RFB. Cuando charlas con una persona del nivel de Miguel Illescas te das cuenta de eso, de que hay de verdad otro nivel, otra dimensión. La clarividencia de sus respuestas hace que te sientas cómodo, cerquita de las certezas, asomado al balcón de la sabiduría. Porque más allá de su vasto conocimiento, resultado de una trayectoria de esfuerzo que lo encumbró a lo más alto del ajedrez mundial, Miguel Illescas es un excelente transmisor de esa sabiduría. Y además singularmente amable, educado, y con el sentido del humor preciso para hacer el encuentro una experiencia memorable.
Nos decía que parecía mentira -por el avance exponencial en los desarrollos, siglos- que hubiesen transcurrido solo 28 años desde que IBM le fichó para un acontecimiento que supuso un punto de inflexión global en la consideración de la Inteligencia Artificial. El año anterior a que la multinacional estadounidense entendiese que necesitaba al gran maestro del ajedrez español -que además era informático de formación académica-, la máquina Deep Blue había perdido un mediático encuentro con el campeón mundial de ajedrez, Garry Kasparov, por 4-2 (3 victorias del humano, una de la máquina, y dos tablas). La eleccion de los americanos fue acertada. Deep Blue, tras la intervención de Illescas, en 1997 logró vencer, por primera vez en la historia, al campeón mundial de ajedrez, un humano, con un resultado de 3,5-2,5 (2 victorias Deep Blue, 1 Kasparov, y tres tablas).
Hablamos con el célebre ajedrecista en su visita a Huelva, con motivo de la conferencia impartida en la Facultad de Empresariales y Turismo, dentro de la programación de la Cátedra de la Empresa Familiar de la Caja Rural del Sur, dirigida por el profesor Tomás Escobar. Y en tan solo veinte minutos nos dejó una interminable sucesión de ideas, a cual más interesante.
El Talento
Illescas, preguntado por la importancia del talento para el ajedrez nos decía que «con talento puedes jugar bien al ajedrez a nivel aficionado pero si quieres ser profesional tienes que meterle un millón de horas. Para llegar a campeón del mundo hay que tener un talento innato, esto es indiscutible. Solo con trabajo no logras meterte en un top100 mundial. Ahora bien, una persona que se esfuerza puede alcanzar un nivel como aficionado muy bueno aunque no tenga un talento especial para el ajedrez».
Subraya Miguel Illescas que «hay que tener una buena cabeza analítica, una cabeza muy buena, vamos a decirlo así, para las matemáticas. Si no es así es difícil que llegues a ser un gran jugador«. Esa cabeza privilegiada que tiene entre los hombros el barcelonés ha sido acompañada, para llegar a donde lo ha hecho -ocupar el puesto 30 del mundo, pudiendo enfrentarse y ganar a ‘galácticos’ del ajedrez, y entrenado a un ruso que logró alzarse con el cetro mundial, Vladimir Kramnik, defendiéndolo durante ocho años- de su tesón, voluntad y capacidad de esfuerzo.

Y este tesón, ese aceptar la responsabilidad de trabajar duro, tuvo el privilegio de aprenderlo de su madre. Vivió una infancia complicada en la que su progenitora se quedó sola para criar a sus tres hijos «y me dió muchas lecciones de vida, de honestidad, de trabajo duro. Y me aconsejó muy bien, la verdad«.
Nos abre el libro para conocerlo más cuando dice que «no soy nada fanático, soy una persona muy ecléctica. Me gusta desde la música clásica al heavy metal, pasando por el flamenco o el rock clásico. Me gusta la literatura y me acuerdo que me influyó mucho un libro de García Márquez, 100 años de soledad, porque yo soy de mente muy cuadriculada. Entonces ese libro me dio un poco de la fantasía que necesitaba y jugué casi el mejor torneo de mi vida. Casi le gano a Karpov en la final«.
Sin embargo, reconoce que es muy fan de Einstein. «Me gusta el pensamiento crítico. Me gusta la gente que aborda el problema de forma objetiva, de forma científica, con sentido común. Soy un fanático del sentido común. Quizá si tuviera que nombrar a alguien que me ha impresionado sería Einstein«.
Le preguntamos sobre la razón de que un ajedrecista llegue a retirarse relativamente joven. Responde que «Es una buena pregunta, si. Una vez Guardiola, el entrenador de futbol, estaba con Kasparov, y le preguntaba ¿pero tú por qué te retiras, si esto del ajedrez no necesita ‘piernas’? El campeón del mundo del ajedrez le tuvo que explicar que el cerebro humano es el mayor consumidor de energía del cuerpo. Cuando se tiene cierta edad ya no es tan fácil aguantar la tensión, la concentración tanto rato.

