Antonio José Martínez Navarro. Embarcación de reducidas dimensione, con cubierta y un solo mástil para una vela mayor (cangreja) y otra menor (foque), Esta nave, plana y pequeña, muy parecida a la chalana, se solía ver atracar en nuestro puerto ya que se usaba como medio de transporte en la ría onubense.
Curiosamente, por ser su destino eminentemente marinero, una balandra, que en su blanca popa llevaba unas letras que formaban el nombre de “Carmen”, llevaba a Muros, provincia de La Coruña, sardinas y maíz en los años setenta del siglo XIX.
Para la nutrición de las numerosas bestias de carga, la Compañía de Tharsis empleaba cebada. Así, en el Legajo, número 246 el jefe de la citada Compañía recibía dos barcos cargados de tal especie y que aparecen en esta documentación, ya que el inglés Mr. Smeaton se negaba a abonar el impuesto de Pesas y Medidas:
<<Don Mario López, capitán de la polacra goleta “Revolución”, ha conducido a este puerto a flete y a la orden de don Pedro Smeaton, jefe de la Compañía minera de Tharsis, un cargamento de cebada, ascendiente a 6.670 fanegas.
Don Diego Rodríguez, patrón de la balandra “San Rafael” también ha introducido a este puerto a flete, y a la misma orden, otro cargamento de cebada ascendiente a mil ochocientas fanegas. Por no traer medidas propias y reglamentadas, han pasado ambos capitanes para la entrega del grano conducido en las medidas de la contrata que tengo entregada a los medidores de la localidad…. >>.
El 18 de febrero de 1880, la Compañía de Tharsis insertaba en el diario “La Provincia” el siguiente anuncio:
<<The Tharsis Sulphur & Copper Company (Limited). Esta empresa desea vender las embarcaciones siguientes:
Balandra “San Ernesto” de 28 toneladas.
Balandra “Enriqueta” de 28 toneladas.
Balandra “San Carlos” de 27 toneladas.
Barcaza de hierro número 6 de 28 toneladas.
Barcaza de hierro número 9 de 33 toneladas.
Barcaza de hierro número 10 de 55 toneladas.
Vapor de hélice “Onuba” de hierro, 64 pies eslora, 15 de manga, 6 y ½ puntal, construido en Mary Hill (Inglaterra), con aparejo de pailebot, dos cámaras, etc., de 53 toneladas.
Para otros detalles dirigirse a las oficinas de la Compañía en Huelva>>.
El 11 de enero de 1884 se encuentran en la balandra “San José”, matriculada en Huelva y surta en el estero de Las Metas, el cadáver de uno de sus marineros. ¿Haría falta hacerle la autopsia? (Legajo, número 258):
<<Comisario Fiscal. Hallándome instruyendo sumaria con motivo de haberse encontrado cadáver a bordo de la balandra “San José” en el estero de Las Metas el individuo Pascual Delgado patrón de esta inscripción marítima, espero merecer de V. S. se sirva dar las órdenes convenientes a uno de los médicos titulares de esa Municipalidad para que a las dos en punto de la tarde de hoy proceda en unión con el médico forense al reconocimiento y autopsia en caso necesario del citado cadáver que se hallará en la casa que habita calle de Rascón, número 4. Dios… Huelva, 12 de enero de 1884. Tomás Briones…>>.
Con la urgencia que el caso requería el mismo día se le avisa a uno de los médicos titulares (Legajo, número 258):
<<…José Cordero López. Huelva, 12 de enero de 1884. Ruego a Vd. se sirva concurrir a las dos en punto de la tarde de hoy a la casa calle Rascón, número 43 a fin de que se proceda a las operaciones facultativas necesarias de un cadáver encontrado en la balandra “San José” de este término marítimo, según se cita en su oficio de hoy la Comisión Fiscal de la Comandancia de este puerto. Dios…>>.
Balandra construida en los astilleros de Huelva en 1889 y denominada “Nuestra Señora de la Estrella. Su autor fue el carpintero de ribera onubense José Carrasco Neto.
Según el Folio 2725, nº 234, esta balandra media trece metros y 15 centímetros de eslora y como propietarios tuvo a Juana Medel Vizcaya y, en 1926, a Juan Miguel Rodríguez Moreno.
Su nombre es como un testimonial recuerdo de aquella gente de mar por la Virgen de la Estrella, bajo cuya advocación estuvo Huelva siglos atrás al tenerla como Patrona y, más tarde, Compatrona.
