Benito de la Morena. Paseaba meditando, como sumido en un sueño, alterado por las ultimas noticias que profanaban mi espíritu, pues el niño de mi “vecina” es ya algo más que “presunto”.
El cómo ese joven inocente, de buena familia, pudiera haber cometido tan mala acción, sólo tenía explicación, en mi mente atormentada, por sus malas compañías, en los pérfidos ejemplos de sus mayores cercanos y el boato en que desembocó su vida fácil a partir del momento en que el amor segó las ilusiones de ser un chico normal y se convirtió en un “alimentado” que debía mostrar una valía, acorde con su estatus.
Craso error querido joven, craso error amable y educado compañero televisivo; y me has roto el corazón, ya que siempre pensé que podías ser el yerno ideal de tantas y tantas jóvenes que también merecían tu sonrisa, pero el amor, ay el amor, te llevó alto, muy alto, casi tan alto como tú eras cuando emocionabas al pueblo con tu cuerpo, estilo y fortaleza, pues supongo ahora ya te cuesta mantenerte erguido por el peso de esa triste medalla que te has dejado colgar por sumisión autocomplaciente.
Querido joven, mi admirado joven de antaño, quiero pensar que, si eres ese ser honrado que yo hubiera deseado, ahora lo estarás pasando mal y ello no me alegra, pues tú no eres el motivo de mi atormentado pensamiento matutino. La causa de mi pesar es que los que te dieron mal ejemplo siguen su ritmo habitual de enfermizo escarnio, que sólo será frenado por el inapelable reloj del tiempo que marca la vida, pues la “justicia”, ay la “justicia”, a la que se representa con una venda en los ojos, ya ha dictado honorablemente su “fallo”.
No es consuelo lo que te ofrezco pues seguro que ya lo estas recibiendo en tu dorado refugio; tampoco te entrego mi aprecio personal porque has ingresado en la nómina de los corruptos “censados”; te entrego mi mano, mi humilde corazón por si quieres llorar y desahogarte fuera de ese círculo insano que solo teme que hables y puedas elevar la lista de presuntos, destapando esa trama que se extiende promoviendo frustraciones en los perjudicados y que alimenta odios y ensañamientos colaterales que sirven para otros menesteres menos mundanos.
Recuerda, querido “presunto”, que por encima de todos hay un tipo de reino, donde se dice que entran también los condenados, pero desearía suponer que uno debe dejar antes su conciencia limpia, aquí en la Tierra.
1 comentario en «LOS OTROS “dioses”»
¡Cáspita …! (Cada cual que lea esta exclamación como le de la gana y la sustituya por otra al uso)
Mi admirado (Y sin embargo amigo Benito), esta vez me deja un poco perplejo. Intuyo por donde van los tiros en esta especie de sugerencia, metáfora o parábola encubierta, pero no me atrevo a concretar la «acción», aunque sí la intención, que comparto.
Lo individual, es a veces un mal generalizable a la sociedad. A esta sociedad que es permisiva con los abusos individuales (por si acaso a mi me toca «catar» alguna vez), pero después lapida a quien alabó y permitió antes.
Querido amigo, siempre encuentro en tus palabras la amarga esperanza que compartimos.