Añade que «hay un momento en el que dices ‘hago esta misma’. Te quitas el muerto de encima porque tu cerebro no aguanta la presión de buscar la mejor jugada en situaciones en las que puede ser muy difícil. Esto es así, es una ley. Los jóvenes son mejores que los mayores en muchas cosas. La experiencia llega un momento en que no compensa la pérdida de energía. Se dice que a los 33, 35 años alcanza el nivel óptimo en ajedrez, en otros deportes es todavía más joven. Y cada vez más joven también en ajedrez, porque la experiencia hoy en día también se adquiere por internet. Pero no es que te retires, si no que los resultados son peores«.
Apunta Miguel Illescas, no obstante, que no todo está perdido. «En la vida real, es interesante. Yo acabo de presentar un libro que se titula ‘entrena tu mente’. Es una herramienta para mantenernos activos. Al final el cerebro es una parte del cuerpo como otra cualquiera, que tienes que entrenar para que se mantenga activo. Está demostrado que aprender idiomas genera nuevas conexiones neuronales, que te hace más inteligente. Cuando aprendes un idioma no solo aprendes un idioma nuevo, o aprendes música, o aprendes ajedrez. Cuando practicas ajedrez, a cualquier edad, estás haciéndote una persona más inteligente, y lo vas a poder aplicar a otras áreas. Es una práctica muy sana, muy fácil, para todas las edades, para todas las condiciones sociales, muy barata«.
Ajedrecista profesional
Sobre su experiencia como ajedrecista profesional cuenta que ha tenido la suerte de jugar con ocho campeones mundiales. «Siempre en ese escalón, el de los campeones mundiales, he notado una diferencia con el resto de mortales. A mí me ha impresionado mucho jugar con Kasparov, con Karpov… con los grandes nombres del ajedrez mundial con los que he tenido la suerte de competir, y de pasar muchas horas con ellos«.
«Cuando eres tan joven -prosigue-, con veintipocos años, como cuando empecé a jugar con ellos, no eres consciente de realmente lo que estás viviendo. Me acuerdo, por ejemplo, cuando jugaba con Smyslov, el primer campeón del mundo al que me enfrenté, yo lo que quería era ganarle, a mi me daba igual que fuera famoso. Luego ya con perspectiva dices madre mía, que oportunidades he tenido, como he tenido esta suerte, este privilegio. Cuando estás compitiendo piensas en ganar, si te dejas abrumar por la fama del oponente no puedes competir contra él«.
Entiende que vivimos una época muy interesante. Desde aquel hito en el que Miguel Illescas fue asesor de IBM, «la evolución ha sido rapidísima, vivimos un momento de cambio, y creo que la gente de mi edad, que tenemos sesenta años, veremos cosas increíbles.
En ajedrez ya las estamos viendo, y el ajedrez ha sido siempre como un adelanto de lo que viene. Cuando la máquina fue capaz de ganar a un campeón mundial significó que las máquinas eran capaces de hacer cosas insospechadas a nivel de supercomputación. Ahora las máquinas ya son capaces de entender el juego. Ya no de jugar bien y de ganarte, que es una cosa, sino de entenderlo de forma intrínseca. Estamos viendo el despegue de la IA, pero es que en ajedrez ya pasó hace seis años. Estamos ahora en esa carrera que va a llevar a resultados que no somos capaces ni de imaginar«.
Las máquinas y el hombre
Le preguntamos por si pueden ser invencibles lás máquinas. Afirma que «lo son desde hace ya mucho tiempo, es como un atleta contra un motorista. No hay color. Ese debate se terminó a principios del siglo XXI. Ya las máquinas entonces eran invencibles y actualmente la diferencia es abismal. Porque en ajedrez se premia mucho la regularidad, el no cometer errores importantes, y ahí la máquina es imbatible. El humano si puede cometerlos… pero bueno, es la salsa, sin errores sería muy aburrido el deporte. El ser humano necesita la emoción, una vida demasiado perfecta puede ser aburrida«.

En cuanto a las ventajas competitivas del hombre en este contexto de auge de las máquinas… «a ver, todavía hay áreas… durante mucho tiempo la estrategia fue patrimonio del ser humano, la máquina no era capaz de hacer una estrategia a largo plazo. Era muy cortoplacista, calculaba muy bien, pero eso ya quedó superado. Las redes neuronales han traído un enfoque distinto, cuando las máquinas son capaces de aprender por sí mismas. Hoy en día ya muchas máquinas están programando a otras máquinas.
