Por Fernando F. Díaz, autor de “Capitales Imperiales de Tartessos”. El motivo por el que Adolf Schulten y otros (pero no Ellen Wishaw, que se afincó en Niebla) buscaron Tartessos-La Atlántida hacia el Estrecho y Doñana-el Guadalquivir, es porque era una ciudad entre dos bocas de un río, y esa ciudad, estaba delante de las “Columnas de Hérkules-Herakles”, era una isla frente por frente a ellas.
La razón de ser de Tartessos eran las minas de la Faja pirítica Huelva. El metal pesa, y pesa mucho. Si Tartessos hubiese estado en el Guadalquivir, hoy la fábrica de Atlantic Copper no estaría en el Odiel sino en Cádiz. El camino de Ritotinto, Tharsis y Sotiel hacia Valverde del Idem, el de los dólmenes, llegaba hasta el último conocido, el de Soto, entre Niebla y Trigueros. Lo que hay entre ese punto y el mar, desde hace más de 6.000 años, es la ciudad de Huelva, Tartessos.
Lo que se hundió eran sus túneles, dársenas, y canteras subterráneas, no su monte. Platón dijo que Atlántida quedó a poca profundidad no sumergida para siempre. La idea de que eso ocurrió 9.000 años antes de Solón (Platón, Critias 108 e) es un error similar al de la edad de Matusalén, 969. En el Congreso de hipótesis sobre la Atlántida (Milo, Grecia, 2.005) ya se aceptó que partes de Atlántida estarían hoy fuera del agua.
Platón dice que quedó a poca profundidad, en Timeo 25 d, y que solo se hundió una parte, en Critias 116 a). El principal problema para localizarla no ha sido su datación (9.000 años antes de Solón, que hay que dividir por 12 como la edad de Matusalen, 969). La dificultad ha estado en que Platón la localizaba frente por frente a las Columnas de Hékcules-Herakles (Timeo 24 e), en una desembocadura. Por eso Adolf Schulten la buscó erróneamente en Doñana, porque creía que las columnas estaban en el Estrecho de Gibraltar.
Eran dos torres almenaras que sostenían una cadena que impedía el paso en el Odiel, y que fueron destruidas por un mega terremoto, sus réplicas, y un mega maremoto (Platón: Timeo 25 d, Critias 108 y 109 a) que he datado hacia 1.107 a.C. Ha sido demostrado en la zona hacia esa fecha por análisis de Tsunamitas (Juan Antonio González Morales, Quaternary Science Review, y documental La Gran Ola). Estas son algunas de las pruebas:
El historiador Estrabón (Geografía III, 122) ya dijo, en época de Jesucristo, que existieron físicamente; dejó escrito, refiriéndose a Gibraltar: «las montañitas no son columnas«, pues antiguamente éstas se creaban físicamente, eran «columnas en sentido estricto«; pone ejemplo: las del istmo de Corinto.
Justo un poco antes, dice que nadie las encontraba:»Creen unos que las Columnas son los promontorios del estrecho (Gibraltar), otros que Gadira, y otros que están situadas mucho más allá«. Tras el Tsunami de Huelva, Mario Servio, Strabón, Herodoto, y Tácito ubicaron las columnas en Reikiavik (Islandia), Gibraltar, el Estrecho de Mesina, el Egeo y en Dardanelos.
Optaron por situarlas en Gibraltar. Una prueba es que esta era la originaria Kalpe (Cabo Malea-ML- (Estrabón, G. III, y Odisea, III, 276). Hoy Calpe es el Peñón de Ifach…
Estrabón dijo: las Columnas de Hérkules están “en el mismo paralelo que el Estrecho de Sicilia, Atenas, y Rodas2 (G. II, Pág. 494). En ese paralelo no está Gibraltar, sino Huelva. En el antiguo Testamento, se menciona la patria sumergida de los atlantes como “La isla de las columnas”, y a estos, como “Pueblo de las columnas”.
Platón dice en Timeo 24 e: “Entonces se podía atravesar aquel océano, dado que había una isla delante de la desembocadura que vosotros, así decís, llamáis columnas de Heracles” (T, 159, 24 e). Esa isla era la base para ir hacia Azores, Canarias, etc. Las columnas estaban delante de Huelva. En Gibraltar nada “desemboca”, en Huelva, sí; eso, es cosa de ríos. Al desaparecer con el Tsunami, esa toponimia fue transpuesta al Estrecho.
