Ángel Custodio Rebollo. Escuchando, estos días de fiesta, un programa de radio en el que se recordaban los regalos que traían los Reyes Magos en nuestra niñez, alguien mencionó el “Cine Exin”, que en aquella época fue un juguete novedad.
El Cine Exin, era un proyector muy primitivo, de lata y con unas lentes de culo de vaso, que nos preparaba para recibir a los que al poco tiempo aparecieron en el mercado que ya cumplían otros cometidos.
Las películas del Exin era un pequeño rollo de papel vegetal y que en la pantalla se veía un poco borrosa, con unas figuras que daban unos pequeños saltos, lo que producía una ilusión óptica de movimiento.
A mí también me trajeron los Reyes un Cine Exin y fue el motor para que, cuando cumplí varios años, primero me comprara un tomavistas-proyector de 9 mm., que por la dificultad en obtener películas vírgenes de ese paso, fue arrinconado unos años, hasta que adquirí un equipo de proyector y un tomavistas de 8 mm., que actualmente no si ni donde está, porque estos aparatos se han quedado obsoletos con las innovaciones técnicas que existen actualmente.
Antes tenías que enviar la película a un laboratorio, generalmente en Madrid o Barcelona y la recibías revelada por correo al cabo de una semana. Actualmente, las haces y las proyectas a continuación.