Rosa Mora. Se define como una persona que intenta comunicar. Antes lo hacía a través de los medios de comunicación y ahora pretende transmitir su entusiasmo por el saber, su curiosidad y el gusto por la lectura a su futuros alumnos. Licenciada en Periodismo y Comunicación Audiovisual, la onubense Rosa Rodríguez, con una amplia trayectoria en medios de comunicación lucha ahora por alcanzar otro de sus sueños: el de convertirse en profesora de Lengua castellana y Literatura. Una vocación por la enseñanza que, nos confiesa, siempre estuvo ahí, y que ahora siente más que nunca. Es por ello que el pasado curso realizó en la Universidad de Huelva el Máster Universitario en Profesorado en Enseñanza Secundaria Obligatoria y Bachillerato, Formación Profesional y Enseñanzas de Idiomas (MAES, en adelante), gracias al cual se reafirmó en su convencimiento de que docencia era lo suyo.
Amante de la cultura y el arte en todas sus manifestaciones, además de admiradora de la innovación y de la capacidad humana para progresar, Rosa Rodríguez destacó ya a su paso por el MAES. Obtuvo la máxima calificación del máster en su especialidad, así como causó admiración por el diseño de una original e innovadora metodología para enseñar Lengua castellana y Literatura a través de la serie El Ministerio del Tiempo. Un proyecto que responde a su visión optimista de la enseñanza al creer que «todos los discentes, a su modo y dentro de la manera particular que tiene cada persona de aprender, pueden lograr grandes metas. Por eso es muy importante que estén motivados y sean conscientes de sus posibilidades», y sobre el que nos habla en esta entrevista concedida a Huelva Buenas Noticias.
– Reconocimiento por la máxima calificación en tu especialidad del MAES, ¿Qué supone para ti esta distinción?
– Un gran honor, desde luego, sobre todo teniendo en cuenta que todos mis compañeros del Máster de Secundaria son estupendos y serán estupendos profesores. Lo cierto es que todos nos hemos esforzado mucho y recibir la distinción ha sido todo un orgullo.
– Cuéntanos, ¿Qué te llevo a cursar este máster?
– Bueno, es una larga historia. Cuando elegí la carrera después de Selectividad, me decanté por Periodismo porque tenía vocación y porque el lenguaje como instrumento de comunicación me apasionaba, junto a otras disciplinas relacionadas con las Humanidades. Pero al final, me decanté por esa Licenciatura. Comunicar, contar historias, facilitar que los ciudadanos accedan a su derecho a estar informados y en el fondo, mucho del pensamiento utópico del que uno es abanderado cuando elige qué estudiar y del optimismo de quien quiere hacer algo bueno por el mundo. Al mismo tiempo, mi tío que es profesor siempre me animó a ser docente porque pensaba que se me daba bien. Incluso después de la carrera me planteé inmediatamente inscribirme en el Curso de Adaptación Pedagógica (que era la habilitación anterior a la existencia del máster). Algo me decía que algún día lo intentaría, pero seguía ejerciendo como periodista y comunicadora, una maravillosa profesión en la que he vivido momentos indelebles. Con el tiempo, la crisis que sufre ahora mismo el sector y esa inquietud de la que hablaba, me decidí a retomar ese camino de la docencia y descubrí que es una gran vocación que tengo, al mismo nivel que la comunicación e incluso mayor. Soy una gran entusiasta y defensora de la enseñanza innovadora, pero sobre todo, comprometida con los alumnos.
– Un TFM el que realizaste, bastante innovador, ¿No es así?