El relato de Platón no tiene sentido si las columnas se ubican en Gibraltar, y si lo tiene en el Odiel: habla de una isla delante “de una desembocadura» y a la vez, “delante de de las columnas de Heracles” (T. 24 e). Eso solo es posible si esas columnas estaban ubicadas en la desembocadura del Tinto-Odiel; eran una puerta de acceso-frontera. En T. 25 c dice que el ejército ateniense les venció antes del terremoto, liberando “a cuantos habitábamos más acá de los confines heraclidas«.
También se refiere (en C. 108 e) a la guerra “entre los que habitaban más allá de las columnas y todos los que poblaban zonas interiores”. En el escudo de España esas columnas aparecen sobre el agua, es decir, en la ría del Odiel, no junto al agua (Gibraltar).
Es importante leer a Platón entre líneas para no confundir cuándo está hablando del País-Continente, y cuándo de la isla–Capital-Ciudad. En 114 b, dice que «Al gemelo de Atlante, Gadiro en la lengua local, le tocó en suerte la parte extrema de la isla (se está refiriendo a Iberia), próxima a las columnas de Hércules«. Eso demuestra que las columnas originales no estaban en Gibraltar: no tendría sentido la frase, pues Gibraltar ya es la Gadírica. Lo que explica ahí Platón es que a Gadiro le tocó desde éstas hasta Gibraltar: la margen derecha del Tinto, desde Palos hasta Sevilla, con sus minas, Doñana y Cádiz. Gadeira, como Madeira, es portugués, importante territorio de Tartessos.
Esto es otra prueba, pues no se entiende bien si esas columnas se sitúan en Gibraltar, y se entiende, perfectamente, en el Odiel. Esto mismo dice Homero: que el Tinto (Palos de la Fra), hasta el Odiel, (las columnas), era una frontera natural. Lo explicaré el Jueves 5 de Marzo.
Plutarco (46-125) citando a P.Sertorio (8, 1-5), demuestra que, aún en su época no se llamaba así el Estrecho de Gibraltar: “después de zarpar de allí y de haber atravesado el Estrecho de Gadira, arribó un poco más arriba de la desembocadura del Betis (Guadalquivir)”.
Estrabón (Geografía III, 5, 5) explica que, tras el Tsunami, una misión fenicia guiada por un oráculo, que buscaba esas columnas entre Málaga y Faro, hizo un depósito votivo, quizás el hallado en la ría de Huelva en 1.923, prueba de aquel suceso. Es una tradición nórdica: una ofrenda a Posidón. En la isla Saltés, frente a Onoba, hicieron sacrificios al dios. Unos años después, en 1.104 a.C, esos fenicios refundaron Cádiz.
Y sigue: «Después de un tiempo, los enviados pasaron fuera del Estrecho alrededor de mil quinientos estadios, hasta una isla consagrada a Herakles, sita junto a Onoba, ciudad de Iberia, donde creyeron que estaban las columnas y realizaron sacrificios al dios; como de nuevo los presagios no fueron favorables, volvieron a casa» ( III, 5, 5). La isla frente a Onoba era Saltés, en el Tinto-Odiel. A 274 km. al Oeste del Estrecho lo que hay es Faro, que era Ossonoba.
Dice: “En la tercera expedición fundaron Gades; edificaron el templo al este, y la ciudad al oeste.”; sabían que las columnas estaban en el Atlántico: “Cuando llegaron al estrecho de Kalpe (entonces, Gibraltar), creyeron que las dos peñas que forman el estrecho eran los términos del mundo y de las hazañas de Herakles, y que también eran las columnas”.
Como habían depositado esa ofrenda después del Tsunami, una draga los encontró con facilidad, en 1.923. La fecha de refundación de Cádiz (1.104 a.C.) ayuda a datar la del Tsunami: como pronto, el Tsunami fue en 1.104 + 3= 1.107 a.C. Precisamente, en esa fecha, está datado uno. Gibraltar resistiría cualquier Tsunami y decidieron ubicar las Columnas allí.
Estrabón se refiere en el siguiente párrafo a las piletas de lavado-salazones (Cetaria) hallados en el yacimiento de “El Eucapliptal” (Campos, 121) en Punta Umbría:»…por lo que también abundan las factorías de salazones tanto de allí como también de la costa del otro lado de las Columnas…» (Geografía III, 2, 6).
El Odiel mide lo que Dardanelos: 1.39 Km. La cadena tenía enlaces idénticos a los anillos de la actual bandera olímpica, cada 7 eslabones (cabezos de Huelva). Torres almenaras del 1.577.
