena, el pudor interviene en los soldados nunca en el armamento, !qué pasión la tuya haciéndome el amor¡, congreso de químicos en la margen derecha de la contaminada ría.
Un cometa errante cae a la tierra por casualidad, las metáforas no se borran, con lápices de colores se pintan fotos de blanco y negro, al ligón no le salió bien el plan de anoche, ¿hace falta que vuelvan a bajar los intereses?, ha tocado la primitiva en el barrio, ensayan los músicos en el templete, la magia de las flores.
Existen burros, tormentos, asesinatos, amores, felicidades y olvidos en la cuna que alienta el nacimiento, en algunas ciudades de costa anidan los flamencos en tranquilidad, la vida se hace cada vez más organizada, los terremotos son menos frecuentes, no sería malo superar el miedo escénico a partir de ahora mismo, la represión se agudiza por su ausencia, los niños han dejado el patio, la hora de la clase también caduca, los tiempos no producen acidez , un profesor de pelo rizado, el tercer culpable sigue en libertad, solo me quedaba este folio
3 comentarios en «Retahílas»
Magnifico articulo,modelo de buen decir y sensibilidad poetica.
Es extraordinario convertir la dura realidad del diario vivir y convivir en poética belleza. Sólo me atrevo, amigo Ramón, seguramente movido por mi deformadora ansia participativa, procedente de experiencias y prácticas políticas, a enmendarte que «las mujeres han dejado de vestirse con pieles, pero no porque no hace frío, sino, más bien, porque hace demasiado frío. Sigue endulzando con la belleza de la palabra el amargor que nos circunda. Un abrazo, amigo y compañero Ramón.
Hola maestro. Gracias por compartir con todos tus estupendas retahílas.
Me quedo con la frase: «se ha jubilado el cartero que traía las mejores cartas».
Yo creo que el trasfondo de esta frase trasciende mucho más allá de lo que realmente aparenta. Un saludo, Juanjo Luna.