– Mi TFM es uno de los proyectos más exigentes pero también más emocionantes que he desarrollado en mi vida. Sabiendo que los adolescentes de hoy leen, pero no lo que esperamos que lean (recordemos que se pasan el día leyendo delante de una pantalla y descifrando códigos verbales y no verbales), se me ocurrió que podríamos usar un método que fomente la lectura y que también nos sirva para desarrollar los demás elementos del currículo de Lengua. Como soy Licenciada en Comunicación Audiovisual y muy aficionada a las series, viendo El Ministerio del Tiempo un día se me ocurrió que podría usar este producto audiovisual como excusa para crear una metodología innovadora y motivadora, que de hecho combina varios recursos didácticos que engancharan a mis alumnos. Así nació el proyecto El Ministerio del Tiempo en clase de Lengua y Literatura. He de reconocer que me documenté y vi que se habían hecho algunos proyectos en Primaria (comprendiendo varias áreas) y en Secundaria, uno de Ignacio Maté en Ciencias Sociales. Pero no había nada para Lengua, aun cuando las referencias literarias y culturales en la serie son muy abundantes. Y me puse manos a la obra diseñando una metodología. Consiste en crear un juego de rol donde los alumnos son divididos en patrullas (grupos) con diferentes roles (investigadores y agentes de campo). Los contenidos están recogidos en misiones que los alumnos tienen que superar, con un sistema de puntuación (superando misiones y por tanto, conocimientos y desarrollando actitudes y procedimientos) que contiene puntos para la patrulla e individuales, e incluso de comportamiento. Los alumnos tienen acceso a las clasificaciones, un dossier de información (con la teoría, que es explicada de forma breve por el profesor) y un cuaderno de misiones explicando qué deben hacer y cómo. Así, cada unidad es como un capítulo de la serie que el profesor inventa para recoger todos los aspectos de la programación. También he creado una página web donde tienen un área de alumno, se explica el juego detalladamente, las recompensas y pueden descargarse los documentos, mirar las clasificaciones y subir sus misiones ya completadas.
– Trabajo que tuviste además la oportunidad de poner en práctica en un centro educativo, ¿Qué recepción tuvo entre el alumnado?
– La verdad es que me siento muy afortunada porque tuve la gran oportunidad de poner en marcha el proyecto en el Colegio Virgen del Rocío, el centro donde efectué mis prácticas durante el máster. En este centro, los alumnos usan iPads que cuentan con acceso una plataforma del propio centro en lugar de los libros de texto en papel. Mi tutor, Miguel López Verdejo me dio plena libertad para enseñar a los alumnos de Segundo de la ESO una unidad didáctica a través de mi metodología. Tengo que decir que tuvo una acogida maravillosa, los alumnos aceptaron el juego (se les evaluó con esta metodología en lugar de con una prueba escrita objetiva) y estaban totalmente motivados ante la novedad de la historia, las clasificaciones, las puntuaciones y sobre todo, un método que combina gamificación, aprendizaje en equipo, aprendizaje por proyectos, design thinking, etc. Recuerdo que estaban tan entusiasmados que me buscaban por los pasillos para preguntarme por conocimientos de lengua, hubo alumnos que a pesar de haber obtenido la máxima puntuación seguían haciendo misiones voluntarias (haciendo videos, infografías, booktrailers…) porque les apetecía e incluso hubo algún alumno con la asignatura suspensa durante todo el curso que aprobó la evaluación en mi unidad didáctica y conste, no le regalé ni una sola décima de punto a nadie. No puedo evitar emocionarme al recordarlo. Lo cierto es que también me exigía mucho como docente (tuve que evaluar al menos diez mini trabajos por alumno), pero sin duda, solo por ver el entusiasmo de los alumnos, volvería a hacerlo. Es de las mejores experiencias que he tenido.
– ¿Cuáles son, a tu juicio, las cualidades que debe tener un buen docente?