En el museo de “Is-Tan-Bull” (“El Toro negro”) he encontrado una prueba del uso de esas cadenas en el Odiel. Exhibe los eslabones que pertenecieron a una larga cadena que cerraba la boca del “cuerno de oro”, la entrada al Mar Negro, que entonces tenía el nombre nórdico de “Saevidar-sund” (¿Sevilla?); era el gemelo de la entrada al Odiel.
Existen testimonios que la documentan en un amplio rango de tiempo: desde antes del 717, hasta 1.453. Las columnas del puerto de Bizancio son mencionadas por Estrabón, (I, Pág. 337, 344, y Pág. 390). Eran su protección frente a los árabes. Ese tipo de cadenas se denominaban “cartaginesas”, y Cartago fue la heredera natural de Atlántida; bloqueó el estrecho antes de acabar con Tartessos (560 a.C.) y enfrentarse a Roma (Guerras Púnicas).
Fueron usadas en la antigüedad en muchos puertos. Unos flotadores o barriles-boya evitaban que se hundieran, y eran sostenidos desde los muros de una torre-fortaleza (las verdaderas “Columnas” de Hércules”); estarían quizás cerca de la actual Torre Almenara de Arenosillo -de 1.577- Está nada más pasar el puente del Monumento a Colón-La Fe hacia La Rábida, a la derecha. Al parecer se halló un antiguo muro junto a esa Torre, y ahí sigue, tapado. Se construirían tomando como modelo las antiguas. Las torres almenaras llevan ahí siglos, reflejando una tradición milenaria (de ahí San Bartolomé “de la Torre”, que tiene la suya).
Esa tradición de colocar columnas a la entrada o bocana de los puertos se reflejó luego en el Coloso de Rodas, cuyas piernas hacían ese papel. Hoy día se mantiene en las bocanas de las marinas y clubs náuticos del globo.
Homero aporta muchas más pruebas de que las Columnas de Hérkules estaban en el Odiel Así Ulises dice: “desde allí (Huelva) durante nueve días fui llevado por vientos funestos” y en ese tiempo pasó “de las Columnas a Cabo Malea (Gibraltar)” (Odisea, IX, 82). Incluso dice dónde estaban, en un pasaje (I, 50-55 que se refiere a Atlante): “aquel que sostiene las grandes columnas que separan la tierra y el cielo”, es decir, estaban entre los divinos (Huelva y La Rábida –que era el “Hades”-, y la salida al mar, el resto de los mortales, los no divinos (la tierra). Por eso cuando morían, esos reyes “bajaban al Hades”, a La Rábida. También las menciona en el Canto XII de Odisea, (Scila y Caribdis), y a Huelva (Isla Trinacia, la del Tridente).
Es imposible que tal acumulación de elementos citados por Homero, Platón, Estrabón, y otros autores, confluyan en Huelva sin que esta sea Tartessos y Atlántida-Skeria. Sería más fácil jugar diez días seguidos a la primitiva y que te tocasen los 10 (en matemáticas se llama probabilidad de la intersección de sucesos aleatorios). Era Huelva.
El Jueves 5 de Marzo, a las 18:45 h. revelaré una noticia histórica cuando presente “Capitales Imperiales de Tartessos” en el “Centro Cultural José Luís García Palacios” – Salón de Actos de la Fundación Caja Rural del Sur- (C/ Alcalde Mora Claros, 6, Huelva). Cambia lo que se sabía hasta ahora de la Historia de Europa-Mediterráneo-Huelva.
Email: [email protected]. En Librería Welba, Facebook, y Youtube: Atlántida encontrada y demostrada. Citas de Iliada: de G. Oliver-F.Gutierrez, Ed. Planeta, 1.980. Odisea: de José Manuel Pabón, Ed. Gredos 1.993, y de Ed. Iberia, 1.999. Critias y Time:o de Ed. Gredos, 1992. Campos: “Onoba Aestuaria” (Juan M. Campos C.). Aethelman: Atlántida.
Como consecuencia de la investigación de Tartessos – La Atlántida en Huelva, el autor ha hallado (en España, Portugal, y sus islas), la cultura, las ciudades de La Iliada y La Odisea (Homero), y la Playa de fina arena, donde Nausicaa conoció a Ulises… en Huelva.
Citas: Iliada: de G. Oliver-F.Gutierrez, Ed. Planeta, 1.980. Odisea: de José Manuel Pabón, Ed. Gredos 1.993, y de Ed. Iberia, 1.999. Critias y Time:o de Ed. Gredos, 1992. Campos: es “Onoba Aestuaria” (Juan M. Campos C.). Aethelman: Atlántida, El reino del olvido.