Rosa Mora.«Nuestra gran labor será dar cariño y humanidad«, explica a Huelva Buenas Noticias el cooperante José Antonio Pichardo. Natural de Escacena del Campo, este onubense ha comenzado ya la cuenta atrás para su deseado viaje a Etiopía, país en el ejercerá de voluntario siguiendo las pautas que le den las Hermanas de la Caridad, congregación fundada por Santa Teresa de Calcuta. Serán tres meses, del 15 de enero al 11 de abril, los que José Antonio estará en la ciudad de Dire Dawa, localizada al este de Etiopía, a orillas del río Dechatu.
A pesar de que cada experiencia de cooperación es diferente, y más en un continente como África caracterizado por una enorme diversidad, José Antonio sabe ya lo que es dejar su casa de Escacena del Campo para embarcarse en aventuras de estas características. Nos los explica así en la entrevista que nos ha concedido:
– En enero llegarás a Etiopía, ¿Cuáles son tus expectativas?
– Nuestra labor en Dire Dawa será, en un principio, trabajar en un hospital. Es en los centros sanitarios donde más demanda de personal existe. Son tantas las personas con problemas físicos y mentales, que nuestra intención es colaborar lo máximo posible. Estaremos curando heridas y úlceras, así como ayudando a la movilización de pacientes para evitar que se les creen en escaras en la piel. De todas maneras, una vez que lleguemos las Hermanas de la Caridad nos darán las pautas necesarias para desempeñar lo mejor posible nuestra labor allí. Al margen de estas funciones, quiero resaltar que nuestra gran labor será dar cariño y humanidad.
– No será tu primera vez en África, cuéntanos tus experiencias anteriores.
– En ocasiones anteriores he estado en Er-rrachidía. Se encuentra situada en Marruecos pero en la frontera con Argelia. Se trata de una zona pobre, por lo que también muy necesitada. Nuestra actuación allí estaba centrada en intervenciones en colegios realizando actividades con los pequeños y dando todo nuestro amor. Fue una experiencia maravillosa e inexplicable, además de ser la que me ha impulsado a seguir con esta labor de cooperante, ya que me he quedado con la miel en los labios.
– ¿Cómo valoras esas experiencias?
– Este tipo de experiencias solo se pueden valorar cuando las vives. Digamos que son inexplicables. Me faltan palabras para describir lo vivido, pero la emoción que siento creo que es suficiente para que entendáis una mínima parte de ello. Resumidamente, os puedo decir que la valoración es cien por cien satisfactoria y recomendable. Es realmente increíble cómo viven en estos países y lo duro que es aquello, pero para eso estamos nosotros, para aportar nuestra mejor versión ayudándolos.
– Respecto a los idiomas, ¿Cómo te desenvuelves con ellos?
-Sinceramente, me desenvuelvo regular [ríe]. En Marruecos se habla más francés, mientras que en Etiopía será inglés. De todas maneras, os puedo asegurar que, al fin y al cabo, el idioma es lo de menos. El lenguaje universal es único, es el todo. La mímica, gestos, cariño y amor… esa la clave.
– ¿Y tu familia qué pensó cuando les comunicaste tu voluntad de ir a África?
-Sinceramente, demasiado buenos son. Siempre han respetado mis decisiones y afirman que si es lo que quiero, adelante. Eso sí, que insisten en vaya con precaución -en cuanto al tema de vacunas y con provisiones de fármacos- pero, sobre todo, me animan a que dé el cien por cien de mí, ya que opinan que soy una persona maravillosa y con un corazón de oro. Aún así, se asuntan, yo los entiendo; pero mi misión en la vida es ayudar a los más desfavorecidos. Los quiero muchísimo, mi familia lo es todo, y doy gracias por ello
– ¿Recomendarías a los lectores a unirse este tipo de proyectos?
-Por supuesto, recomiendo a todos a unirse a este tipo de proyectos ya que no solo llenan el corazón de uno mismo, sino el de millones de personas tan necesitadas de todo: cariño, comida, agua, medicamentos, acción sanitaria, acción educativa…. Eso sí, para realizar este tipo de acción debes quererlo y tenerlo muy claro. Este sentimiento viene solo y cuando te llegue, lo notarás, lo sentirás.