ILG. Hizo de su vida la música, y es que lo que comenzó siendo un juego de niños ha acabado convirtiéndose en su trabajo y parte de su día a día.
A pesar de haber nacido en Valencia, el saxofonista Javier Ortí se trasladó a Isla Cristina a vivir con tan solo 3 años y, desde entonces no ha abandonado la provincia. En Isla Cristina comenzó con su gran pasión, la música. Comenzó sus estudios en la academia de la Banda de Música de Isla Cristina y en el conservatorio de la localidad. Continuó su formación en los conservatorios de Huelva y Sevilla, donde finalizó sus estudios superiores en la especialidad de saxofón. Centró su trayectoria musical en el saxofón y gracias a la enseñanza de Andrés Gomis, uno de referentes musicales de nuestro país, y el saxofonista Jean Marie Londeix, el onubense amplió sus conocimientos de saxofón clásico con cursos de perfeccionamiento en Madrid.
Su formación como saxofonista y su pasión por la música le ha llevado a formarse, en el campo de jazz, con grandes profesionales como son Jerry Bergonzi, Bill McHenry, Perico Sambeat, Jorge Pardo o George Garzone. Una pasión que compagina con su labor como docente en la Academia de la Banda de Música Isleña, donde comenzó impartiendo clases; después en la Escuela de Música Albéniz de Tomares y en los conservatorios de Cabra (Córdoba), Valverde del Camino y Bollullos par del Condado.
Actualmente, Javier Ortí es profesor de saxofón en el C.P.M. ‘Francisco Guerrero’ de Sevilla, dónde dirige la Big Band e imparte clases de improvisación al jazz. Un trabajo que compagina con sus conciertos de saxofón, además de colaborar con la Andalucía Big Band, de la que es miembro fundador, con el guitarrista Miguel Martins, Actual Proof y el sexteto de Carlos Bermudo.
Javier Ortí ha recorrido con su música y su saxofón escenarios en distintos lugares del mundo. En 2012 tocó con el cuarteto del contrabajista portugués Zé Eduardo en Macao, China, y hace un mes, culminó una gira en el teatro Philharmonie de París con la West-Eastern Divan Orchestra, dirigida por Daniel Barenboim. Además ha realizado giras de conciertos por diversos el Reino Unido, Alemania, Francia o Marruecos.
La redacción de Huelva Buenas Noticias se hace eco de la proyección del saxofonista onubense y de los nuevos proyectos en los que Javier Ortí está trabajando.
– Javier, exactamente, ¿desde cuándo lleva dedicándose a la música?
– Tendría unos 6 o 7 años cuando comencé a tocar, sacando melodías de series o de dibujos animados, con un piano pequeñito prácticamente de juguete, que me regalaron mis padres. Poco tiempo después, mi madre me apuntó a la banda de música y comencé a estudiar solfeo. Un poco más tarde entraría a formar parte de la banda.
Con 13 años me matriculé en el Conservatorio de Huelva, estudiando con el profesor de saxofón Tomás Díaz, el cual me enseñó cómo funcionaba
la técnica del saxofón, gran parte del repertorio clásico de saxofón y cómo escuchar e interpretar la música. Allí participé en varias formaciones, destacando el cuarteto y el ensamble de saxos.
Cuando tendría unos quince años, empecé a tocar con un cuarteto de saxos que formó Antonio Mesa. Con esta formación fue la primera ocasión que tuve para introducirme en el lenguaje del jazz y, desde entones, he continuado tocando prácticamente sin parar.
– Nos has contado que el primer instrumento que pasó por tus manos fue el saxofón, ¿por qué se decantó finalmente por el saxofón?
– No fue mi primera opción. En principio quería tocar el fliscorno, que era el instrumento con el sonido que más me gustaba, o el bombardino, pero como en la banda no había en ese momento ninguno de esos instrumentos disponibles, me tuve que conformar con la trompeta. Después de 7 u 8 meses de decidí dejarlo, creo que en aquel momento no estaba preparado para tan arduo instrumento.
Poco después, tenía ya 10 años, llegaron a la banda instrumentos viejos, procedentes de otras agrupaciones, entre ellos quedó disponible un saxo tenor Salmer. Desde el primer momento me encantó como sonaba y tenía algo mágico, como todos los buenos instrumentos, que me conquistó.
– El saxofón va ligado a sonidos urbanos, como es el caso del jazz pero, ¿cuál es su estilo de música favorita?
