Miguel Velasco Márquez. Duramente boicoteada tras su estreno en Venezuela y con un halo de polémica por la delicada trama que trata, la cinta de Joel Novoa aterriza en nuestras carteleras de forma rotunda. Con el telón de fondo del conflicto israelí- palestino y basada en el bombardeo producido en Argentina en 1994 a manos de una organización judía, el realizador firma con pulso de hierro una historia vibrante, que logra mantener la tensión del espectador durante toda su duración sin apenas altibajos.
Inspirada en hechos reales, la historia se centra en las ciudades de Caracas y Buenos Aires en 1994, año en que sucede el atentado a la Asociación Mutual Israelita de Argentina (AMIA), donde murieron 85 personas a manos de grupos extremistas islámicos, Ahmed, Libanés, y David, Israelita, sobrevivieron a dos atentados que marcaron sus vidas desde la infancia. La culpa por haberse salvado los acompañará para siempre. Desde niños, son entrenados por organizaciones que tienen el mismo objetivo: acabar con el enemigo y defender la palabra de su Dios sin importar los métodos. Ahmed es preparado por un grupo extremista islámico y David por un grupo extremista judío. Ambos son esclavos de las circunstancias que los llevarán a actuar en bandos opuestos con la misma finalidad: eliminar al adversario. Ahmed está a punto de cometer un acto suicida para el cual ha estado preparándose toda su vida. David comienza a cuestionarse si el fin justifica los medios. A pesar de estar en bandos opuestos, se encontrarán a medio camino. Quizá, lo inevitable, no sucede y será ése el momento en el que ambos se cuestionen si realmente quieren ser esclavos de Dios.
El principal riesgo de un realizador al abordar en toda su magnitud un hecho tan conflictivo como éste es caer en lo panfletario o partidista, y ese es el principal logro del realizado: lo evita. Jugando con dos tramas paralelas que finalmente se cruzan con precisión de cirujano, Novoa logra mantener la intriga en todo momento sin caer en recursos manidos, valiéndose de unos actores que cumplen su función con una veracidad hasta tal punto pasmosa, que lograrán que nos sintamos ante un documental en su totalidad. Mención especial para Mohammed Alkhaldi, joven actor novel que logra transmitir todo el proceso de descreimiento y culpa al que se enfrenta tan solo con su mirada.
Película valiente, vibrante y que consigue el logro de no caer jamás en ninguno de los bandos que detalla, gracias a una plausible labor de guión que nos hace participe de un viaje que lleva al espectador desde la muerte y la culpa al proceso de redención. Solo entorpece su transcurrir un abrupto final abierto que afea la valentía del conjunto, pero no logra ensombrecer sus muchos aciertos.
Ficha técnica
Película: Esclavo de Dios. Dirección: Joel Novoa. País: Venezuela. Año: 2013. Duración: 90 min. Género: Thriller. Interpretación: Mohammed Alkhaldi, Daniela Alvarado, César Troncoso, Devorah Lynne Dishington, Vando Villamil. Fotografía: Closed eye visuals . Guión: Fernando Butazzoni