Redacción. El día 23 de julio se celebra el V Festival flamenco «Alberto Vélez» en El Cerro de Andévalo, una cita que este año contará con el espectáculo Cañadú, el cual refleja la tensión entre los palos del flamenco más puro y la mayoría de las influencias de vanguardia de hoy.
En el espectáculo participan el guitarrista Pedro Sierra, Juana «La Tobala», la bailaora Luisa Palicio, y el cantaor Manuel Romero.
La sevillana Juana Riba Salazar, La Tobala, empezó a cantar siendo una niña. Muy pronto se dedicó a trabajar para artistas como Manuela Carrasco, Joaquín Cortés o La Chana, entre otros. Destacó entonces como cantaora para el baile, lo que la llevó al atrás de Farruco y de Mario Maya. Su cante ha estado presente en importantes escenarios de todo el mundo y en ciudades como Nueva York, Yakarta, Tokio, Kuopio, México DF, Bogotá o Sidney. Asimismo, ha participado en festivales de flamenco entre los que se encuentran la Bienal de Flamenco de Sevilla, el Festival de Jerez, el Festival de Córdoba y Festivales de Andalucía. Participó en el encuentro de flamenco y fado en el Teatro Real de Madrid, siendo la primera cantaora que pisaba el teatro. De largo registro, dominadora del compás, cuenta con un estilo propio que le confiere un sello muy personal.
Pedro Sierra (Barcelona, 1966), después de sobresalir como guitarrista de acompañamiento en Cataluña, a mediados de los 80 se trasladó a Sevilla, donde se convirtió en guitarrista de figuras del cante como Carmen Linares, María Vargas, Potito, La Tobala o La Susi. No obstante, ha sido en el acompañamiento al baile donde Pedro Sierra donde ha destacado de forma singular, pues ha compuesto la música para los montajes de bailaores como Farruco, Mario Maya, Manuel Soler, Israel Galván, Javier Barón, Cristina Hoyos y Manuela Carrasco, entre otros. Es autor de los discos ‘Decisión’ (2001) y ‘Nikelao’ (2005), así como productor de la discografía de diversos cantaores. Desde 2007, es profesor de la asignatura de Acompañamiento al Baile en la Escuela de Arte Flamenco de la Fundación Cristina Heeren.
Este año el festival se realiza en un marco incomparable, la fachada del club juvenil, un edificio de principios del siglo XX, que va a respirar flamenco por los cuatro costaos.