Acerquémonos a las fuentes documentales del diario “La Provincia” del día 8 de septiembre de 1901 y conozcamos cómo fueron aquellas regatas:
<<Regatas. Fiesta choquera por excelencia son las regatas uno de los números de obligo en nuestro programa de fiestas y siempre el más lúcido y animado de cuantos se celebran.
Las de ayer tarde fueron de las buenas y no nos negaran esto cuanto a ellas asistieron.
La balandra del Club –que dicho sea entre “parienteseis”, no sabemos por qué este año ha archivado la casa-botes- fue el centro de la animación y de la alegría y donde más deliciosamente transcurrieron las agradables horas.
También en la que colocó el Ayuntamiento y en muchas lanchas y vaporcitos hubo mucha animación y no escasearon los líquidos y sólidos propios del caso.
A la hora prefijada ocuparon el sitial destinado a la presidencia en la balandra del Club las bellísimas y simpáticas señoritas Pastora Martín Rodríguez, Asunción Cañizares, Pepita Casanovas, Coral de Silva y Anita Tello, a las cuales la directiva de la Sociedad entregó preciosos “bouquet” de nardos y rosas.
Después de las regatas de botes de remo y a vela se verificó la de esquifes, luchando los botes Conchita y Pretty con las tripulaciones siguientes:
Conchita, timonel, don Francisco Cordero, 1º Don Pedro Garrido. 2º Don Manuel Vélez. 3º. Don Manuel Garrido, y 4º don Ricardo de Arcos.
Pretty, timonel, don Manuel de la Corte. 1º Don Emilio Cano. 2º Don José Grau, 31 don Carlos Abot y 4º don Francisco Gómez.
Conozcamos otras tripulaciones de los dos barcos:
“Pretty”: Joaquín López Gómez, timonel; Pedro Garrido Perelló, Francisco Cordero, Emilio Cano y Manuel de la Corte.
“Conchita”: José Luis García, timonel; Carlos Abot, Manuel Vélez, José Gau y Ricardo de Arcos.
El premio, consistente en cinco preciosas medallas de oro, regalos de las señoritas Presidentes (¡) fue ganado por la tripulación citada en segundo lugar.
En la segunda regata también se impuso el “Pretty”, obteniendo otras cinco medallas de oro, regalo de la Sociedad Club Onubense.
Las cucañas hicieron como siempre las delicias del elemento sano y proporcionaron sendos baños a los que a ella aspiraban.
El Club no desmintió su esplendidez obsequiando a todos con emparedados, dulces, pastas, cerveza y vino de las mejores marcas.
Y para fin de tan deliciosa fiesta, el paseo del muelle, a la hora del desfile, presentaba tal aspecto, que pocas veces lo hemos visto más brillante>>.
Como un caballo percherón corría el año 1985. Frente al Muelle de la Compañía de Riotinto, Don Anselmo Cortés Acebo veía un jabegote varado. Sus rotas cuadernas lo crucificaban sin piedad, él hubiese deseado que le hubieran dado sepulcro a aquella nave frente al espejo de la ría, pero una ley inexorable desguazaría a la embarcación. Para él, durante cuatro años la canoa “María” fue la cuna que meció sus sueños y el horno que amasó su pan. Pero, ¿Qué historia tenía aquella barca tan singular y querida en Punta Umbría? Recordémosla:
Este barco había sido construido, para ser aparejado como balandra, en el año 1902 en los astilleros de Huelva por el maestro mayor de la bahía don Francisco de la Corte Vázquez, para la propiedad de D. Manuel Narváez Hernández, al que vemos muy ocupado en una de sus lides náuticas.
En los próximos renglones vamos a presentar al fundidor Matías López y a asistir a una regata entre una balandra y un balando. No hay duda de que en la Huelva pueblerina, personajes de la categoría de Guillermo Sundheim o Matías López serían vistos por los onubenses como héroes de cuentos de hadas. Nuestro personaje sería observado con el fervor supersticioso con el cual los que esperan, y desean, y codician contemplan a los que ya han sido canonizados por el éxito. Dueño de una gran riqueza en una época en la que la peseta era el mayor atractivo de la vida, Matías López aparecería cual la encarnación de la dicha, del poderío, de la fuerza, de la tranquilidad… Así, se podía permitir el lujo de disponer de coche de caballos (“La Provincia”), 26 de septiembre de 1889):
<<Anteanoche se desbocaron los caballos que conducían el coche de nuestro amigo el rico industrial, don Matías López.
El coche, en el que afortunadamente no había nadie en aquel momento, recorrió a todo escape la calle Monasterio hasta la carretera Odiel, donde está su cochera.
