Ana Rodríguez. Si están acostumbrados a leer la prensa local, el nombre de Alberto Domínguez seguro que les suena. Es uno de los fotoperiodistas más destacados de la provincia de Huelva, un profesional que lleva 14 años dedicado a informar a través de sus imágenes de los acontecimientos que acaecen en tierras onubenses. Sin embargo, estos días él se ha convertido en la noticia al ser protagonista de un evento cultural en la capital. Y es que Domínguez inauguró hace sólo una semana su primera exposición individual en el espacio de restauración Almenta, sito en la calle Marina de Huelva. Una muestra titulada ‘Tintes de luz’ en la que exhibe imágenes tomadas al margen de su ejercicio profesional, en las que da a conocer paisajes onubenses poniendo el índice en la iluminación del instante capturado.
El poner en marcha esta iniciativa fue algo completamente improvisado según cuenta Alberto: “había pensado montar una exposición, pero no solo. Siempre había hablado con Josué Correa y Juanmi Canterla de hacer una juntos, dedicada al fotoperiodismo, pero luego te metes en la dinámica de trabajo y te olvidas. Entonces, una noche salí a cenar con mi mujer, Elena, y fuimos al Almenta. Hablando le dije que las paredes del local estaban muy vacías y que pegarían fotos en tamaño grande. Empezó a decirme que con las fotos que yo tenía guardadas, por qué no se lo comentaba al dueño. Al final hablé con él, le enseñé las imágenes y José Luis estuvo encantado porque su idea era también hacer del restaurante un espacio cultural”.
Aunque Domínguez califica esta incursión en el mundo del arte como “una pequeña muestra”, por su belleza y tamaño las imágenes no tienen nada de pequeñas (van de los 40x50cm al 1x2m). El fotoperiodista ha utilizado un soporte lienzo para realzar la decena de instantáneas que ha colgado de las paredes del bar, proporcionándoles un carácter más pictórico.
Se trata de paisajes, lugares muy reconocibles de la provincia, como el Muelle de Río Tinto o la Ría, pero fotografiados en un instante concreto en el que predomina la luz del momento. “Lo que hace mágicas estas escenas es su luz. Huelva y su luz especial, porque es verdad lo que escuchamos. Hay momentos del día en los que hay luces especiales y a eso va dedicada la exposición, a ese tipo de luces de Huelva que hace que el entorno sea mágico. Además, la mayor belleza de Huelva no está en la ciudad en sí, sino en sus pequeños rincones, como los caminos al Rocío, la ría, la playa de Punta Umbría… y si a esos rincones bonitos le añades una luz de un atardecer, amanecer o incluso anochecer, eso realza su belleza y los hace más increíbles”, explica el autor de la muestra.
Esta decena de fotos forman parte de un ingente archivo personal que Alberto ha ido creando con el paso de los años. Son imágenes tomadas en sus ratos libres, o incluso trabajando, instantes, escena que han llamado su atención y que su buen ojo ha querido inmortalizar, aunque solo fueran para su disfrute personal o para decorar el salón de su casa. Ahora algunas de esas obras ven la luz, pero hay millones guardadas en su ordenador que darían para hacer cientos de exposiciones.
Y es que 14 años con la cámara a cuestas dan para mucho… Sin embargo, lo suyo no fue una vocación innata. De pequeño lo que le gustaba en realidad era dibujar y pintar, por eso, y animado también por un amigo, acabó entrando en la Escuela de Arte León Ortega cuando acabó el instituto. Fue allí donde nació su pasión por la fotografía –asignatura que al principio cogió de optativa-, siendo lo que más le gustaba los ratitos que echaba en el laboratorio de revelado, pues por entonces todo era analógico.
Al final se sacó el Ciclo Formativo de Grado Superior en Fotografía y entró a hacer prácticas aquel verano en el diario Huelva Información, donde las circunstancias del destino hicieron que se quedara trabajando hasta el día de hoy. En sus primeros tiempos como fotoperiodista, Alberto compaginó el periódico con los estudios, realizando un Ciclo de Grado Superior de Técnico de Imagen y Sonido que estudió en La Rábida.