Difícil decantarme por un solo estilo. Me gusta mucho el jazz y la música clásica, aunque el flamenco, por mis raíces, es un género musical que siempre me ha acompañado. Paco de Lucía, el ‘Niño Miguel’ y Camarón han sido referentes para mí y estoy deseando que llegue el momento en el que pueda disponer de más tiempo para poder tocarlo y estudiarlo más a fondo.
– ¿Qué elementos define su estilo musical?
– Mi formación clásica es un elemento muy importante en mi música, para mí es la base y siempre está ahí. Todos los grandes clásicos, desde J.S Bach hasta Luciano Berio por citar a dos genios que puedan encuadrar este género, forman en mayor o menor medida parte de mi música. El jazz lo he oído desde muy joven y los primeros discos que tuve fueron de la Big Band de Duke Ellington, Louis Armstrong, Charlie Parker, Thelonius Monk o John Coltrane y todos ellos han sido una influencia muy importante. Pero quizás dos de los músicos que recientemente me han influenciado en la búsqueda de un estilo serían Mark Turner y Jerry Bergonzi; la forma de crear líneas del primero y el concepto de cómo entiende la música del segundo han sido dos premisas indispensables en mi forma de estudiar de estos últimos años.
– ¿Cuál ha sido su trabajo musical con mayor repercusión en su carrera profesional?
‘INTROLOGY’, el disco que acabamos de lanzar. Es la primera vez que grabo música original mía completando un disco y, para cualquier artista, el plasmar su arte en un trabajo es el culmen de muchos años de esfuerzo y sacrificio. Son nueve temas, todos originales menos un estándar ‘As time goes bye’, que he escrito durante los dos últimos años y que aunque dentro de una misma línea cada uno tiene su propia personalidad. Hay alguno como ‘Magrib’ que se acercan más a la música de nuestra tierra, el flamenco, otros como ‘Elipsis’ son más jazzeros, más estilo Hard Bop, o incluso ‘Dhiana’, que es una meditación que tocamos a trío.
He contado con el apoyo de mucha gente para embarcarme en este proyecto, pero principalmente de mis compañeros; Julián Sánchez a la trompeta, Ángel Andrés Muñoz en el piano; Javier Delgado al contrabajo y Nacho Megina en la batería, que desde el primer día que les empecé a
llevar las partituras para tocarlas me han animado a seguir adelante. Jorge Moreno que junto a mí ha sido el otro productor de este trabajo y mi mujer que me ha dejado que le robe tiempo de ella y de mis hijos y que aun así me ha apoyado incondicionalmente.
– ¿Tiene algún proyecto en mente, algún nuevo trabajo?
– Ahora mismo, en febrero, la presentación de mi primer trabajo en Granada, Sevilla y Portugal. La verdad es que ya he empezado a trabajar en otro nuevo disco, sólo escribiendo la música, pero este todavía no tiene fecha de materialización. Creo que me va a llevar mucho más tiempo, porque aunque va a haber algunas composiciones en la misma línea de mi primer trabajo, quiero hacer algo más elaborado.
– Dedicar a la música de manera profesional no es fácil. Javier, ¿cómo ves el sector de la música?
– Bueno, depende desde el punto de vista que se mire. Creo que actualmente tenemos grandes músicos en nuestro país, de hecho, muchos de ellos están trabajando o estudiando fuera, en Europa, EEUU, China, Japón. Los jóvenes vienen pisando muy fuerte y el nivel de preparación es muy alto. La creación de conservatorios, escuelas, orquestas y bandas de música es uno de los motivos que ha ayudado a que esto suceda.
A pesar de esa proliferación de músicos, institucionalmente no solemos contar con el apoyo que deberíamos. Pienso que se debería promover más la música en directo, al igual que las otras artes escénicas. El público es un elemento partícipe de la interpretación, influye directamente en la creación.
Para mí un punto importante donde deberíamos incidir es el aprendizaje de la música a edades tempranas y sin exclusión dentro de nuestro sistema educativo. No se trata de hacer a todo el mundo músico profesional, pero sí educar a la gente para que sepan escuchar y sean capaces de tocar algún instrumento con el simple objetivo de poder disfrutar con la música, como pasa en otros países de nuestros vecinos europeos.
– ¿Qué diría a nuestros lectores para que escuchen su música?
– Que la música está hecha con mucho amor y dedicación y que refleja las sensaciones y vivencias que por mi vida van pasando. Además los invito a que vengan a algunos de nuestros conciertos.