El cochero salió ileso, y por milagro no hubo que lamentar ninguna desgracia entre el numeroso público que transitaba por las citadas calles a la hora en que ocurrió el accidente”.
Don Matías López se codeó con grandes personalidades al coincidir en la misma mesa con don Alfonso XII cuando visitó Huelva en 1882. Era sonreído por la política, como podemos ver en las páginas de la prensa local, fechadas el 20 de marzo de 1897:
<<En la tarde del jueves el conocido industrial y concejal de este Ayuntamiento, don Matías López, obsequió espléndidamente en su casa de campo, al comandante Sr. Domínguez, al Gobernador Militar, Sr. Tejero, y al alcalde, Sr. Ortiz” (El comandante Sr. Domínguez era el celebérrimo “Héroe de Ramblazo”)>>.
El 24 de junio del mismo año y en el mismo diario leemos:
<<…En la tarde del martes la Comisión de Obras del Ayuntamiento, compuesta por los Sres. Matías López, Plata y Cordero (don Juan), en unión del Sr. Alcalde y el arquitecto municipal, se hizo cargo del edificio para el depósito de cadáveres y autopsia, construido en el Cementerio de San Sebastián”>>. ;
Don Matías López , uno de los mejores fundidores de Europa, apostaba con largueza confiando en sus embarcaciones, aunque no siempre ganara (22 de mayo de 1906):
<<El día 27 del corriente, a las dos de la tarde, tendrá lugar una regata entre la lancha “Antoñita”, propiedad de don Matías López, y el balandro de los Sres. Rodríguez Zamora, saliendo por ello dichas embarcaciones de frente al muelle de la población a dar vuelta número 4 y regreso.
El premio que de disputa es de dos mil pesetas.
Entre los aficionados a este sport hay gran interés por conocer el resultado de esta apasionante regata”.
Como se puede observar las dos mil pesetas eran, en aquellas fechas, una cantidad astronómica. Días después se celebró la regata a la que hizo referencia la prensa local el día 26. En esta oportunidad no alcanzó el triunfo la nave del fundidor:
<<Como estaba anunciado, ayer se verificó la regata concertada entre la balandra “Antoñita“ y el balandro de los Sres. Rodríguez Zamora.
Aunque el tiempo no colaboró a ello por la completa calma que reinaba, la regata despertó interés, cruzándose muchas apuestas, algunas de bastante importancia.
Resultó vencedor el balandro, ganando sus dueños las dos mil pesetas de la apuesta>>.
En ocasiones, los balandros y las balandras participaban en alegres festivales. Así, en 1903 leemos en el diario “La Provincia”:
<<La velada marítima celebrada anteanoche resultó, contra lo que se esperaba por la generalidad del público, muy vistosa y agradable.
El aspecto que ofrecía nuestra alegre ría, era verdaderamente fantástico.
Los muelles de Río Tinto y Obras del Puerto estaban iluminados con gran número de focos eléctricos, presentando magnífico golpe de vista.
En el muelle de Zafra se había formado con farolillos a la veneciana una Z y una H de gran tamaño y sobre la arista del mismo hasta tierra una hilera de iguales luces.
También lucían multitud de farolillos la casa-botes y la mayor parte de las embarcaciones, entre las cuales sobresalía la balandra colocada por el Ayuntamiento para que se instalara en ella el Orfeón Onubense.
La balandra “Luisita”, propiedad de los Sres. Morrison, estaba iluminada con infinidad de lámparas incandescentes de diversos colores, resultando de un efecto admirable.
El Orfeón Onubense interpretó de modo notable diversos números de su muy selecto repertorio y fue justamente ovacionado por el inmenso gentío que presenció la fiesta desde las innumerables embarcaciones que circundaban la balandra orfeonista.
La fiesta, repetimos que resultó muy bien y será de la que se celebre con éxito todos los años.
Por eso merece plácemes el Alcalde Sr. Cortés, que fue el iniciador y principal organizador de ella>>.
Balandro, denominado “Luisita”, muy popular en el puerto de Huelva en los años iniciales del siglo veinte. En el diario “La Provincia” del día 18 de octubre de 1907 aparecía un anuncio en el que se especificaban todas sus características para su venta. Decía así:
<<Eslora: 7 metros y 80 centímetros.
Manga: 2 metros y 29 centímetros.
Tenía bodega de tres metros y cincuenta centímetros de largo y ancho de un metro y veinticinco decímetros.
Camarote con mesa.