– Casi me da miedo responder a esta pregunta, porque creo que aunque tengo experiencia (estoy trabajando en una academia y también como profesora de apoyo), seguro que hay profesores que llevan muchos años y pueden aportar más que yo. Pero, creo que un docente debe tener muchas cualidades. La primera, sin duda, es la empatía, la capacidad de ponerse en la piel del otro y reconocer sus limitaciones pero también sus logros. Al ponerse en la piel del otro uno aprende muchos valores como la tolerancia y el respeto (si tiene cierta inteligencia emocional, claro está). Luego, creo que un profesor, de vez en cuando debe seguir manteniendo conversaciones con el niño que fue hace años. Así comprenderá muchas cosas, seguirá teniendo imaginación y sobre todo, tendrá curiosidad por el mundo. También debe saber que es un profesor, no un “colega de sus alumnos”, porque es una figura de autoridad. El respeto mutuo y la educación tomada en el sentido más amplio (también la de valores) son muy importantes, al igual que la paciencia. Debe saber transmitir sus conocimientos, motivar… En definitiva, un profesor es un hombre o mujer orquesta que se dedica a mil asuntos pero sobre todo, es alguien que está dispuesto a seguir aprendiendo durante todos los días de su vida. Debe estar dispuesto a aprender de sus alumnos.
– Periodista y comunicadora audiovisual que aspira a ser docente, se ha encontrado recientemente con un giro en la legislación que le dificultaría ejercer como profesora en centros privados y concertados, ¿Cómo valora la actual situación?
– La situación es injusta. No tengo palabras para definirla ahora mismo. La situación ha cambiado desde hace relativamente poco tiempo y la realidad es que un Real Decreto impide a algunos titulados, en mi caso pertenezco al colectivo de comunicadores y periodistas, ejercer en algunas especialidades, en nuestro caso Lengua. Sin embargo, y he aquí una de las ironías, cuando elegimos la especialidad del Máster para los periodistas y comunicadores la vía preferente es la de Lengua Castellana y Literatura, entre otras cosas, porque tradicionalmente ha sido así. Desde siempre, periodistas y comunicadores han impartido clase de Lengua junto a los filólogos.
Ahora, el Real Decreto cambia la situación. Se nos adscribe a la rama de Ciencias Sociales en lugar de a la de Humanidades y ese es el motivo o excusa que esgrimen desde las administraciones para no permitir que impartamos clases de Lengua, que es nuestra vía preferente en el máster, en privados, concertados y para no darnos acceso a las bolsas. Pero lo que más me apena es la falta de información. Sinceramente, creo que aun sabiendo de antemano esta información hubiera hecho igual el máster, aunque insisto, nunca supimos nada de este asunto hasta que lo terminamos. Desde que fui consciente al terminar el máster de la situación (nadie me dijo nada mientras lo cursaba o incluso antes), una gran losa aplasta mis ilusiones. Imagina que tienes el mejor expediente del máster para ser Profesor de tu especialidad y no puedes ejercer en la escuela secundaria privada ni concertada, ni tampoco entrar en bolsas extraordinarias. Lo único que puedes hacer es opositar y aprobar el examen, si es que quieres enseñar Lengua. Es un agravio comparativo con otras titulaciones que sí pueden ejercer la enseñanza en su especialidad solamente por el hecho de tener el máster (nos sitúa en clara desventaja por ejemplo al opositar, ya que no tenemos la oportunidad de tener tiempo de servicio antes de concurrir al examen a través de la bolsa extraordinaria, como sí que la tienen otros grados y licenciaturas), y mucho más cuando los periodistas y comunicadores sí que podíamos ser contratados hasta hace poco en esta especialidad. En mi caso la noticia ha sido desoladora, aunque espero que la situación cambie y pueda dentro de poco volcar todo el entusiasmo que tengo por enseñar en mis alumnos. Lo espero sinceramente.
– ¿Cuáles son tus aspiraciones?
– Hay quien sueña con ganar mucho dinero, o llegar algo en el escalafón educativo. Mis aspiraciones son modestas pero a la vez ambiciosas. ¿Hay alguna cosa más motivadora y emocionante que compartir tus conocimientos con tus alumnos y que éstos descubran el apasionante mundo de la lengua y la Literatura a través de tus clases?
Pues esa es mi aspiración, ser profesora. Enseñar a alumnos de Secundaria. Ser feliz y hacer felices, o al menos, más fuertes y preparados a mis alumnos.