Antonio Delgado Pinto. Huelva es una gran desconocida para muchos, pero no solo para foráneos, también para los propios onubenses. De Sierra a Costa, pasando por Andévalo, Condado y Campiña, nuestra tierra tiene un sinfín de lugares bellos, a la par que desconocidos para la mayoría.
El onubense Antonio Delgado Pinto nos presenta cada sábado cinco lugares imperdibles de la provincia de Huelva. En esta ocasión, nos recoge monumentos e infraestructuras que datan del siglo XIX y el XX.
Apunta todos estos rincones que un buen choquero que se precie debe conocer.
EL POLVORÍN. Depósito de minerales en las marismas de la capital
Hace tan solo unos años, estas ruinas se veían perfectamente desde las barriadas que bordeaba la Vía de Tráfico Pesado de nuestra capital. El trazado de la nueva circunvalación del sur de la ciudad ha hecho que estas magníficas construcciones hayan quedado fuera del perímetro urbano.
En la desolación del paisaje, aún pueden verse los restos de lo que fue el mayor depósito de minerales de la provincia, destacando los ciclópeos muros de ladrillo aligerados por arcos, sobre los que pasaban las vías desde donde los vagones descargaban el mineral por gravedad. En su momento estuvieron cubiertos por un tejado a dos aguas de cartón embreado que, al igual que la estructura de hierro que lo sostenía, ha desaparecido por completo.
MAJUELO DE SOTO. Una construcción desmontable del siglo XIX en Bollullos
Mi padre me trajo aquí en 1971, cuando construía conos de cemento en el interior de este edificio. Me enseñó la estructura interna a base de viguería de hierro atornillado y me explicó que esta bodega había sido la caseta de feria del Círculo de Labradores de Sevilla entre 1890 y 1930. Efectivamente, en este último año fue desmontada de su lugar de origen, trasladada y montada de nuevo aquí. Aunque se ha atribuido durante mucho tiempo y de manera errónea a Gustave Eiffel, su peculiar diseño se debe a los ingenieros Martín Ongay y Peralo Jimeno.
Es en los planos del Majuelo, que hizo mi padre y que conservamos en casa, donde mejor se aprecia su forma de dodecágono irregular. Como nota curiosa hay que decir que el Círculo de Labradores de Sevilla volvió a encargar una nueva caseta similar a esta y que funcionó hasta entrados los años setenta del pasado siglo, cuando se desmontó y se volvió a montar no lejos del Aeropuerto San Pablo, donde aún puede verse.
FÁBRICA DE GRAFITO. Ruinas olvidadas entre Almonaster y Cortegana
Poco queda de esta fábrica de grafito que funcionó a principios del siglo XX en plena sierra de Huelva. La cercana mina de San Carlos, de la que aún subsisten las ruinas del concentrador, abastecía a esta fábrica de mineral. Posteriormente, el material elaborado aquí se cargaba en el ferrocarril de Zafra hasta el puerto de nuestra ciudad.
Después de más de un siglo de abandono, ha desaparecido todo vestigio de la actividad que se desarrolló en su interior, solo quedan estos enormes muros de piedra en la ladera de la sierra que separa Almonaster de Cortegana.
CASA DEL VIGÍA. Primer edificio de hormigón de la provincia
La Casa del Vigía fue proyectada en 1904 por el ingeniero Francisco Montenegro e inaugurada dos años después. Su cometido fue durante casi un siglo controlar las salidas y entradas de barcos al puerto de Huelva, así como supervisar y mantener las señales de balizamiento y las luces de enfilación.
Construido sobre pilares, a la manera de los antiguos palafitos, a este edificio le cabe el honor de haber sido el primero de los construidos en hormigón en nuestra provincia. Posteriormente, su enclave privilegiado en la barra de Huelva fue crucial en algunos episodios de la segunda guerra mundial.
Su buen aspecto exterior se debe a que hace unos años fue restaurado por la Autoridad Portuaria de Huelva para después cederlo al ayuntamiento de Palos. Sin embargo, ahora lleva más de una década abandonado y su interior, completamente vacío, solo sirve de refugio a las gaviotas de Mazagón. El antiguo muelle que estaba en la orilla, frente al edificio, fue sustituido hace unos años por otro metálico y más moderno, pero probablemente menos entrañable.
TIRO DE PICHÓN. Pabellón de caza de la aristocracia de Jabugo
El Tiro de Pichón es sin duda lo más característico de la silueta de Jabugo. Este edificio fue diseñado por Aníbal González a principios del siglo XX para el primer marqués de Aracena y para disfrute tanto del rey como de la aristocracia y burguesía sevillanas, por quienes fue utilizado como pabellón de caza y residencia estival.
Su simetría y su arquitectura en piedra y ladrillo rojo es todo un símbolo en la serranía de Huelva. Después de unos años vacío, ha sido felizmente rehabilitado por completo.
Hay que decir que es uno de los lugares preferidos de nuestra provincia para los amantes de lo paranormal y lo esotérico.