Redacción. Es sábado por la mañana, y un equipo femenino de ecologistas, denominado Mujeres por Doñana, desayuna antes de iniciar una nueva jornada de desbroce natural usando burritos y gansos.
Hoy se esmerarán, aun más, en que los animales hagan bien su trabajo pues en unas horas llegara al Santuario Animal “Wendy Clements” de Chucena un equipo de una productora de televisión de los Países Bajos.
No es casualidad el interés de los medios de comunicación europeos por esta iniciativa. Consideran interesante que se pueda estar gestionando un viñedo de cinco hectáreas en el sur de España, sin necesidad de aplicar ningún tipo de los, muy controvertidos, herbicidas. Estos productos químicos que, según la voluntaria Raquel Prieto, están contaminando estúpidamente una zona inmersa en el entorno de Doñana. Productos quehan despertado la alarma social en algunos sectores, pues día a día diversos estudios los relacionan con el aumento de cáncer y enfermedades neurológicas.
Pero para “Mujeres por Doñana” lo que no es discutible, porque lo sufren cada jornada en su trabajo en el entorno, es que estos venenos están acabando con todas la aves, erizos, insectos y reptiles en lo que fue un paraíso de vida y sostenibilidad.
El Batallón de Gansos que sustituye a los herbicidas
Decididas a conseguir que la vida volviera a los cultivos, estas 23 voluntarias que no cobran nada por su trabajo, idearon usar gansos para que, en compañía de burritos, desbrozaran toda la hierba que crece entre los viñedos y olivares del Santuario Animal.
El resultado fue impresionante: No hacía falta usar tractores ni utilizar los, tan temidos, productos químicos. Además, la cosecha de uva era excelente en su calidad y presentación.
Estas aves, son 12 gansos, también llamados ánsares, que conocen perfectamente su responsabilidad. Desde que nacen cada primavera en el Santuario, los pequeños gansitos acompañan a su madre a las zonas de desbroce, acostumbrándose al trato con las voluntarias.
Cada mañana se les abre la puerta de su corral cubierto y, disciplinadamente como si fueran soldados, los gansos se dirigen al viñedo donde, también, ocho asnos pertenecientes a la Asociación onubense” El Burrito Feliz”, ya están comiéndose la hierba más crecida de la zona de cultivo.
A los gansos les corresponde comerse los pequeños brotes o briznas de hierba y dejar el viñedo limpio de vegetación.
Durante tres horas, Raquel y otras voluntarias, vigilan el procedimiento. Una vez acabado el mismo, los gansos vuelven a su corral donde les espera un aporte de grano y pienso, además de agua fresca. De esta forma su estancia en el Santuario “Wendy Clements” es útil también para preservar la vida de otras especies.
Un paraíso de vida gracias a gansos y burritos.
Este año “Mujeres por Doñana” ha contabilizado 43 nidos de aves insectívoras, currucas y coujadas principalmente, que han sacado sus polluelos en el viñedo. Otra agradable sorpresa de esta temporada ha sido observar que en el Santuario han instalado también sus nidos una colonia de abejarucos, atraídos por la profusión de insectos en esta zona libre de contaminantes.
Además, cada noche los erizos vuelven a poder pasear y alimentarse tranquilamente sin morir envenenados y, los casi extinguidos, grillos llenan la campiña con sus incesantes canticos.
En las fincas limítrofes, donde se apuesta por la agricultura intensiva, no han contabilizado ni un solo nido de pájaro lo cual resulta, cuanto menos, esclarecedor.
Es esta explosión de vida la que ha despertado la curiosidad desde otros países. Y esta agencia neerlandesa es la tercera que acude, desde Europa, en solo un año.
‘Mientras peleas por la vida estás viva’, es el lema de ‘Mujeres por Doñana’, un colectivo femenino que acepta de buen grado la colaboración de los hombres en su esfuerzo.
“Mujeres por Doñana” está convenciendo, con éxito, a algunos agricultores del entorno a que abandonen el uso masivo de pesticidas en sus viñedos. Sobre todo, porque desde que estos llegaron los precios de la uva se han derrumbado a precios de 1997.
Raquel les demuestra, con el resto de sus compañeras, que toda esta cultura del viñedo, que sus padres y de sus abuelos disfrutaron, va a desaparecer en Huelva. Y lo hacen reseñando la enorme cantidad de hectáreas de viñedo tradicional que está siendo arrancado ante la imposibilidad de asumir mas perdidas económicas. Algunos de estos agricultores llevaban más de seis décadas dedicando su esfuerzo al viñedo.
Si desaparece el viñedo tradicional, se perderán también todos los beneficios que representa este cultivo, para la sostenibilidad, el medio ambiente y la, denominada, economía azul– afirman en el colectivo femenino-. Un colectivo que está encantado de que, también los hombres se incorporen a su proyecto.
Según estas ecologistas, sus gansos y burritos están demostrando, no solo a Huelva, sino también a Europa que se puede vivir la agricultura de otra manera. La gente se acerca al Santuario “Wendy Clementes” a pedirles uva ecológica para probarla. Ellas la regalan con la satisfacción de ver que, como hace cientos de años, estas uvas pueden comerse directamente sin lavarse, ya que no han sido tratadas con-absolutamente-ningún producto fitosanitario.
Las ecologistas han bautizado-divertidamente- a esta variedad “Denominación de Origen de uvas protegidas por eco-gansos”
“El futuro que realmente vale la pena está en defender la naturaleza y felicidad de la gente en el entorno rural” –añade Raquel-“Nos resulta muy triste el observar como los campos onubenses han sido invadidos de invernaderos de plástico para cultivar fresas o frambuesas”
No obstante, reconocen que no se puede privar a la economía de esta Provincia del bagaje de empleo y riqueza que ha desarrollado la industria de los frutos rojos. Manifiestan que debe prevalecer el sentido común. Y es por ello que abogan por crear espacios escogidos por su riqueza ecológica donde, en compensación por los perjuicios que esta agricultura intensiva supone para la vida natural, se lleven a cabo acciones, en coordinación con la Delegación de Medio Ambiente, para preservar la vida animal y vegetal en todas sus variantes. Las ecologistas insisten en el ejemplo de estas diez hectáreas del Santuario “Wendy Clements”.
Este proyecto, creado por ellas, al que denominan EDE –Espacios de Dinamización Ecológica- será presentado a la Junta de Andalucía con la esperanza de que las administraciones se involucren en el esfuerzo.
Sin perder el ánimo, este grupo de mujeres, con el apoyo de un grupo de gansos y sus burros, siguen luchando y defendiendo el lema de “Mujeres por Doñana”. Mientras peleas por la vida estás viva.



