Vela y foque completamente nuevos>>
En el diario “La Provincia” del 28 de febrero de 1911, se anunciaba la venta del casco de una embarcación de los carabineros:
<<Para el día 24 de marzo próximo, se anuncia la subasta de un casco de balandra llamada “Bella”, con todos los accesorios que pertenece al cuerpo de carabineros.
El tipo de subasta será de 175 pesetas>>.
Una balandra que surcó muy airosamente por nuestras aguas fue la llamada “Río Tinto”. Según Francisco Gómez, ocupaba el Folio número 133 de la lista segunda de la Comandancia de Marina de Huelva. Era propiedad de Juan Miguel Rodríguez Moreno por venta que le hizo a Manuel Conde Gordillo en la cantidad de quinientas pesetas, según Escritura pública otorgada el día 2 de diciembre de 1896. Una nueva Escritura se tiene que extender el 10 de marzo de 1910 por fallecimiento de su esposa, doña Ana Cordero Bravo.
Esta embarcación pasó a ocupar el Folio número 513 de la cuarta lista de Huelva y tenía las características siguientes:
Eslora: 11,18 metros.
Manga: 4,10 metros.
Puntal: 1,20 metros.
Porte: 10,06 toneladas.
Es posible que la embarcación denominada “Bella” proceda de la que fue utilizada por el Cuerpo de Carabineros y que fue anunciada y vendida en pública subasta a través del diario “La Provincia” de 21 de mayo de 1911:
<<El 20 de junio próximo se verificará el remate del casco de la balandra “Bella”, que perteneció al Cuerpo de Carabineros, con su empanado corrido, un timón con su caña, un palo mayor con su jarcia, un pico para enroyar (¡) la vela, un botalón, una vela mayor, un trinquete, un foque, una cadena, un mastelero, una bandera y un cepillo para la limpieza.
La mencionada balandra, tasada por el perito mecánico interino de esta Comandancia de Marina don Joaquín López Gómez, en la suma de ciento setenta y cinco pesetas, saldrá a tercera subasta en ciento veintidós pesetas cincuenta céntimos.
El acto tendrá lugar en las Casas Consistoriales de esta capital>>.
Balandra “Ana María” (Folio 182. Lista 2ª). El nombre inicial de esta balandra fue “Mensajera”, fue construida en Ayamonte en 1917.
Balandra “Nuestra Señora de Loreto” (F. 688, lista 3ª, anteriormente tenía el de Folio 306, lista tercera. Alicante). Fue construida en 1914 en los astilleros del municipio alicantino de Abarca.
“Garbancito” era un propietario acaudalado ya que poseía los barcos “San José”, “La Esperanza”, “San Antonio”, “La Dolores”, que era un bote; el “Virgen de los Dolores”, que era un falucho, también una balandra, etc.
Se arruinó al perder, jugando a las cartas, todos los barcos en el Centro de Instrucción Comercial que, en aquel entonces estaba ubicado donde después estuvieron el diario “Odiel” y frente al que desde 1922 y hasta mediados de los años noventa estuvo la misma institución de recreo. El que se benefició de aquella velada funesta para “Garbancito” fue Curro Miguel. Así, éste, que sólo tenía el barco “Joaquinillo” que, por cierto, era capaz de cargar veinticinco toneladas para río y veinte para alta mar, se vio, de repente, dueño de una flota.
Su hermano Juan Miguel tenía la “Uce”, un barco que andaba doce nudos, palabra. Era un bajel de tres velas que transportaba vino a Melilla, a Casablanca y a otras ciudades norteafricanas; también poseía una chalana de hierro, que era un barco patera, con casi todo bodega y poquísimo corredor, varias balandras (barco de una velada de “moco” o “ladrillo”) de entre la que se recuerda la llamada “María Amo”, etc., pero dejemos a Juan Miguel que no se dedicaba a la arena y a la chamarasca, que en esta Enciclopedia se le dedica un espacio suficiente a los barcos pesqueros.
Siguiendo con el popular “Garbancito”, tras su ruina se marchó a residir a Palos de la Frontera y, posteriormente, estuvo trabajando en la Fábrica de conservas que poseía D. José Tejero.
Balandro botado en la ría de Huelva en la tarde del día 11 de julio de 1954, previo permiso de la Comandancia de Marina que lo inspeccionó antes de ser arrojado al agua. Había sido construido por cuatro jóvenes deportistas: José Jiménez Blanco, Diego Sánchez de los Reyes, Cayetano Campero Quintero y Antonio Narváez García.
