Andrés Romero y Curro se erigen en triunfadores del Festival de Almonte

 

Carlos Arroyo. Plaza de toros de Almonte, con tres cuartos de plaza en los tendidos, Festival a beneficio de la Hermandad del Cautivo y la Asociación de Fibromialgia de Almonte, se lidiaron cuatro novillos Millares para el toreo a pie, correctos de presentación, nobles en líneas generales, de poca casta y fuerza, algo mejor el segundo, complicado el cuarto, un novillo para rejones, terciado de presentación, noble y bravo, colaborador, el mejor del encierro, y un eral, noble, con complicaciones, para los diestros:

“Finito de Córdoba”, estocada, ovación

Ayuntamiento de Huelva Feria de Otoño

Curro Díaz, estocada, dos orejas

David de Miranda, estocada, oreja



Rafael Serna, pinchazo, media estocada y descabello, oreja

El rejoneador Andrés Romero, pinchazo y estocada, dos orejas y rabo

El novillero sin picadores Diego Vázquez, estocada, dos orejas y rabo

Poco han colaborado los novillos de Millares en su juego sobre todo en la primera parte del festejo, los que correspondieron en el turno a los cuatro matadores de toros que se dieron cita en el tradicional festejo inmerso en los actos de la Feria de la localidad de Almonte. A ello se le unió un fuerte viento que imposibilitó que los trastos dominaran las defensivas y descastadas embestidas de los cuatro primeros de la tarde. Sin embargo, el quinto reseñado para rejones, mucho menos cuerpo que el resto de la corrida y no sabemos por qué, sí que fue bravo y encastado, acometiendo al caballo de Andrés Romero con fuerza. El eral que cerró plaza también fue encastado, pero con complicaciones que en ocasiones fue capaz de sortear el novillero de Hinojos Diego Vázquez.

El que abrió plaza fue un novillo burraco, de buenas hechuras. “Finito” lo recibió a la verónica muy cercano a las tablas por el incesante viento que se haría presente durante todo el festejo. Llegó al último tercio muy venido a menos, casi renqueante y con poco recorrido. El torero de Córdoba compuso bien en algunos compases de la lidia, con su maestría de todos conocida, aunque sin llegar a prender una faena sin ligazón ante la falta de acometividad del burel. La estocada, bastante trasera, fue suficiente para atronar al utrero, escuchando el de Córdoba una cariñosa ovación.

El segundo de la tarde le correspondió en suerte a Curro Díaz. Tuvo más movilidad en los primeros compases de la faena de muleta, y Curro lo aprovechó en un trasteo con prestancia, sin mucho ajuste. Solo duró el novillo dos series, ya que a la tercera se paró, y no pudo el torero de Linares redondear su actuación. La falta de repetición del novillo impidió la ligazón y se quedó todo a madias tintas. Lo mejor, un estoconazo en el hoyo de las agujas que acabó con el toro de manera fulminante y que encendió al respetable, que le pidió con fuerza las dos orejas del utrero.

El tercero tuvo guión parecido al primero de la tarde. Con pelaje similar, salió de chiqueros con espectacularidad, rematando en los burladeros. Hizo una buena pelea en varas, con un gran puyazo de José Cartes, y ahí se acabó el novillo. David de Miranda no pudo más que intentarlo ante las defensivas embestidas del astado, que fue recortando el viaje, hasta quedarse prácticamente en el embroque, además de embestir a trompicones por su falta de fortaleza. El arrimón final del torero de Trigueros para justificarse de un torero honrado, que pasaportó al utrero con una estocada casi entera. Le fue concedida una oreja.

El cuarto novillo de la tarde fue el de mayor presencia del festival. Un colorado, alto de agujas y seriedad, peleó bien en varas metiendo la cara abajo, y de nuevo le pasó factura para el resto de la lidia. Se fue viniendo debajo de forma alarmante con el devenir de la faena, sacando además mala clase, en embestidas a cabezazos y quedándose muy corto, pero venciéndose hacia la jurisdicción de Rafael Serna. El torero sevillano realizó una faena afanosa, y queriendo agradar, a una afición que en breves fechas lo verá enfrentarse en la capital de la provincia a los toros de Cuadri. Se atascó algo con la espada, con un pinchazo y media estocada que necesitó de descabello. Aún así fue premiada su trabajada actuación con una oreja.

El quinto le correspondió en suerte al rejoneador Andrés Romero, viéndose así alterado el orden “normal” del festejo, ya que el rejoneador suele abrir plaza. Entendemos que será para no estropear demasiado el estado del ruedo con las pisadas de los caballos. El novillo fue el mejor de la tarde con diferencia, aunque muy terciado, con bravura y acometividad. El mejor momento de la tarde de rejoneador de Escacena vino con Fuente del Rey, con las banderillas, que puso al público en pie. Pinchó el primer rejón de castigo, y acabó con el gran novillo con una estocada atravesada. Le conceden los máximos trofeos.

El que cierra plaza es un eral de capa colorado. Diego Vázquez, novillero sin picadores de Hinojos, lo recibe a la verónica y quita con chicuelinas. El novillo, sin excesivo poder, tiene complicaciones en cuanto a distancias y alturas, además de hacerle hilo. Complicaciones éstas de difícil resolución para un novillero que está empezando. Aún así, consigue el acople por momentos, dejando muletazos de buen trazo, intentando el toreo puro y sin estridencias, algo que se agradece en alguien que empieza. Hace bien la suerte suprema, y se le conceden los máximos trofeos.


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