Pero Domínguez acabó centrándose en la fotografía, descubriendo poco a poco una profesión, la de fotoperiodista, con la que se sentía muy cómodo. De aquellos primeros tiempos recuerda los carretes y la sala de revelado y de cómo la entrada de las cámaras digitales acabó cambiando la manera de trabajar. También, y cada año lo ve en los becarios a los que enseña, le vienen a la memoria sus primeras ruedas de prensa “en las que hacías mil fotos porque no sabías qué necesitaba el redactor. Ahora en dos minutos estás listo porque llevas interiorizado lo que quiere el periodista y lo que quieres tú. Tenemos el ojo y la mente entrenados, acostumbrados, después de tantos años y tantas fotos. La experiencia hace que vayas a algo en concreto”.
En este sentido, el onubense pone de relieve las diferencias entre un aficionado y un profesional de la fotografía: “el primero sabe mirar y el segundo sabe ver. si ves algo bonito y lo captas, la foto sale bonita, pero el profesional ve más allá, algo que el aficionado no ve, por eso sabe mirar. Ve algo bonito y enseguida le busca el encuentre, la composición, la iluminación, etc. y quitas de la foto lo que sobra visualmente, porque siempre hay cosas que sobran, incluso en las imágenes más hermosas”.
Asimismo, a pesar de reconocer que se trata de una profesión muy dura y sacrificada, a la que hay que dedicar muchas horas, Alberto admite que también da muchas satisfacciones: “mi trabajo me ha permitido hacer y vivir cosas que en otros empleos no hubiese tenido esa oportunidad. Conoces a muchísimas personas, sitios muy bonitos, porque recorres la provincia, que la conocemos de palmo a palmo y puedes descubrir lugares mágicos. Te da mucha cultura y conocimiento, tanto en el aprendizaje como en tu forma de ver las cosas. Así que si pones en una balanza lo que la profesión te da y lo que te quita, es cierto que da más, pero lo que te quita es duro”.
Recordando algunos de esos momentos que han marcado su trayectoria profesional, Domínguez relata cómo logró captar el instante en el que el etarra Antonio Troitiño salía de la prisión de Huelva. “Mi compañera Rosa Font se enteró de que lo dejaban suelto y me llamó para que fuera a hacer la foto. Llevaba 25 años en prisión, así que no tenía una imagen reciente de él para identificarlo si me lo cruzaba”, relata Alberto. Finalmente un hombre que salía del centro le dio razón de cómo iba vestido el etarra y le avisó de que estaba llamando a un taxi. “Entré en los baños del control de acceso y me lo encontré allí. Salí antes que él, me metí dentro del coche con el parasol puesto para que no me vieran y desde allí le hice la foto. Fue un bombazo a nivel nacional e internacional, salió en todos los telediarios con mi firma. Ha sido la foto que he hecho que más mundo ha recorrido”, añade el onubense.
Pero captar momentos tan relevantes como éste para enseñárselos al mundo hace también que Alberto valore mucho más ésos en los que no está mirando a través del objetivo. “A veces me pierdo cosas bonitas de la vida porque estoy fotografiándola. Entonces me entran ganas de bajar la cámara y contemplarlas, de vivir el momento”, reconoce el profesional.
En este sentido, Domínguez lanza un claro mensaje a la sociedad y es que no se pierda instantes únicos por estar pendientes de un móvil, esa tecnología que tiene la capacidad de hacer que nos olvidemos de todo lo que nos rodea. “Por ejemplo, el salto de la reja es uno de esos momentos que son para vivirlos y si estás pendiente de grabarlo, al final no lo ves. Creo que la gente con las nuevas tecnologías anda perdida, vamos como máquinas y muchas veces no es necesario”, apunta el fotoperiodista.
Finalmente, Alberto, que con anterioridad había participado en las muestras colectivas que organiza la Asociación de la Prensa de Huelva con motivo de la presentación de su Anuario Gráfico, recuerda al público que la muestra ‘Tintes de luz’ podrá visitarse durante todo el verano y que cabe la posibilidad también de adquirir sus increíbles obras, que no son más que la punta del iceberg de su archivo particular. Por ello, esperemos que sea la primera de muchas exposiciones individuales en las que este gran fotoperiodista comparta su particular visión con el público.