RFB. La Exposición Universal de Filadelfia en 1876 tuvo una significativa presencia de Huelva. Un sorprendente alarde de internacionalización habida cuenta que en la provincia onubense no había ni siquiera aún ferrocarril que la conectase con el exterior. Y, además, esa presencia en aquella cita de carácter mundial fue muy premiada por su calidad.
De las cincuenta y dos provincias que tenía entonces España, en las que estaban incluidas como tales Cuba, Filipinas y Puerto Rico, Huelva quedó reconocida en la Muestra Global como la octava más premiada por los pequeños ‘tesoros’ expuestos y la quinta de la península porque Cuba y Filipinas estaban entre las primeras.
La Expo de Filadelfia tuvo una relevancia muy notable en la historia de las Citas Universales. Estados Unidos conmemoraba el Centenario de su Independencia, y se volcó con el acontecimiento. Junto a las previas de Londres (1851) y París (1867) probablemente fue la más espectacular organizada hasta entonces.
En casi ciento cincuenta años muchas cosas han cambiado en Huelva. No obstante la vida de una sociedad en muchos aspectos se repite y sorprende encontrarnos, buceando en la historia, pasajes que a veces podrían trasladarse a paralelismos actuales.
Somos dados a pensar que estamos ‘en el trasero del mundo’ y que nos caracteriza un espíritu indolente. Este antiguo caso de la Expo de Filadelfia nos sorprende y contradice esos pensamientos, como muchos ejemplos que podrían enumerarse hoy en día.
Sabíamos, por nuestra afición a la fotografía antigua de Huelva, que José de Spreafico, fotógrafo malagueño que captó probablemente las primeras imágenes que se conservan de la provincia onubense, tomadas en 1875, tuvo relación con aquella Expo. La colección de cinco vistas, titulada Recuerdo histórico 1486-1492 La Rábida – Palos – Cristóbal Colón, tenía intención de presentarlas en Filadelfia al año siguiente. Algo que según el catálogo preliminar hizo, aunque nos sorprende que no obtuviera mención, dado así mismo el enfoque colombino de la muestra.
Pero, más allá de este y del también fotógrafo Diego Pérez Romero -llevaba una patente de barniz fotográfico- desconocíamos que la presencia de nuestra provincia en la Exposición había sido tan notable y, sobre todo, exitosa. De España acudieron nada menos que 4.129 expositores. 3.648 eran de la Península e Islas y 481 de territorios de Ultramar. De Huelva acudieron 107 representantes a la Expo de Filadelfia de 1876, un treinta y cinco por ciento más que la media del conjunto de provincias españolas. Este es un dato muy relevante, teniendo en cuenta la modestia poblacional y económica de nuestra provincia.
Los ‘tesoros’ onubenses que fueron mostrados al mundo correspondían a una variada gama de sectores. Es fácil intuir que la mayoría de las propuestas estaban relacionadas con la producción agraria, en particular las comprendidas en vinos y vinagres, aguardientes, licores y aceites. Un total de 44 expositores de nuestra provincia en este ámbito acudieron a Estados Unidos. En concreto 11 localidades de la provincia presentaron alcoholes, vinos, vinagres, aguardientes y licores. La que más Moguer, con 10 expositores, luego Huelva (8), Manzanilla (5) y Bollullos (5), La Palma (4) y Almonte (4), Trigueros (3), Gibraleón (1), Bonares (1) y Rociana (1).
En segundo término se encontraban las propuestas en cuanto a aceites de oliva, veinticinco en total. Sorprende que de las 10 localidades la que más firmas presentase fuera Aracena, con cinco marcas. Le siguió Huelva capital y Trigueros, con cuatro cada una; Almonte (3); Gibraleón, San Juan del Puerto y Manzanilla, con dos cada una; y La Palma, Bonares y Villalba del Alcor, con una cada una.
En manufacturas se presentaron expositores de Valverde del Camino (Bartolina Blanco y Manuel Mantero y Asuero) y Huelva capital (José Fernández y Toscano y José Montiel). Llevaron a Filadelfia alforjas, botillos para caballeros y zapatos y un corte de botas.
De Isla Cristina acudió Tomás López de Codes, con tres referencias: sardinas saladas y prensadas, mojama y atún en salmuera, y grasa de sardina. No perdamos de vista que estamos en 1876, y la tipología de productos presentados nos ofrece una buena idea de lo que se manufacturaba en nuestra provincia en aquel entonces.
La miel y la cera también fue otro de los fuertes que Huelva mostraba en la Exposición Universal de Filadelfia de 1876. Ignacio Cepeda, de Almonte; Juan Herrera Castillo, José María Álvarez y Francisco Fernández, de Cartaya; además de Bartolomé Vázquez, de Villanueva de los Castillejos, estuvieron presentes con sus productos.
Los higos, con tres clases distintas, fueron así mismo protagonistas de la embajada onubense. Sabores de Cartaya, Lepe, Huelva y Villanueva de los Castillejos endulzaron la cita seguro. En la misma clasificación encontramos a las frutas en aguardiente de Francisco Carrión Mesa, de Huelva; y los jamones ibéricos de Eulogio Martín Carnes, de Aracena.
Completaban la gama onubense de esta naturaleza Lanas, con Pedro Hernández, de Moguer, y Antonio Soldán, de la Palma; y Francisco del Castillo y Mezquita, que llevó hoja de palmito, estera, cuerdas y crin vegetal.
Como curiosidades expositivas Huelva estuvo en Filadelfia con la citada patente de barniz fotográfico, de Diego Pérez Romero; con maderas, sal, trigo y guano de pescado también de Huelva capital; y con el queso de Cabezas Rubias firmado por José García Morón.
Por último hay que señalar a las empresas de minas y canteras que operaban en la provincia de Huelva y que también acudieron a Filadelfia a mostrar sus productos. En este apartado había nueve expositores de Huelva. Las todopoderosas Riotinto Company y Tharsis Sulfur&Copper, pero también Fuenteheridos -el ayuntamiento- con sus mármoles, Andrés Gradán, Manuel Vázquez López, José María de Ibarra, George Rielken, Eduardo Díaz y Gómez y Diego Bull.
Hablamos de empresarios y profesionales de Huelva que serían tatarabuelos de las generaciones actuales de edad madura, como mínimo. De estos 107 siete expositores onubense volvieron laureados 34 a Huelva.
Entre ellos, por ejemplo, se encontraba el queso citado de Cabezas Rubias, que figuró en la lista de los cinco españoles premiados. También muy destacada la miel, con dos expositores premiados de doce que lo fueron en el conjunto español. La sal capitalina de José León fue también reconocida entre las 7 mejores presentadas de España.
Hay que destacar, así mismo, las 4 marcas de alcoholes de Huelva galardonadas en Filadelfia en 1876, la mayoría de las 9 que fueron premiadas de toda España. Un caso particular destacadísimo fue el de Nicolás Gómez González, que tenía sede y parte de sus instalaciones en Huelva capital pero también en La Palma del Condado. Esta firma era líder de producción y calidad en Huelva pero por encima también de los productores de Jérez.
Para completar el ejemplo, reproducimos la opinión del jurado que determinó los galardones, en relación a Nicolás Gómez González fue la siguiente:
ALCOHOL: «Espíritu de vino rectificado, puro y fuerte».
VINOS: «por sus buenos vinos de Jérez secos claros»
LICORES: «su aguardiente anisado es muy bueno, de muy buen gusto y fuerte».
Las opiniones en relación al resto de las 34 distinciones eran de un significado similar. Muy destacada calidad de unos productos muy valorados en el exterior. Algo que sucede hoy en día también, con muchas referencias.