A pesar de que no eran carpinteros de ribera ni tenían la menor idea en el arte de construir barcos, lograron una embarcación de acabadas líneas a la que no le faltaba ni un detalle. Su finalidad era dedicarla a la práctica de los deportes náuticos y navegar por zonas idóneas de pesca.
La nave fue terminada en sólo dos meses y en ella hicieron numerosas travesías los improvisados carpinteros, pero eso sí, sólo durante aquel año ya que en octubre el “Sanjimcanar” era descuartizado.
El nombre del barco estaba confeccionado con los inicios de los apellidos de los que lo construyeron.
Abramos la fuente de la anécdota: Como no eran hombres especializados en la técnica de los astilleros, Pepe Jiménez, colombófilo, le dijo a su madre: “Mamá, el balandro se bota a las cuatro de la tarde, si a las cuatro y diez minutos no has recibido la paloma es que nos hemos ahogado”. Ni que decir tiene, que la paloma llegó a su destino.
Cualquier época del año es buena para la sorpresa del viajero en Punta Umbría. Nosotros aconsejamos el verano, cuando las doradas arenas le dan supremacía en la belleza a estas playas sobre otras, cuando, al amanecer el día — como decía la letrilla de un célebre fandanguillo – los barcos pesqueros van a extraer los ricos tesoros de Neptuno, mientras los jóvenes saltaban sobre la cubierta del célebre barco “Serva La Bari”….
Este fue un barco balandro muy familiar en los años cincuenta en Punta Umbría, en el que raro era el joven que no se hubiera embarcado en él ya que estuvo mucho tiempo fondeado en la ría, frente a la Plaza Pérez Pastor.
Esta embarcación se identificaba en el Folio número 935, de la lista 4ª de la Comandancia de Huelva. Su año de inscripción fue 1957. Anteriormente ocupó el Folio 2459 de la lista 3ª de la matrícula de Málaga, como clase balandro.
Su segundo armador fue D. Luís Hernández Rico, de Punta Umbría (Huelva), que se lo había comprado a D. Norberto Goizueta Díaz, de Marbella (Málaga) en el precio de cuarenta mil pesetas (40.000 ptas.).
Las dimensiones del “Serva La Bari”, según Antonio José Martínez Navarro y Francisco Gómez Gutiérrez, en su obra titulada “Historia de las canoas a Punta Umbría y otros barcos de Huelva”, eran las siguientes:
Eslora: 12,00 metros.
Manga: 4,26 “
Puntal: 1,50 “
Tonelaje: 16,80 toneladas.
Tonelaje neto: 11 “
Construcción: Madera forrada de cinc.
Año de construcción: 1944
Punto de construcción: Estepona (Málaga)
Máquina: Motor “Diésel” de 83,00 H. P.
Constructor: N. W. M., número 55.255.
Aparejo: Balandro (construcción nacional).
Fecha de adquisición del buque por el último propietario: 28 de julio de 1955.
El cambio de Folio 2459 de la lista 3ª de Málaga a la lista 4ª de Huelva se autorizó el día 3 de enero de 1957.
El cambio de dominio de este barco se verificó con escritura de compra – venta a favor de la Cofradía Sindical de Pescadores “Santo Cristo del Mar”, de Punta Umbría, por compra a su anterior dueño, don Luís Hernández Rico en el precio de setenta y tres mil quinientas pesetas (73.500 ptas.), cantidad en que también lo valora la Inspección de buques de Huelva, según reza en la escritura, número 1521, otorgada ante el notario de la ciudad de Gibraleón, don Jesús Vozmediano Roldán con fecha 13 de noviembre de 1970.
El propietario de la embarcación de este asiento denominada “Serva La Bari”, Cofradía de Pescadores “Santo Cristo del Mar”, con escrito de fecha 14 de abril de 1983, solicitaba la baja definitiva de este buque que historiamos por irrecuperable.
Con escrito de fecha 27 de diciembre de 1984, la Cofradía se dirige a la Dependencia de Marina de Huelva informándole que la embarcación de este asiento (realizado en la Comandancia el 14 de enero de 1985) ha sido desguazada.
Pero, acerquémonos sin reparos a este popular barco: Observamos que está surta en la ría. Nos damos cuenta de que es un motovelero cuyas líneas no pueden presumir precisamente de elegancia marinera. Esta deformidad queda compensada con su robustez de construcción y con una buena cámara para alojamiento. Arma un buen palo con cruceta, proa recta y popa cuadrada de espejo.
El bajel está pintado de blanco, con verruguetes y fondo de color verde, colores característicos que atinadamente le dio su primer propietario y que mantuvo a lo largo de décadas.