Redacción. Intervenciones de cataratas. El Servicio de Oftalmología del Hospital Infanta Elena ha realizado ya cerca de 500 intervenciones de cataratas entre la población adscrita a su centro en el último año y lo ha hecho apostando por una mayor seguridad al contar con un equipo electromédico muy avanzado y de altas prestaciones, como es el biómetro, que permite estimar con mucha mayor precisión el cálculo de la lente a implantar atendiendo a las características de cada paciente.
La catarata es la principal causa de ceguera reversible en nuestro entorno. Su prevalencia aumenta con la edad, alcanzando cifras de entre un 40 y más del 60% a partir de los 70 años y supone principalmente la pérdida de transparencia de una lente natural presente en el interior del ojo denominada cristalino, encargado de ayudar al órgano visual a enfocar imágenes con nitidez. A medida que se desarrolla la catarata, generalmente con el paso de los años, el cristalino pierde progresivamente la transparencia, dificultando la visión a través de dicha lente.
En estos casos el único tratamiento para resolver la pérdida de visión producidason las intervenciones de cataratas, que consisten en la sustitución de la lente natural (cristalino) por una artificial (lente intraocular). Se trata del procedimiento quirúrgico más frecuente y la facoemulsificación con implante de lente intraocular, utilizada en el centro hospitalario, la técnica más empleada y la que ofrece mejores resultados. Uno de los principales retos que presenta es el cálculo, con exactitud, de la lente intraocular que precisa cada paciente.
Por ello, el Servicio de Oftalmología del Hospital Infanta Elena cuenta con una prueba diagnóstica como es la biometría óptica, basada en el sistema óptico de proyección láser. De esta manera se puede verificar visualmente la estructura del ojo medido, evitando la realización de complejas interpretaciones de las ecografías y eliminando así posibles fuentes de errores.
Esta prueba de medición de la potencia de la lente intraocular es un procedimiento inocuo que, gracias a esta nueva tecnología, no requiere generalmente de la manipulación del ojo, ni de la instilación de colirios anestésicos, convirtiéndose así en una prueba indolora y capaz de practicarse en pocos segundos.
Nuevas pruebas diagnósticas
El Servicio cuenta también con un equipo de última generación capaz de realizar tomografías de coherencia óptica (OCT). Esta prueba no invasiva permite en pocos segundos realizar una exploración exhaustiva de las capas internas del ojo. Concretamente de la mácula, que es la parte fundamental del ojo que proporciona la mayor agudeza visual y del nervio óptico, que es la vía nerviosa que conecta el ojo con el cerebro.
Se ha convertido en un estudio primordial en la exploración oftalmológica, con más de 4.000 pruebas realizadas en el último año, ya que proporciona mucha información para el diagnóstico de la patología macular. Entre ellas, las más frecuentes son la degeneración macular asociada a la edad y el edema macular diabético. También permite estudiar la respuesta al tratamiento, analizando la recuperación anatómica de las capas de la retina.
Además de en las enfermedades retinianas, también se está empleando cada vez más en el diagnóstico y seguimiento del glaucoma. La OCT analiza a niveles microscópicos de la cabeza del nervio óptico, pudiendo así cuantificar el daño en el mismo y si existe progresión de la enfermedad.
Esta apuesta por las nuevas tecnologías ha favorecido la atención a los pacientes, no sólo porque proporción una prueba fácil de realizar y de gran utilidad, sino porque reduce la necesidad de hacer otras pruebas más invasivas. Además, se evita que los pacientes tengan que desplazarse a otros centros hospitalarios para realizar dicha exploración, teniendo que ser recitados otra vez en el Infanta Elena, por lo que se prescinde de desplazamientos innecesarios y se consigue aumentar la atención en un acto único diagnóstico y terapéutico.