Fermín Cabanillas. “Mi único objetivo es no moverme de al lado de todo el que me necesite”. La frase es de María José Marín Rabadán, una médica de familia nacida en Zalamea la Real (Huelva) hace 49 años, a la que la vida llevó hace varios años a trabajar en un centro de salud en Madrid, y ahora acudirá si es necesario o sea requerida para ser parte del dispositivo médico que atiende las 5.500 camas instaladas en el palacio de congresos IFEMA.
Cansada, pero feliz de estar ayudando a los demás, tiene fuerzas para “dar las gracias a todos los que me apoyan”, cumpliendo unas jornadas de trabajo maratonianas, que la llevan, como a sus compañeros, a los pocos centros de salud que han dejado abiertos para atender a la población que lo necesite.
El palacio de congresos IFEMA ahora es un gran hospital.
El hospital de IFEMA depende de primaria, y unos médicos irán para allá “y otros nos quedaremos en los centros de salud, cubriendo a los miles de pacientes confinados en domicilio y los enfermos de muchas otras patologías Su misión es estar prevenida para cuando se la necesite.
Vocación. María José nació el 21 de agosto de 1970 en el ya desaparecido hospital maternal de Minas de Riotinto. Vivió toda su vida infantil y adolescente en la barriada de San Vicente de Zalamea la Real. Sus primeras rotaciones como estudiante fueron en el hospital de Minas de Riotinto, al que asegura que siempre lleva con ella. La pintura es otra de sus grandes pasiones.
Estudié en el Virgen Macarena en Sevilla e hizo allí el MIR en medicina de familia y comunitaria y el doctorado en pediatría. Ejerce en Madrid en atención primaria desde 1999, y es profesora asociada de la Universidad Complutense. Ha participado en libros relacionados con el estudio de la depresión y la geriatría y participado en múltiples estudios de investigación, como el ‘Focus’ del doctor Valentín Fuster, del hospital monte Sinaí. En su centro de salud se forman estudiantes de enfermería y residentes de medicina.
Su vocación es curar, pero también se muestra agradecida, por gestos como el de un grupo de informáticos que les han llevado caretas transparentes para protegerse todo lo posible.
Agradece el apoyo «de mi familia y amigos, sobre todo a mis padres, que a diario me escriben y llaman para darme fuerza y ánimos y por supuesto a todos los pacientes que en 24 años de ejercicio profesional he conocido y me han enseñado mucho más que el mejor de los libros».
La médica onubense agredece todas las muestras de homenaje que a diario llegan a su sector.
“A los sanitarios no nos hacen la prueba hasta que tengamos síntomas”, lamenta. Su día a día la lleva a intentar curar, y todo lo compatibiliza con sacar adelante, en una familia monoparental, a su hija de 4 años. Es, infantería de primera línea contra el coronavirus.
El hospital de IFEMA. El impresionante hospital de IFEMA está inspirado en las ‘Arcas de Noé’ de la ciudad china de Wuhan, epicentro de la pandemia mundial. Allí, estuvieron abiertas durante algo más de un mes, para atender los casos leves para intentar contener la expansión del coronavirus. Acogió a un gran número de enfermos con síntomas leves para evitar de esta forma que la enfermedad siguiera propagándose.
Wuhan llegó a albergar 16 hospitales temporales que se instalaron en el Centro de Convenciones y Exposiciones o en recintos deportivos.