‘El Comercial’ se vuelve a convertir en el eje de la Placeta

Miguel Ángel Velasco. El edificio, emblemático donde los haya, de Huelva, es obra de José María Pérez Carasa y data del año 1921. Fue planteado, en su proyecto inicial, con dos plantas y un torreón y en cuya fachada ecléctica se combinan a la perfección los elemento mudéjares (arcos lobulados, almenillas, cornisas con tejaroz) y los barrocos, dando lugar a una epidermis abigarrada donde sobresale la balconada de la primera planta con cinco columnas donde, en su depresión, sostienen en sus capiteles, cuatro arcos de medio punto.

Todavía , los de mi generación y otras anteriores, podemos recordar los sillones altos de eneas donde se sentaban los socios con su mesas de mármol redondas. En verano, sacaban algunas al exterior y a la terraza de la primera planta donde se cubrían con unos toldillos ladeados, En invierno y primavera, resultaba usual ver a los socios veteranos leyendo la prensa en el suntuoso interior., donde camareros de pajarillas y mandiles blancos servían humeantes cafés sobre bandejas plateadas.

Pero la vida y el urbanismo cambia y El comercial tampoco pudo librarse de él. Aunque, en esta ocasión, la máquina y la política urbanística respetó lo que no había respetado en muchos otros edificios añejos de la capital. En los noventa, bajo la dirección técnica de Jesús Clavería, los onubenses vimos con recelo la entrada de las máquinas pero suspiramos, con cierto alivio, al comprobar que el eje fundamental de su fachada se mantenía bajo la careta encubierta de un edificio modernista de seis plantas.

A partir de ese momento, el histórico edificio volvió a formar parte de la vida de la ciudad pero de una forma encubierta. Ya no se veían a los onubenses pulular por él; ahora se había convertido en una fría sucursal bancaria. No encontró vinculación alguna con el sentir y el recuerdo de la ciudad.

Sin embargo, desde ayer, podemos decir que estamos de enhorabuena. Como homenaje a su difunta paternidad vuelve a nacer en pleno centro del corazón capitalino ‘El Comercial’. Y esta vez no con cajas y colas de espera ante las mesas bancarias, ni ante el cristal acorazado de un mostrador modernista de Banco. Ahora, vuelve a la ciudadanía serena y con el fin principal del edificio hasta los años setenta. La reunión, la conversación tranquila, la exposición más notable o la presentación de la última novedad literaria bajo la consumición de un café o de un refresco.

Y ese es el objetivo de el nuevo El Comercial. En palabras de Carmen Rubial, «el fin es atraer a grupos selectos donde puedan leer tranquilamente la prensa diaria, o la digital, un libro o mantener una charla tranquila y sosegada con compañeros o amigos. Un lugar emblemático donde el sosiego y la tranquilidad, además del buen gusto y la exquisitez, sean sus notas predominantes. No es un sitio para las copas pero se pueden disfrutar de ellas. No es un sitio para el bullicio. No cabe en este lugar».

Su decoración está perfectamente acoplada a la original. Se ha conservado la ubicación de la antigua barra donde ahora luce otra de calidad en su composición y de aires clásicos que acoge , en su espalda, una amplia y rica galería de madera acristalada, formando inmensos armarios empotrados, repletas de botellas de todos los licores y marcas más inimaginables.

Se conservan los azulejos en el frontal y sobre las paredes cuelgan obras modernistas y coloristas de Castro Crespo, entre otros, sobre butacas duales de estilo vintage permitiendo una amplitud inusual entre las zona de asientos y la de pie en barra, Al fondo, sobre la esquina izquierda, se alza una especie de escenario de media luna, ahora complementados con maniquíes vestidos con ropa de los años 20.

En un futuro se convertirá en la biblioteca del establecimiento y donde el cliente podrá solicitar el libro oportuno, Otro de los puntos destacados, aparte de la techumbre del local, que merece destacarse es el de la sala de acceso a los servicios y a la planta primera. En la misma reina una luz acogedora e intimista sobre un piano y un gran cuadro y, a su derecha, se abre la magnífica y lujosa escalinata a la planta superior. En definitiva, un lugar para mantener, para gozar en su paz y tranquilidad, para disfrutar en su lujo y servicios. Un lugar que merece ser tratado con la misma fuerza que tu lugar.

Como botón de lo selecto, no podemos terminar sin señalar el atuendo vintage de los chicos vestidos de frac y chicas, con trajes ideados por Rocío Ciaro. Estamos de enhorabuena.