HBN. El Trastorno del Espectro Autista (TEA) o autismo es un trastorno neurobiológico del desarrollo que ya se manifiesta durante los tres primeros años de vida y que perdura a lo largo de todo el ciclo vital. Este trastorno se manifiesta de diferente forma en cada individuo, pero todos tienen en común las dificultades para la interacción social y, normalmente, muestran patrones restrictivos y repetitivos de comportamiento, intereses o actividades. Por este motivo, muchos padres, una vez conocido el diagnóstico de su hijo o su hija se preguntan, ¿y ahora qué? ¿cómo puedo ayudarlo?
Existen diferentes formas de acercar el mundo que le rodea a los niños y niñas autistas. Entre ellas, una de las fórmulas que está dando muy buenos resultados es la musicoterapia, una terapia que está desarrollando en Huelva la terapeuta onubense Sofía Domínguez Bervel. Para comprobarlo, hemos querido conocer la experiencia vivida en primera persona por dos onubenses, Carolina y Sofía, madre de una niña y un niño de 4 años con autismo, respectivamente, pequeños que han cambiado de forma radical tras experimentar la musicoterapia.
Tal y como nos explica Sofía, la madre de Mario, «yo había visto que se impartían sesiones y talleres de musicoterapia en Huelva a través de Facebook y me llamó mucho la atención, porque entonces acababan de diagnosticar con autismo a mi hijo Mario. Acababa de conocer que tenía el Trastorno de Espectro Autista y buscaba algo que pudiera ayudarle. Pero, al ser algo novedoso, quería saber si funcionaba o no. Entonces conocí a la madre de Sofía, que es pediatra (Sofía Bervel) y me volvió a hablar de la musicoterapia. Justo esa semana, Sofía tenía una sesión gratuita y llevé a mi hijo para probar. Y, desde el primer momento, vi una conexión total entre mi hijo y ella, así que comenzamos con las sesiones grupales y, después, con las individuales».
Una experiencia que está llevando a cabo con Mario desde noviembre de 2018 y que le ha permitido a Mario relacionarse con otros niños, cuando antes no lo hacía habitualmente. Es más, «en la tercera sesión ya estaba bailando y dando la mano a otros niños», nos dice su mamá, que recuerda que su hijo «no se relacionaba con otros niños porque no sabía hablar, así que hacer actividades y jugar con otros pequeños durante la terapia le vino muy bien».
Realmente, la madre de Mario nos cuenta que «a él siempre le había gustado mucho la música. No se paraba mucho a ver los dibujos animados, pero sí se relajaba cuando escuchaba música, así que, desde que está con esta terapia, está más conectado con el mundo, con otros niños, con su terapeuta Sofía y se lleva muy bien con Carolina».
Efectivamente, el paso por las sesiones de musicoterapia también ha supuesto un antes y un después para la pequeña Carolina. Tanto es así que su madre nos dice de forma rotunda que «Sofía con la musicoterapia es muy buena. Es una gran profesional con lo que hace. Yo incluso digo que la voy a meter en el testamento (risas). Además de psicopedagoga y musicoterapeuta, ella tiene mucha empatía con los niños. Es muy buena. Y, cuando ves que conecta tanto con tu hija, que hasta ahora parecía que estaba desconectada del mundo, es algo muy grande para ti como su madre. Realmente, no es fácil encontrar a una persona que trabaje así con tus hijos».
Conocer a un/a profesional que conecte con el/la niño/a es una cuestión que se valora aún más cuando se trata del autismo, un trastorno que, sobre todo al principio, no es nada fácil de asimilar para los padres y el resto de familiares. Al respecto, Carolina nos cuenta que “como yo tenía otros amigos con hijos para comparar, me di cuenta pronto que pasaba algo con la pequeña, aunque nadie me prestaba atención y pensaban que eran detalles que se pasarían con el tiempo. Sin embargo, no fue así. Su forma de ver el mundo es diferente. Ella no ha empezado a hablar hasta hace unos meses”.
Por su parte, Sofía recuerda que el momento que en el diagnosticaron el TEA a su hijo Mario fue duro, pero, al mismo tiempo, «es un punto de inicio, porque sabía que algo ocurría, pero no sabía qué era. Y ningún pediatra me decía nada. Hasta ese momento me decían que si era muy nervioso, que si era tímido…, así que cuando lo vio por primera vez su actual pediatra nueva le pedí ayuda. Él en ese momento estaba frustrado y lo mostraba estando mal y agresivo. Y esta pediatra cuando lo vio me dijo que fuera a verla sin el niño. Y me dio el diagnóstico. Al principio no te lo crees y a todos nos cuesta mucho asimilarlo, pero es el primer paso para poder ayudarlo«.
En el caso de Carolina, su llegada a los talleres de la musicoterapia se produjo también hace aproximadamente un año. «Allí coincidimos con Mario, con el que también estaba en el Centro de Atención Temprana. Mi hija entró en el colegio sin hablar, así que buscábamos a alguien que pudiera trabajar con ella, porque no sabíamos qué hacer. Y el resultado ha sido muy positivo. Y es que no podemos bajar la guardia, debemos estar todo el día en alerta de todo». No en vano, es importante trabajar lo antes posible, porque, hasta los seis años se conforma la base más fuerte de estos niños, lo que le puede ayudar mucho a lo largo de su vida, de ahí que no puedan perder el tiempo. Para cualquier persona, la infancia es fundamental.
De hecho, Sofía Domínguez Bervel trabaja de forma integral, funciones como el lenguaje, la atención, la memoria, la comunicación y las relaciones sociales entre otras, a través de la música. Según nos explican las mamás, “esta terapia les permite a los niños aprender numerosas habilidades de forma divertida, por lo que aprenden mucho mejor. Y no sólo aprenden música, sino también el ritmo, los colores, el seguir una orden, obedecer, mirar, el entender cuándo empezar y parar… Y todo lo hace de una forma divertida y fácil para ellos”.
Una ayuda que es muy agradecida por estos padres, también porque los diagnósticos han sido un tanto tardíos en ambos casos, sobre todo para Mario, por lo que «cualquier avance lo agradeces más aún. Cada pequeño logro es un universo. Vemos las cosas de otra forma», nos comentan estas madres, que se muestran especialmente felices por los avances de los pequeños en el ámbito de las relaciones sociales, puesto que «ellos no saben qué hacer para relacionarse. Tú se lo tienes que enseñar. Le tienes que decir que, si quieren jugar con otros niños, lo tienen que invitar a que lo hagan. Porque ellos no conocen las normas sociales. No tienen desarrollado el tema de la imitación a la hora de comportarse o relacionarse».
Son tantos los beneficios de esta terapia para estos niños, Mario y Carolina, que están disfrutando de una beca para alumnos con necesidades especiales que pueden solicitar a la Delegación de Educación de la Junta de Andalucía a comienzos de curso.
Por el momento, esta musicoterapeuta lleva a cabo diferentes sesiones individuales y grupales a la semana. Por este motivo, estas madres animan a otros padres con niños con TEA, Asperger o cualquier otra diversidad funcional o, incluso, la timidez u otras situaciones, a que conozcan la musicoterapia, porque son muchos los avances que se van consiguiendo mientras los niños disfrutan.
Siendo así, para finalizar, estas madres, Sofía y Carolina recomiendan «100% su trabajo. No es una clase de música más. Es que Sofía trabaja muy bien con los niños, ofreciendo terapias muy eficaces a través de la música, lo que le permite ayudar mucho a los niños. Ella es una persona muy preparada y con una amplia cualificación en este tema, por lo que consigue grandes resultados».