La Huelva Desconocida. Cinco de las minas más importantes del auge minero del siglo XX

Antonio Delgado Pinto. Si bien es cierto que todas las minas onubenses estaban ya en producción en las últimas dos décadas del siglo XIX, no es hasta el comienzo del siguiente cuando todas despegan definitivamente, es el momento en que las labores de extracción aumentan considerablemente, se hacen de manera sistemática y los ferrocarriles que las transportan hasta los diferentes muelles marchan al cien por cien de sus capacidades.

He aquí cinco minas de las más productivas de nuestra provincia en los albores del siglo XX, cualquiera de ellas sería hoy día el escenario idóneo para rodar una película de ciencia ficción.

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Complejo minero de Zarandas. Al fondo, la conducción de los humos hasta las chimeneas ya desaparecidas.

ZARANDAS – NAYA. Complejo minero a la sombra del Cerro del Águila

Ha habido que esperar hasta octubre de 2012 para que este lugar se catalogara como Zona Patrimonial, no mucho después de que este núcleo fabril de incalculable valor hubiera sido dinamitado y demolido. Fundición de piritas, cocheras de locomotoras, talleres, laboratorio, plantas de trituración y flotación de mineral, fábrica de ácido sulfúrico, una inmensa playa de vías, … todo ha sido arrasado sin piedad.



Aún quedan en pie los colosales muros de mampostería de los cargaderos de mineral que hubo aquí, muy similares a los de Niebla o a los de Huelva capital, desde donde las vagonetas descargaban el mineral por gravedad. Hoy día su estampa estática se alza sobre la desolación y los escombros del paisaje, dando al lugar una nota de soledad y abandono.

Sierra Bullones, minas al norte de Tharsis, desde una de las ventanas de la estación.

SIERRA BULLONES. Minas a cielo abierto al norte de Tharsis

Poco queda en la actualidad de las instalaciones mineras de Sierra Bullones. El malacate, principal símbolo de este lugar, fue desmontado en los años ochenta y vendido como chatarra. Igual suerte corrieron el interior de la casa de máquinas, en ruinas y vacía en la actualidad, la playa de vías, la tolva de piritas y el gigantesco brocal del pozo del mismo nombre.

A pesar de que se han encontrado restos de explotaciones fenicias y romanas, la extracción de mineral comenzó de manera sistemática y continua a finales del siglo XIX y, aunque la concesión de las minas acabó en los años sesenta del pasado siglo, algunas labores mineras continuaron hasta 1999. Durante ese tiempo se extrajeron casi nueve millones de toneladas de mineral.

Al igual que en Riotinto, el agrandamiento de la corta dio lugar en la primera década del siglo XX al derribo del antiguo poblado y al levantamiento de uno nuevo.

Valdelamusa, una mina que vuelve a resurgir en la actualidad.

VALDELAMUSA. Construcciones mineras en el Andévalo

Las minas de Aguas Teñidas, Confesionarios y Valdelamusa, entre otras, comenzaron a ser explotadas en la década de 1880. También en esta época se levantó el poblado que aún existe hoy día, poco antes que el cargadero y que los depósitos de minerales.

Los trenes que partían desde aquí enlazaban con la línea de tren Huelva – Zafra, en la estación de nuestra capital se trasvasaba la pirita a los barcos, generalmente, por el desaparecido Muelle Norte.

Merece la pena acercarse hasta aquí para admirar los gigantescos arcos bajo los que aún discurren las vías por las que se deslizaban las vagonetas de mineral.

Algunas de las minas de Valdelamusa vuelven a ser explotadas en la actualidad, vislumbrándose un futuro prometedor en algunas de ellas.

Una de las torretas que sustentaban el cable aéreo de La Torerera.

LA TORERERA. Inicio del cable aéreo hasta Los Milanos

No lejos del poblado de su mismo nombre, aún subsisten entre la maleza las ruinas de esta antigua mina de pirita: el túnel de carga, la chimenea y los ingenios metálicos del cable aéreo de casi tres kilómetros que se encargaba de transportar el mineral hasta la estación de Los Milanos, así como el enorme edificio de oficinas, separado del complejo minero.

Al igual que el poblado, estas minas quedaron abandonadas a principios de los años sesenta del pasado siglo.

Uno de los malacates de las minas de Herrerías.

HERRERÍAS. Las minas más occidentales de la provincia

Herrerías es la mayor y la más importante de las minas del oeste de Huelva. Las labores de extracción comenzaron aquí en 1880, primero por una compañía de capital británico y después por una sociedad anónima francesa.

El ferrocarril del Guadiana, de treinta kilómetros de longitud, se encargaba de transportar el manganeso y la pirita de estas minas hasta el embarcadero de Puerto de la Laja.

A pesar de que el ferrocarril minero fue clausurado en 1966, los trabajos mineros continuaron hasta bien entrados los años ochenta del siglo pasado.

Los enormes malacates que aún se recortan en el horizonte, entre construcciones derruidas y cortas a cielo abierto, son todo un espectáculo a cualquier hora del día.


Puerto de Huelva

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