Agustín Medel. A mediados los años 20, uno de aquellos teatros portátiles que recorrían las ciudades y pueblos de España fomentando el arte de la escena con sus programaciones de dramas, comedias, varietés, zarzuelas y operas, llegó por aquel entonces a la histórica ciudad de Niebla.
Entre los 15 o 20 artistas que componían aquel teatro, unos dramáticos, otros cómicos y otros cantantes, venía una guapa solista llamada Anita Hernández Martínez, nacida en Valencia en 1.891, la cual se había casado años antes con el director de la orquesta de dicha compañía D. Román Chenoll Diez, nacido en Manises en 1.875, los cuales se habían conocido en el mismo conservatorio valenciano donde estudiaron ambos.
Sobre 1.923 y en su gira por Andalucía llegaron a dicha ciudad, en cuya población, D. Román se sintió indispuesto para continuar la gira y en compañía de su señora y sus hijos Amelia, Amparo, Enrique y Ernesto, tuvo que asentarse en la misma a fin de recuperarse y a la vez matricular a sus hijos en la escuela. Enterado el Sr. Alcalde de la accidental llegada de un buen músico a su ciudad, tras conocerlo y tratarlo, le ofertó que constituyese una Banda de Música Municipal en su municipio.
Aceptada dicha oferta, D. Román comenzó a seleccionar y enseñar a los variados instrumentistas necesarios y tras muchas vicisitudes el 1-5-1927 hizo la presentación de la misma en un acto eclesiástico donde fue bendecida ante la expectación popular.
Al finalizar el acto y tras la Marcha Real, con los compases del pasodoble Viva Niebla se desfiló hacia el local de la Escuela Nacional, donde se sirvió un abundante refrigerio costeado por los agradecidos padres de los músicos, orgullosos por el logro realizado.
A continuación, las distintas autoridades dieron los discursos de felicitación correspondientes, siendo el más destacable entre ellos el nombramiento al Sr. Román Chenoll Díez de Hijo Adoptivo de la ciudad. (Diario de Huelva 8-5-1927)
Aquella pequeña banda perduró durante muchos años. Transcurridos tranquilos años de asentamiento en la localidad, un 2 de Noviembre de 1925 les nació un hijo al que llamaron JOSE y sus correspondientes apellidos CHENOLL HERNÁNDEZ.
Sus recuerdos infantiles le retornan a menudo muy agradablemente a sus correrías por las estrechas y polvorientas calles de su pueblo natal con 5/6 años, así como sus andanzas por el entorno a su antiguo castillo y murallas en compañía de sus añorados amigos.
A mediados del año 1933, D. Román y su familia se trasladaron a Moguer al serle ofrecida la dirección de la banda del municipio con un buen incremento de haberes.
En el atrayente entorno artístico y musical de la familia, aquel niño de 8 años, con el anterior traslado de enseres, encontró casualmente un antiguo método de solfeo de D. Hilarión Eslava que había pertenecido a su madre e insistentemente les solicitó a sus padres que le enseñasen. Tras los tres cursos del método, al año y medio su padre le proporciono un requinto – sus pequeños dedos no podían dominar el clarinete – y así empezó a tocar en la banda y disfrutar de la música.
En años posteriores su padre le aconsejó el estudio del Trombón y el Bombardino ambos de similares embocaduras.
Dos años después fue un duro golpe para un niño de 10 años la pérdida de su joven madre con tan solo 44 años en 1935, meses antes de disolverse aquella banda de música de Moguer por la horrible guerra que se inició.
Volvieron a Niebla y D. Román recobró su puesto en el Ayuntamiento y reunió a los músicos que quedaban de la banda que él fundó, prosiguiendo así las actuaciones.
Entre los años de 1938/39 se había fundado en Huelva la escuela internado de Flechas Navales con miras a la formación de futuros marineros. El carácter castrense de dicho estamento no podía carecer de una formación musical, e inicialmente se formó una de cornetas y tambores, la cual se convirtió posteriormente en banda de música con el apoyo y asesoramiento de dos buenos músicos profesionales, D. Rafael Mancheño y D. Francisco Gámez.
