Redacción. El interior de la Casa de la Juventud presenta desde hoy una imagen totalmente renovada gracias a los murales que ilustran las paredes de los espacios comunes y pasillos de este edificio municipal, un trabajo que ha estado realizado íntegramente por el artista onubense José Manuel López Vidal y que ya ha quedado inaugurado esta tarde en La Ruta tras más de cinco meses de intensa dedicación de este joven a la creación artística de esta obra.
Tal como ha destacado la concejala de Políticas Sociales e Igualdad, Alicia Narciso, “hemos querido que este centro, que se ha convertido en un auténtico punto de encuentro y referente para los jóvenes de la ciudad, pudiera lucir en sus paredes el talento de un joven onubense y reflejar de una forma muy especial nuestras tradiciones y riquezas, con referencias a nuestra gastronomía y entornos naturales que son realmente originales”.
De esta forma, a lo largo de las 25 figuras distribuidas en las paredes de las dos plantas de La Ruta, puede verse “un particular jardín de las delicias con una estética muy renacentista, pero interpretadas a un nivel contemporáneo, con un colorido suave y profuso, muy brillante, donde no faltan las alegorías y alusiones a la luna y el sol”, señala su autor.
Asimismo, en la zona expositiva de La Ruta también puede verse desde hoy hasta el próximo 15 de diciembre, de lunes a viernes y en horario de 7.30 a 21.00 horas, otra muestra de López Vidal denominada ‘Aquí todo son caminos’, en la que este artista propone un recorrido a través de su propia vida, de sus experiencias, de sus amores, de sus ídolos, de sus fracasos, de su dolor y también de su alegría a través de diversas pinturas y esculturas.
Una muestra en la que este joven de 25 años, licenciado en Bellas Artes por la Universidad de Sevilla, ha querido jugar con la simbología para hacer de su experiencia personal una trama universal donde cada cual pueda tener su propia lectura y al mismo tiempo montar su propia narrativa, tal como asegura el autor.
De esta forma, la exposición se articula como una catarsis poética y bella, donde Lopéz Vidal se vale de la iconografía religiosa y barroca en la que fue educado en su infancia para darle una vuelta y tratar apartados a veces repudiados por la propia religión. Así, temas tan variados como el deseo homosexual, el sexo, el amor, el rechazo y los ídolos se enlazan con otros tan distintos como los programas televisivos o la provincia de Huelva en todo su conjunto, conformando estos caminos a los que alude el título y por los cuales el artista invita al visitante a aventurarse para ser parte de sus vivencias más íntimas.