Y va a llegar un momento en el que eso sea el estándar, lo raro será que te dejen conducir el coche, por ejemplo. Te van a decir, oye, deja que conduzca la máquina que lo hace mucho mejor que tú. Cirujía, pilotar, va a llegar un momento en el que el ser humano va a quedar relegado. ¿En qué espacio todavía…? No sabría decirte, es que… el ser humano es un ente que ha evolucionado durante millones de años para adaptarse a la vida en el planeta tierra. El planeta tierra tiene unas características muy especiales y nosotros, nuestros sentidos, todo está perfectamente diseñado para adaptarnos a ese entorno.
La interacción con el mundo real de la robótica todavía es una asignatura pendiente. Hoy cuando un robot consigue correr es un éxito, cuando un niño con dos años ya corre. Esta interacción con el mundo real es una asignatura pendiente para la robótica. Si yo tengo que llamar a un fontanero, hasta que venga un robot que me va arreglar la tubería en ese lugar sin acceso… eso va a tardar un poco, creo yo. Pero en el resto de áreas, sobre todo lo que es virtual, yo creo que las máquinas en cinco o diez años no va haber espacio para lo que llamamos la creatividad humana. Vamos a estar totalmente sobrepasados«.
Para Miguel Illescas, no obstante, no debemos tener miedo. En todo caso podemos tenérselo a determinadas personas que puedan dar instrucciones a las máquinas. «Fíjate en las leyes de Asimov, la primera es que un robot no puede hacer daño a un ser humano; la segunda es que un robot tiene que proteger su propia existencia mientras esto no entre en colisión con la primera ley. ¿Y cuales están siendo las primeras aplicaciones de la robótica inteligencia artificial? Militares: los drones de combate. Por tanto nos estamos saltando ya la primera ley de Asimov. Entonces, el peligro es real. Es muy real que un robot determine que tu eres una amenaza porque no tiene claro que esto sea un móvil, puede pensar que es un arma, y te dispara«.
«Ese es uno de los peligros -añade-, y otro el del control. La Inteligencia Artificial va a permitir un control y un poder sobre la población nunca visto. Puede coartar la libertad invididual, ese es un peligro también muy real. En otros aspectos va a tener cosas positivas. Con ayuda de la IA se están atacando enfermedades terribles como el cáncer y otras degenerativas, y muchos otros problemas, como la gestión de los recursos, que las máquinas nos van a poder ayudar a resolver«.
Las culturas, el carácter y el ajedrecista
Volviendo al ajedrez, inquirimos a Miguel Illescas sobre si cree que se pueden asociar formas de jugar al ajedrez con distintas culturas. Así lo considera, en cierta medida, «pues sí. Por ejemplo, los chinos siempre eran jugadores muy tácticos, muy cortoplacistas, muy de combate. Los rusos, sin embargo, eran muy estratégicos. Los latinos, podríamos decir que el carácter latino también se puede ver reflejado. Aunque en realidad no hay un estilo definido para diferentes países si se puede saber, viendo las partidas de alguien, los rasgos predominantes de su carácter«.
Sobre ese carácter le preguntamos si se puede ocultar premeditadamente por parte de un jugador. Afirma que «bueno eso hoy en día no tiene mucho sentido. Con toda la información que hay en las bases de datos el juego y el carácter de los jugadores es bien conocido. Los profesionales trabajamos muchísimo la preparación en relación al oponente, y casi sabemos de qué color tiene los calzoncillos. Es que aprendes mucho viendo cientos de partidas del oponente.

Lo que si es que ese teatro se hace a veces… imagínate que yo he preparado una jugada sorpresa en la jugada 7, de tu variante favorita. Y vamos por la jugada 5. Entonces en la jugada 6 yo puedo hacer como que pienso, para despistarte. Entonces puede que tú te confíes pensando que no he preparado tu variante y entonces en la 7 te meto una novedad, una jugada nueva, que te desmonta el esquema previo. Puede haber ese componente psicológico de fingir, pero no es habitual«.
La respuesta a la última pregunta que le hacemos a Miguel Illescas nos hace reir abiertamente. Su mujer, Olga Alexandrova, es Maestra Internacional y Gran Maestra Femenino de ajedréz. La pregunta era obligada, ¿juegas con tu mujer? y la respuesta: «No jugamos, porque no nos queremos divorciar. Queremos estar tranquilos. Dejamos de jugar incluso a las cartas. Jugábamos un juego ruso, mi mujer es ucraniana, y lo dejamos. Al final lo hacemos todo colaborativo, dejamos de competir, porque ambos somos muy competitivos«.
Miguel Illescas, campeón español y gran maestro internacional de ajedrez.
Reportaje fotográfico: edith-HBN.