Al celebrarse las fiestas de la Virgen de Pino, patrona de Niebla el 8 de Septiembre de 1939, asistió a su festejo aquella infantil banda de Flechas Navales, la cual actuó en el cortejo de la Virgen, a la vez que la propia de Niebla.
Al destacar con su trombón en la banda de su padre a sus 14 años, Don Horacio Pardo, quizás asesorado por el director de aquella banda juvenil, D. Francisco Gámez, le ofrecieron a su padre la incorporación del chaval a la banda del colegio que él dirigía. Y así fue.
Tras esta oferta, su padre autorizó su incorporación a fin de que pudiese ampliar sus estudios musicales y culturales. Su integración a la misma fue en los finales de aquel mismo año de 1.939.
Tras la permanencia de varios meses en dicha banda, su añoranza por la ausencia de su padre carente de buena salud le hizo retornar a Niebla, con el beneplácito del Director de la Escuela, el cual le dijo que tenía las puertas abiertas para cuando quisiera.
El fatídico día en que cumplía 15 años, tuvo que asistir (2 de Noviembre de 1940) a la inhumación de su querido padre a sus 65 años.
El solo él podría decirnos cuál fue su reacción ante la situación en que se encontraba para afrontar su vida con sus 15 años, huérfano de padres y siendo el benjamín de la familia con cinco hermanos mayores, educado, agradable, buen estudiante, sensiblemente tímido y responsable debía tomar una determinación. Sopesando la misma, y aconsejado por sus hermanos mayores, optó por reincorporarse a los Flechas Navales, comenzando así su vida artística.
Aquel joven iliplense, casi de una manera obsesiva, continuó tras muchas horas de estudio perfeccionando su dominio del instrumento a la vez que culturales, llegando a ser con el tiempo profesor de sus mismos compañeros. Tras años de estudio y esfuerzos, a los pocos meses de cumplir sus 20 años, opositó para la Banda Municipal de Música de Huelva ganando la plaza e incorporándose a la misma el 8-5-1946 permaneciendo en ella hasta el 23-8-1952.
Sus nuevos compañeros profesionales comprobando las facultades artísticas de aquel chaval, fueron los primeros en facilitarle actuaciones en orquestas de teatros, orquestas de bailes, salas de fiestas, etc, todo dentro de las posibilidades de trabajo que por aquel entonces existía en Huelva pudiendo de esta manera emanciparse de Flechas Navales.
Estos mismo compañeros y viendo la provinciana musicalidad de Huelva, le aconsejaban el no quedarse aquí, pues su dominio del arte musical necesitaba un campo más amplio.
Tras pasar seis años en la Banda Municipal de Huelva y a sus 27 años, preparó oposiciones para la Banda Municipal de Madrid, las cuales ganó y en el verano de 1.952 se incorporó a la misma como bombardino, permaneciendo en ella hasta 1.962.
Afianzado en dicha banda, lo primero que hizo al llegar a Madrid fue casi de inmediato matricularse en el Real Conservatorio a fin de perfeccionar su técnica y ampliar sus conocimientos musicales, logrando el título de Profesor Superior y el premio “Final de Carrera”.
Trascurrido varios años en la Municipal de Madrid y con aproximadamente 33 años, solicitó una excedencia de dos años en la misma a fin de recorrer en compañía de artistas famosos de la época varios países europeos.
En torno a los años 58/59 se había formado entre los grandes jazzístas españoles de la época, orquestas con la intensión de propagar su arte. Curiosamente en aquellos momentos un promotor americano propuso un concierto de jazz a celebrar en Nueva York en la que actuasen orquestas americanas y europeas. Seleccionados músicos entre ingleses, franceses, alemanes, etc, fue llamado como trombón el Sr. Chenoll, el cual tuvo que rechazar la invitación para no dejar abandonada la orquesta con la cual recorría Europa.
Retornado a Madrid, se incorpora nuevamente a la Municipal donde un par de años posteriores y a sus 37 años se le presentó la oportunidad de presentarse a la Orquesta Nacional de España (ONE) y como buen opositor ganó la plaza de trombón solista en la misma, de la cual sería posteriormente su Inspector.
