Redacción. La influencia de la educación, la religión y el género en la lucha contra el cambio climático han centrado las sesiones de la mañana de la segunda jornada del Congreso Internacional sobre Cambio Climático SOCC 2017, que se está celebrando en Huelva y en el que, de nuevo hoy, ha tenido una gran relevancia la presencia de expertos procedentes de diferentes países de América Latina.
La jornada comenzó con una nueva sesión plenaria, en la que el jefe de la Unidad de Recursos Naturales y Energía (CEPAL) de Chile, Manlio Coviello, abordó los desafíos y la oportunidades de las energías sostenibles y la lucha contra el cambio climático en América Latina.
En este sentido, Coviello quiso dejar claro que un “un futuro inteligente y no contaminante es menos costoso que otro”, haciendo especial hincapié en que la oportunidad radica en saber conjugar las energías hidroeléctricas presentes en Latinoamérica con otras formas de energías renovables.
Coviello aseguró que el “gran trabajo” que tiene que hacer Latinoamérica es empezar a ser “proactiva” en la lucha contra el cambio climático “y dejar de esperar a que, por ejemplo, Estados unidos y China se pongan de acuerdo”.
Por otro lado, el papel de la educación y de las religiones en el cambio climático generó un interesante debate entre los ponentes de esta sesión temática, en que intervinieron la fundadora de Green Creation y consultora de MADE (Reino Unido), Rianne Ten Veen; la doctora experta en Regulación Energética de la Universidad Loyola Andalucía, Pilar Navarro; y el meteorólogo y experto en cambio climático Luis Balairón.
Balairón defendió que el planeta “no está en riesgo, si no que lo están los sistemas humanos, con lo que la incertidumbre es máxima”. A su juicio, las responsables del cambio climático adicional “serán los países emergentes, ya que se trata de un problema políticamente incorrecto, pero que los científicos tienen claro”, a lo que añadió que en el mundo “son necesarios enfoques éticos convergentes, incluidos los de las religiones”.
Rianne Ten Veen, por su parte, consideró que la religión “no debe ser un problema, si no que debe aportar soluciones”, ya que, según indicó, “el 84% de los seres humanos se identifica con una religión”. Por ello, destacó que “todos podemos hacer algo para ofrecer soluciones al cambio climático y, en ellas, son muy importantes el papel de las religiones y el de la educación”.
Pilar Navarro expuso la posición de la Compañía de Jesús y de la Iglesia Católica frente al cambio climático, especificando que la gran novedad de la Encíclica del Papa Laudato “sí se dirige a todas las personas del mundo, no sólo a los católicos, porque tenemos que luchar todos juntos”, tras lo que recomendó “decisión, audacia y altura de miras frente al Cambio Climático”.
La profesora de Sociología de la Universidad de Regina (Canadá), Amber Fletcher, y la comunicadora de Climate Tracker de Filipinas, Ayeen Karunungan, abordaron la lucha contra el cambio climático desde la perspectiva de género.
En este sentido, Fletcher alertó de que “cada vez va a haber más desastres, por lo que tenemos que estudiar cómo afectará a las mujeres”, y advirtió de que el cambio climático “refuerza negativamente los roles de género”.
Por su parte, Karunungan afirmó que “a las mujeres afectadas por el cambio climático no les gusta que se les trate como vulnerables, sino como personas que sufren impactos, igual que los hombres”, e hizo hincapié en que “no se puede combatir el cambio climático sin la mitad de la población mundial”.
Las consecuencias del cambio climático en las áreas protegidas ha centrado el debate en otra de las sesiones plenarias, en la que intervinieron el director del Espacio Natural de Sierra Nevada, Francisco Javier Sánchez; el ex canciller de Ecuador y es embajador de España, Francisco Carrión; la conservadora del Espacio Natural de Doñana, Isabel Redondo; y el profesor de Biología de la Universidad de Almería, Javier Cabello.
De esta forma, Sánchez alertó de que actualmente existen señales del cambio climático en Sierra Nevada, por lo que este espacio “tiene que pasar de ser un observatorio a ser un laboratorio”, ya que lo que “ocurra aquí se puede traspasar a cualquier parte del mundo”.
Por su parte, Carrión destacó el proyecto Yasuní-ITT, con el que “Ecuador quería cambiar el mundo gracias a una iniciativa única”, y recordó que mientras otros países entraban en guerra por el petróleo, Ecuador “cerraba pozos para no explotarlos”. En la misma línea, Isabel Redondo puso sobre la mesa el valor de Doñana como espacio “para el seguimiento y evaluación de los cambios globales.
La ciudad como solución. El congreso abordó también en otra mesa redonda ‘La ciudad: del problema a la solución’, en la que participaron Fernando Carrión, Eduardo Verano de la Rosa, gobernador del Departamento del Atlántico (Colombia); Juan Ávila, secretario general de la Federación Española de Municipios y Provincias; y Adolfo Vigil, arquitecto y profesor de urbanismo de la Universidad Politécnica de Valencia.
