Mari Paz Díaz. Desde muy pequeño, Manuel López Pacheco se acostumbró a viajar por toda la geografía española debido al trabajo que desempeñaba su padre. Una experiencia que le ha marcado para toda la vida, puesto que se ha convertido en un viajero empedernido, siempre con el afán de conocer otras personas y culturas.
En cuanto a su trayectoria profesional, estudió la antigua FP I y II, por la Rama de Electricidad y Electrónica, pasando a cursar luego dos años de Ingeniería para terminar Arquitectura Técnica. Su primer empleo le llegó hace quince años en Huelva, donde se instaló y desarrolló su carrera profesional, de ahí que, este ciudadano del mundo, se considera un onubense más. Eso sí, aunque estuviera trabajando y viviendo en Huelva, siempre dedicaba sus vacaciones a viajar al extranjero.
Entre sus muchas aventuras, quizás la que recuerda con más cariño fue cuando decidió recorrer Escocia en bicicleta. Así, sin más. Y eso que no dominaba el inglés. Pero, a pesar de ello, se compró una bici y se fue para allá durante veinte días. Desde entonces, todos los años, al menos durante un mes, recorre algún país en este medio de transporte. Lo hace como todo un aventurero, siendo totalmente autónomo y durmiendo donde cae la noche.
Ahora, Manuel nos habla desde Uruguay, donde lleva un año trabajando en el desarrollo de un proyecto de energías renovables, si bien, como nos cuenta en esta entrevista, ya ha tenido la oportunidad de vivir en otros lugares del mundo, como Francia, Honduras o Estados Unidos.
-Manuel, ¿qué te motivó para irte a vivir a Uruguay?
-Se unieron dos aspectos importantes: las ganas de trabajar fuera y la crisis económica. Afortunadamente, la empresa para la que trabajo, Energes, es española y apostó por mí. Así que desde hace cinco años vengo desarrollando con ellos diferentes proyectos de energías renovables. El primero de estas características en el que participé fue el Parque Fotovoltaico que se encuentra situado junto al Decathlon de Huelva.
-¿Cuánto tiempo llevas fuera de España?
-Me he movido por bastantes países -Francia, Honduras, Irlanda, USA…-, pero, ahora en Uruguay, es la estancia más larga que he tenido. Aquí llevo un año, por el momento.
-¿Cuál es tu lugar de residencia?
-Ahora estoy como residente en Kiyu, un pueblo costero del río Uruguay, instalando un Parque Eólico de 45 MW.
-¿Cómo es esta ciudad?
-Kiyu es un pueblecito costero. Aquí lo llaman balneario. Sería muy similar a El Rompido, pero con las casas más dispersas. Demasiado tranquilo…
-¿Cómo es vivir ahí? ¿Es muy diferente a España?
-Uruguay es un país muy seguro y tranquilo…, yo diría que demasiado. Aquí, en Latinoamérica, los ritmos son bastantes más relajados, lo que conlleva que yo me estrese más porque no termino de acostumbrarme (risas). En Europa se vive mucho más deprisa y, a veces, me cuestiono si los equivocados somos nosotros.
-Y sus habitantes, ¿cómo son?
-Súper amables. Todos te saludan y dan conversación. Me agradan que utilicen la frase «Hola vecino», una referencia que se va perdiendo en Europa.
-¿Cuál es la imagen que tienen de España?
-La de la crisis, pero les gustamos mucho, porque todos ellos tienen algún familiar español.
-No habrás tenido ningún problema con el idioma…
-En Uruguay, como sabéis, se habla castellano. Aun así, hay bastantes diferencias lingüistas con nosotros. Existen palabras prohibidas que para nosotros es lo más normal y aquí es de mala educación. Luego, cuando viajo a países donde no se habla castellano hablo en inglés y se me da bastante bien.
-Por tanto, ¿cuál es tu balance de la experiencia?
-Positivo, muy positivo. El viajar y conocer otros aspectos de culturas te hace desestimar prejuicios. Me acuerdo de que antes de viajar a USA tenía bastantes prejuicios hacia ellos y me enseñaron que es más propaganda exterior que la realidad. Es un país fascinante y sumamente amable. ¡¡¡Como todos!!!
-¿Qué tienes previsto hacer una vez que acabe la construcción del parque eólico?
-Mi objetivo es tomarme unos seis meses de descanso y recorrer África en bicicleta. Me apetece bastante. He estado en dos ocasiones y creo que es el continente por excelencia para relajarse viajando.
-También tienes un blog.
-La dirección de mi blog es Neverlandworld.wordpress.com Trata de todo un poco de mi vida. Es como una carta-diario de cosas e inquietudes que se me ocurren. La intención es comunicar que hay que perder el miedo a todo lo desconocido… El miedo es interior.
-¿Qué piensa tu familia de tu aventura?
-La viven con la misma intensidad que yo. En cierto modo, intento transmitirles todo lo que vivo, sobre todo a mis hermanos, para que ellos se lo inculquen a mis sobrinos y pierdan el miedo a viajar, especialmente de un modo alternativo.
-¿Y tus amigos?
-Les doy envidia (risas).
-¿Cuáles son tus planes futuros?
-En un futuro, me gustaría vivir en un país de habla inglesa. Me atrae mucho Nueva Zelanda o Australia.
-¿Piensas volver a España, a Huelva, en breve?
-Como el turrón…. Siempre por Navidad.
-¿Qué es lo que más echas de menos de Huelva?
-A mis amigos del Grupo ‘Montaña Noveno Grado’. De lo material, nada de nada. ¡Ah! Y las tostadas con aceite y tomate.
-¿Recomiendas a todo el mundo que viva un tiempo fuera de España? ¿Por qué?
-¡¡¡Absolutamente!!! La madre de una buena amiga de USA hizo el camino de Santiago hace ya casi 60 años. Me contó que para ella fue un shock cultural venir de USA a España y vio que los españoles no eran tan antiguos como les contaban. Todos cambiamos nuestra percepción del país al que viajamos si vamos positivamente y sin prejuicios. Las personas deben respetar las culturas e ideologías de los demás.
-Para terminar: un mensaje a los onubenses.
-Yo soy onubense de adopción, así que les diría que hay más mundo más allá de las barreras que nos ponemos. Viajar es enriquecerse y que siempre queda la opción de volver.