Por la insuperable polivalencia artística de esta persona, así como su inquietud por el conocimiento de las innumerables variedades musicales, en aquella década de los años 50/60, y alternando con la ONE, lo mismo fue llamado para actuar en TV, que para grabar discos con distintos artistas o bandas sonoras de películas, actuando a la vez en salas de fiestas, bandas de Jazz, cabaret, etc.
Su nombre había adquirido progresivamente tal fama que para grabar con Alfredo Kraus, Concha Piquer, Manolo Caracol, Rafael, Julio Iglesias, Rocío Jurado, Isabel Pantoja, etc, no podía faltar el sonido de su trombón.
Pero como el mismo destaca, donde mas disfrutaba era haciendo Jazz. Sus conciertos con Tete Montoliu, Pedro Iturralde, Joe Moro, José Luis Medrano, Pepe Nieto y tantos otros de la época fueron de gran éxito en el Madrid de aquellos años.
Y sobre todo con la grabación en 1963 del disco Bloque 6 del santanderino Juan Carlos Calderón en el cual interviene Arturo Fornes, Joe Moro, Juan Cano, Jose Luis Medrano, José Chenoll, Sigfrido Vidaurreta, Jesús Pardo, Wladimiro Bas, Pedro Iturralde, Lincoln Barceló, Lin Barto, Carlos Casanova y Pepe Nieto, el cual tuvo tanto éxito que su edición se agotó al poco tiempo.
En la contraportada de este disco es destacado entre otros el Sr. Chenoll cómo el primer trombonista español,” sin embargo en el libro “Los grandes creadores de Jazz “ de Arnaud y Chesnel al escribir sobre el jazz en España lo destacan como “posiblemente uno de los mejores trombonistas europeos de jazz”
Sus continuos bolos, si bien es verdad que eran rentables económicamente, conllevaban una nocturnidad agotadora y contrapuesta a su desarrollo sinfónico, lo cual le hizo pensar en lograr el máximo de su profesión y asegurarse una situación en la cual pudiese a la vez hacer perdurar las enseñanza por él recibidas.
Continuando con sus actuaciones en la ONE, en 1.970 y a sus 45 años se presentó, tras unas largas y exhaustivas oposiciones, a la plaza de profesor catedrático de Trombón de Varas y Tuba del Conservatorio Superior de Música de Madrid, cuyo profesorado ejerció hasta su obligatoria jubilación en 1.991 a sus 65 años. Entre la multiplicidad de felicitaciones y agradecimientos recibidos durante su trayectoria artística-laboral por compañeros, alumnos y entidades, destacaremos solo tres.
En 1966 a la Orquesta Nacional de España se le concedió la Medalla de Oro a Las Bellas Artes y de Plata a cada uno de sus componentes.
En 2005 la AIE (Asociación de Artistas de España) le otorgó un trofeo (que le entregó Rocío Jurado junto al director de la Sociedad) por sus 50 años de profesión.
En 2.016 el Conservatorio Superior de Música de Madrid le otorgó la insignia de Oro por trayectoria profesional como profesor.
Este incompleto curriculum vitae es altamente escueto, puesto que sería imposible completamente el describir paso a paso el desarrollo de su meritoria profesión artística y las labores desarrolladas durante tanto tiempo en sus distintas facetas, pero si quiero resaltar y es mi pensamiento y el de muchos de sus alumnos, la enorme humildad, su agradabilidad y su simpatía a la hora de impartir sus enseñanzas.
Hoy en día y a sus 93 años, aun sigue asesorando a los nuevos trombonistas, a la vez que, como persona longeva, añorando y recordando satisfactoriamente el esfuerzo y disfrute su que durante tantos años de carrera ha dejado en sus recuerdos.
Lo singular de esta persona es que de siempre se ha sentido muy orgulloso de su nacimiento en Niebla, pregonando el apellido Chenoll junto al nombre de la histórica ciudad que le vio nacer, antepuesto siempre al de la provincia.
El apellido Chenoll seguirá recordándose porque su hermana mayor (Amelia) que va a cumplir 97 años, se casó con un iliplense llamado Jose Márquez Boza conocido como el “Rubio” de cuyo matrimonio nacieron dos hijos “Anita y Jose María “ cuyos apellidos “ Márquez Chenoll “ harán que perdure esta bonita combinación de dos iliplenses de distintas dinastías.