Redacción. La empresa pública Giahsa se ha unido a la campaña promovida por la Asociación Española de Operadores de Agua Pública y Saneamiento (AEOPAS), cuyo objetivo pasa por concienciar a la ciudadanía del peligro que supone el mal uso del inodoro cuando se arrojan residuos al mismo. De modo muy especial se alerta sobre la problemática generada por las toallitas húmedas, que durante la crisis del Covid 19 han registrado un crecimiento exponencial de ventas.
El director ejecutivo de Giahsa, Manuel Domínguez Limón, ha querido ser taxativo: “Hemos de tomar conciencia de que el WC no es una papelera. Desde la declaración por el Gobierno del Estado de Alarma hemos comprobado cómo se han incrementado los atascos, tanto en la red pública como en las instalaciones del ciclo integral del agua. Pero también en muchos hogares, por lo que es esencial instar a nuestros usuarios a realizar un uso responsable del inodoro: no debemos bajo ningún concepto arrojar residuos, y en especial toallitas húmedas, al WC”, ha insistido.
Los atascos en los sistemas de depuración y en las estaciones depuradoras (EDARs) se presentan como uno de los caballos de batalla a los que se están enfrentando las empresas de agua desde que fue decretado el confinamiento de la población en sus hogares. Es un problema ya conocido con anterioridad y sobre el que se viene alertando en los últimos años, aunque se ha incrementado exponencialmente con el aumento de consumo de toallitas húmedas y la permanencia de las personas en sus domicilios durante la crisis sanitaria.
Costes técnicos y económicos
Domínguez Limón ha puesto como ejemplo el sistema de depuración del municipio de Punta Umbría, y de la EDAR Marismas del Odiel, a la hora de poner cifras al problema. “Según un estudio realizado por nuestros técnicos, en el último trienio se han registrado cerca de 600 atascos en los bombeos, lo que equivale a una cifra cercana a los 200 por año. De ellos, el 90% han sido consecuencia de la acumulación de toallitas húmedas”. Conviene recordar, asimismo, que “para la extracción de una bomba y la eliminación de un atasco provocado por una madeja de toallitas se precisa del trabajo de dos operarios durante dos horas”. Los sobrecostes estimados de explotación que implica la problemática, por último, se aproximan a los 86.000 euros, con una carga por habitante y año que oscila entre los tres y los seis euros.
Los atascos en la red de saneamiento, al afectar al ciclo integral del agua, ponen en serio peligro la salubridad de un recurso que en estos momentos es más esencial que nunca, ya que el agua del grifo es determinante para combatir el Covid-19 y preservar la higiene general, la de nuestras manos, la de la ropa, la vajilla y el hogar. Además, hay que recordar que no existen las toallitas húmedas biodegradables, y las que están así etiquetadas no lo son de manera oficial y pueden inducir al engaño. Estos residuos están compuestos de microfibras y microplásticos que pueden permanecer hasta un mes en el agua sin degradarse.