Cristina Morales. En el mundo de la interpretación hay distintas variantes y formas de desenvolverse en un determinado papel. Aunque el cine, el teatro y la televisión suelen enfocarse en el entretenimiento, lo cierto es que a menudo son expresiones que sirven para mucho más, son parte de nuestra cultura que también pretenden hacernos ver una realidad, provocarnos un determinado sentimiento o enseñarnos algo. Una de estas corrientes es el teatro reivindicativo, que nace de la necesidad de expresión, en la que se profundiza en la necesidad de expresión de cada actor como individuo social. Concienciar, provocar y abrir los ojos tocando temas de actualidad, abordando problemáticas sociales y temáticas tabú desde la tragedia o la comedia. Apostando por el arte de cada alumno y a través de un teatro crítico y reivindicativo, centrado en el compromiso social.
Por todos es conocido que el teatro aporta muchísimos beneficios al que lo practica, empezando simplemente por satisfacer la necesidad de expresar la creatividad que todos guardamos en nuestro interior y que, por una u otra razón, no somos capaces de expresar. El teatro ayuda al desarrollo personal, actuando como una herramienta de control, logrando una desinhibición que aumenta la seguridad en uno mismo, potencia habilidades personales de gran utilidad, tanto en el teatro como en la vida diaria; estimulando la espontaneidad, la imaginación, el trabajo en equipo, la disciplina, la autoestima, la coordinación, la expresión, el lenguaje corporal o la empatía. Es precisamente un onubense, el actor Luis Ortiz-Abreu quien puso hace poco en marcha un taller en torno a esta disciplina. Partiendo de una base -el trabajo corporal, el texto y la escena- el taller profundiza en el desarrollo de la imaginación, la creatividad y la sensibilidad a través de distintas propuestas temáticas. Proponiendo también ejercicios para mejorar nuestra presencia escénica y la consciencia del espacio como elemento narrativo. Un proyecto que ha emprendido tras años de experiencia en el mundo de la interpretación y con el que pretende instruir a nuevos actores en este arte.
Luis nace en el año 1986 en Huelva, donde comienza a hacer teatro con diez años de edad en la Agrupación Teatral Getsemaní hasta cumplir los veinte años, cuando se traslada a Sevilla para iniciar su formación en Arte Dramático en la Escuela Superior y asistiendo a cursos con José Manuel Mudarra (Interpretación, Expresión Corporal), Patricia Díaz (Canto), Irene de Bruguera o Leticia Gude (Danza) entre otros. Durante estos años en Sevilla trabaja en ‘SennsaTeatroLaboratorio’, bajo la dirección de J.M. Mudarra, siendo parte del elenco en obras como ‘Antígona’ o ‘La Arena, el cuchillo y la Luna’ y asistente de dirección en ‘Máquina Hamlet’, es aquí cuando comienza su inquietud por la dirección. También creó y formó parte de la compañía ‘LaTararaTeatro’. Ya en Madrid; comienza a dirigir el musical infantil ‘Toy Musical: The Story’ (Barabú Producciones) y forma parte de su propio elenco. También retoma su formación actoral en ‘Estudio Recabarren’.
Tras una búsqueda de un teatro más puro y personal, se embarca en la dramaturgia y creación de ‘¿Y si yo me convirtiera en Pez Luna?’, pieza que monta y en la que actúa bajo la dirección de Yasmina Álvarez, su mano derecha, en ‘Compañía de Teatro Recabarren’. Co-dirige y actúa en Serendipia Creaciones en proyectos como ‘Las Furias’ o ‘Las Cosas que no Decimos’. En 2017 es candidato a Actor Revelación en los 27 premios de la Unión de Actores y Actrices por el personaje del profesor que representa en la obra ‘La Lección’ de Eugene Ionesco, dirigida por Eduardo Recabarren. En 2018 estrena ‘La Encrucijá’, una dramaturgia sobre textos de Lorca escrita junto a Pelayo RoCal y en la que actúa bajo la dirección de Pepa Rus. En 2019 se traslada a Sevilla para estrenar con la compañía Sennsa Teatro Laboratorio las obras ‘Las Bacantes’, ‘Femmes Éternelles’ (Estagel, Francia) y ‘Dead Hamlet’. Actualmente prepara en Madrid la obra ‘La Mujer del año’, escrita y dirigida por Pelayo RoCal, que se estrenará en marzo de 2020. Para conocer mejor sobre su trayectoria y nuevos proyectos, hablamos con Luis Ortiz-Abreu.
– ¿En qué consiste el teatro reivindicativo?
– Para mí es una redundancia, el teatro en sí es reivindicativo, pero quería ser más explicativo a la hora de anunciarlo y decidí añadirle la palabra. Creo y apuesto por el teatro que remueve y conmueve, que conciencia y abre los ojos tanto al público como a los actores o actrices que están en el escenario.
– ¿Por qué decides impartir un taller sobre esto en Huelva?
– En Huelva hacen falta más precursores de las artes en general, si puedo aportar algo en eso haré todo lo que esté en mi mano. El taller podría haber tenido otra temática pero esta, a mi parecer, es la que mejor puedo enseñar.
– ¿Cómo empiezas en el mundo de la interpretación?
– La primera vez que me subí a un escenario tenía 5 años. Empecé a hacer teatro con 10 en una agrupación que había en mi colegio donde estuve hasta los 19. Al terminar mis estudios de bachillerato en Huelva, me trasladé a Sevilla a formarme ya de manera más profesional.
– ¿De dónde nace esta idea?
– La idea es transmitir a los alumnos y alumnas mi manera de trabajar y de poner un proyecto escénico en pie. Creo que trabajar desde las pasiones e inquietudes de cada uno es un gran motor para que tanto el público como los actores y las actrices conecten con la realidad que se ponga en escena.
– ¿Dónde podemos verte actuar?
– El próximo proyecto lo estreno en Marzo en una gira que empieza en Castilla la Mancha con una obra que se titula ‘La mujer del año’, escrita y dirigida por Pelayo RoCal.
– ¿Cuáles son tus planes a corto plazo?
– Seguir haciendo obras de teatro, seguir aprendiendo, exprimirme en todo lo que me inquieta o me da curiosidad, buscar un representante para entrar en el cine o la televisión y poder seguir haciendo teatro.
– ¿Cuál es tu sueño?
– Conocer todos los rincones del mundo que sean posibles haciendo teatro.
– ¿Envía un saludo a los onubenses?
– Me gustaría animar a todos los onubenses a que quieran más a su tierra y a lo que sale de ella, que evolucionemos y demos cabida a más disciplinas artísticas y apoyemos a los artistas locales.