Qué pasaría si encontrasen una momia en la excavación de una obra de Chucena

Un domingo más José Manuel Alfaro nos trae su sección de ficción Cuaderno de Muleman.

Qué pasaría si encontrasen una momia en la excavación de una obra de Chucena

José Manuel Alfaro. Sección de ficción Cuaderno de Muleman. Eso es lo que esta semana se están preguntando algunos vecinos de esta localidad del Condado cada vez que ven pasar una máquina retroexcavadora por delante de sus casas. Una incertidumbre que puede terminar convirtiéndose en algo preocupante, si esta situación va a más y termina instalándose en la rutina doméstica de los vecinos la sensación de que algo está ocurriendo sin saber exactamente qué, con las consiguientes consecuencias que esto puede tener en el estado de ánimo y finalmente terminar socavando la conciencia de quienes piensan que no está ocurriendo nada, cuando realmente sí lo está.

Pero independientemente de esta controversia de si está ocurriendo algo o no, lo cierto es que nos guste o no, siempre están ocurriendo cosas y Chucena no está exenta de ello. Tenemos que ser conscientes de que lo que ocurre en cada plaza, en cada calle, termina convirtiéndose en un motor generador de incertidumbre y opinión que va más allá de la filosofía de vida del chucenero o chucenera de pie que va por el pan todos los días sin importarle la cotización del garbanzo en la Bolsa o lo que se la paga en origen el kilo de uva al agricultor que ve como el mosto que sale de las bodegas es sudor y sangre de su calvario diario.

 Aunque lo verdaderamente importante en este momento, no es hablar de lo que sucede o no en Chucena, ni tampoco de los problemas estructurales que condicionan la base de una masa social que le da la espalda a la verdad. No, lo importante es lo que sucede, y no en la imaginación, porque eso sería engañarnos a nosotros mismos, sería un decir, estamos bien, cuando realmente lo que queremos es ir a la romería sin pasar hambre o sed. Y la realidad es eso, es ver en lo que se lee lo que otros no ven, aunque lo que leamos no tenga sentido.

Pero volvamos a la noticia de la momia en Chucena, que es lo verdaderamente importante y no ese estado que nos quieren inducir de distracción con ese ambiente festivo que quiere instalar como forma de redención a la realidad en la que realmente vivimos y en la que las romerías de mayo se han convertido en el eje de la narcotización de la adversidad en la que sobreviven la mayoría de las personas que están sometidas a la dictadura de las deudas y cuyo interés va más allá de un contrato a setenta y dos meses por la compra de un coche o la refinanciación de una deuda por una mala cosecha de cereal.



Porque lo cierto es, que si lo de la momia de Chucena encontrada en una excavación fuera lo más importarte que ha sucedido en Chucena en la última semana no sería decir toda la verdad, sino engañarnos a nosotros mismos poniéndonos una venda en los ojos para no ver la auténtica realidad que no es otra, de que estamos ante el mayor fraude de la provincia, que oculta sus momias en los botelleros de los refrescos para no reconocer que algo no estamos haciendo bien, no se puede decir un día momia sí y al día siguiente hacer como si no hubieras dicho nada, porque la verdad lo aguanta todo, hasta que encuentren una verdader momia en tu casa.

 


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