En ella, Eduardo Verano de la Rosa subrayó que los temas climáticos “hay que abordarlos desde la comunidad y su afectación, no sólo desde el sector productivo”, al tiempo que defendió que, “si el planeta cambió, también debe hacerlo nuestra forma de gobernar”.
Juan Ávila, por su parte, consideró que “sólo tienen futuro las iniciativas con consenso de la población”, añadiendo que “es necesaria una mayor presencia de los poderes locales en los foros globales”.
Para Fernando Carrión, el cambio climático “exige cambios; si el cambio climático es una construcción social es reversible, pero hay que cambiar la ecuación de ‘cambiar el cambio climático”. Por último, Adolfo Vigil promulgó que “el individuo bien estructurado puede acometer grandes cambios en las ciudades.
Energía y emisiones difusas. El sector energía, las emisiones difusas y la transición energética fue abordado en otra sesión paralela de la mañana, con la presencia de Ana Raquel Díaz, de la Unidad de Energía y Transporte del Centro Común de Investigación (JRC) de Sevilla; Raquel García Monzón, de WWF España; y Begoña María-Tomé Gil, de ISTAS-CCOO.
En este sentido, Ana Raquel Díaz mostró su pesimismo por cómo se están haciendo las cosas en España, lo que está provocando “un retroceso en energías renovables” y que “nos estemos quedando cortos en eficiencia energética”.
Más esperanzada se mostró Raquel García, quien aseguró que España en 2050 puede llegar a un 100% de energías renovables, “ya que somos uno de los países más vulnerables al cambio climático y eso nos tiene que llevar a actuar”.
Por su parte, Begoña Tomé insistió en el modelo de transición energética justa, porque “si se cierran las nucleares, las térmicas y las plantas de carbón, sus trabajadores no serán aliados en la lucha contra el cambio climático”.
La última de las mesas redondas de la mañana se centró en ‘Adaptación y nuevas infraestructuras’, en la que participaron Julie Godefroy, consultora senior en sostenibilidad radicada en Londres; Arancha Muñoz-Criado, project leader Green Infrastructure Estados Unidos del Environmental Systems Research Institute (ESRI).; y Juan Miguel González-Aranda, subdirector general de Relaciones Internacionales del Ministerio de Economía, Industria y Competitividad.
En ella, Julie Godefroy advirtió de que “los mercados van hacia los lugares verdes y saludables”, apuntando que, por ejemplo, en Reino Unido hay un proyecto pionero para implementar energía limpia en 300 edificios antiguos, como castillos, granjas, casas del campo”.
Arancha Muñoz-Criado, por su parte, destacó que “tenemos la base legal para la creación de infraestructuras verdes, que no hablan de parques aislados, por ejemplo, ya que la clave es la conexión de los espacios lo que aumentará las multifunciones de los mismos. Estos parques pueden ayudar, por ejemplo, en los drenajes de la ciudad, la biodiversidad (si está aislada acaba muriéndose al no poder adaptarse)”.
A su juicio, las infraestructuras verdes “se basan en la multifuncionalidad. Podemos crecer, pero debemos hacerlo bien, preservando los espacios y manteniendo la calidad del aire, del paisaje. Todo esto nos traerá beneficios económicos, industriales y sociales. Es la primera capa esencial del territorio. Los conectores cada uno necesita el suyo, no se podría generalizar”, puntualizó.
Juan Miguel González-Aranda expuso el proyecto ‘Life Watch’, que consiste en la creación de una big data con datos relacionados con la biodiversidad para que puedan ser usado por científicos, gestores de medio ambiente, empresas y ciudadanos; cuya base es la cooperación internacional.
Para González-Aranda, actualmente, existen muchos datos, pero falta que se sinteticen, por lo que estas nuevas ‘e-infraestructuras’, “nos darán datos en tiempo real y también datos históricos, con los que poder plantear proyectos que mitifiquen la problemática de la biodiversidad”. La sede central estará en Andalucía, que estará conectada a través de esta e-infraestructura con los países participantes.
Red de Comunicadores sobre el Cambio Climático. En la jornada de la mañana de hoy también se produjo la puesta de largo de la Red de Comunicadores sobre el Cambio Climático, que echó a andar hace unos tres meses y que ya cuenta con unos 100 asociados, de los que un 70% son periodistas, mientras que el resto son comunicadores de diferentes disciplinas.
El presidente de la Red, Ricardo Gamaza, explicó que el objetivo de esta nueva entidad es ofrecer una mejor información, así como desarrollar proyectos de divulgación para acercar a la población la problemática del cambio climático e implicarle en que forme parte de la solución.
Otro de los miembros de la junta directiva de la Red el colombiano Henry Garay expuso la trascendencia del cambio climático en América Latina, recordando que, hace unos días, ha llegado a desaparecer un barrio en el que vivían 300 personas por las condiciones climatológicas extremas.
Garay, que es consultor en temas ambientales desde hace 30 años, trabaja para el Grupo Blue Radio para “tratar de informar a la gente para que entienda mejor los problemas que nos atañen, como el cambio climático”.