Dando pinceladas desde la oscuridad, la trayectoria del artista onubense invidente Simeón Peña ‘Malatesta’

El artista onubense Simeón Peña 'Malatesta'.
El artista onubense Simeón Peña 'Malatesta'.
El artista onubense Simeón Peña ‘Malatesta’.

A.R.E. ¿Es necesario ver para crear? Para el onubense Simeón Peña Castilla, conocido como ‘Malatesta’, está claro que no. Natural de Hinojales, a sus 69 años lleva décadas dando vida a obras de arte de la más diversa índole con sólo un 8% de visión. Un artista con discapacidad visual grave con una trayectoria que lo ha llevado a Francia, Barcelona y hasta Nueva York. Su última parada ha sido Madrid, donde actualmente participa con el cuadro ‘Mujer en fiesta’ en una exposición colectiva en el Museo Tiflológico de la ONCE.

La vida de Simeón ha sido un ir y venir desde que abandonara su pueblo cuando era aún un adolescente. Desde pequeño, y a pesar de que ni en su familia ni en la Sierra onubense por aquella época había prácticamente pintores, siempre se sintió atraído por el arte.


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Imagen de una exposición de Malatesta en Moguer.
Imagen de una exposición de Malatesta en Moguer.

Sus primeros dibujos podrían considerarse ‘graffitis’, ya que los realizó con 13 años en las paredes blancas del primer transformador que instalaron en su pueblo. «Pensé que aquellas paredes no eran de nadie y que, siendo así, podía pintarlas. Con una piedra algo blanda que había en la zona, que era de color gris oscuro, una especie de pizarra, empecé a dibujar a las chicas de Hinojales. Luego venían sus madres, que querían pegarme por haber pintado a sus hijas«, recuerda divertido ‘Malatesta’.

En 1964, el onubense fue a vivir a Madrid con la familia, donde aprendió el oficio de fontanero, y luego marchó a París, aunque allí pasó poco tiempo, sobreviviendo cargando camiones por la noche. Al final, se instaló en Albi, ciudad situada al sur de Francia, donde decidió que era el momento de tomarse más en serio el dedicarse a la pintura. Y es que nunca abandonó su pasión por el arte. En Madrid hacía obras que mostraba en el rastro los domingos, en la ‘calle de los pintores’, lo que le ayudó a hacer interesantes amistades en este ámbito.


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Cartel de una de sus muestras.

Cabe señalar que no fue hasta que alcanzo los veinte años que Simeón perdió la mayor parte de la visión. «Desde joven me fallaba la vista. Iba al oculista y me ponían gafas, pero no me servían mucho. Al final, el problema, que resultó ser una degeneración ocular, fue aumentando hasta quedarme con un 8% de visión en los dos ojos a los veintitantos. La verdad es que empezó muy pronto y no ha avanzado mucho, me mantengo en la misma situación», explica el onubense.

Fue en Barcelona, ciudad en la que recaló cuando regresó de Francia, donde en una revisión para la empresa en la que trabajaba le recomendaron que fuera a la ONCE. Le hicieron los reconocimientos oportunos y se afilió a la Organización, de la que ha sido vendedor muchos años. Como Simeón relata: «estoy pensionado desde hace bastante tiempo. Regresé a Hinojales en 1978 y aquí he montado mi estudio, donde trabajo a diario». 

Exposición 'Manos que acarician, manos que matan'.
Exposición ‘Manos que acarician, manos que matan’.

Su carrera como artista despegó en Barcelona, donde comenzó a hacer exposiciones de pintura y también se atrevió, durante una temporada, en los años 70, con la escultura. «Cogí mucha práctica porque en la playa encontré un material de construcción con el que se podía trabajar bien. La primera pieza, una maternidad, la mostré en una exposición de Luis Claramunt, un buen amigo», recuerda Malatesta.

La madurez de su obra culminará con la invención del tact-art, uno de los modos de expresión plástica más innovadores de los últimos años. El tact-art se presenta en dos salas, una iluminada y otra oscura, teniendo los usuarios en esta última que ir tocando para reconocer las obras. Como explica el artista, «tienes elementos que te tocan a ti, pasas por diferentes cosas y cada exposición la dedico a un tema determinado. La primera de este tipo, ‘Arte en oscuridad’, la realicé en la sede de la ONCE en Sevilla con motivo de la Expo’92».

Simeón es el creador del tact-art.
Simeón es el creador del tact-art.

Las exposiciones tact-art de Malatesta han alcanzado mucho recorrido y éxito internacional. Algunas de ellas han sido ‘Desde el resplandor’, ‘Encuentro con Juan Ramón Jiménez’ ‘Manos que acarician, manos que matan’, contra la violencia de género, o ‘San Miguel Hernández y otros apóstoles’, en la que el onubense planteaba la vida de Miguel Hernández en la sala iluminada y el tiempo que pasó en la cárcel en la sala oscura.

En este sentido, Simeón ha sido premiado por sus trabajos en diversas ocasiones. Ganó un certamen para personas invidentes convocado por la Unión Europea, premio que recogió en Luxemburgo; representó a España en otro concurso internacional para artistas con discapacidad que le permitió exponer su obra en Washington; y también ha mostrado sus creaciones en ciudades como Filadelfia y París, entre muchas otras. 

El onubense tiene su taller en Hinojales.
El onubense tiene su taller en Hinojales.

Pero lo que más le interesa al autor es lograr crear en quien se acerca a su obra una impresión imborrable. «Con lo que más disfruto es con la experiencia. Yo juego mucho con las sensaciones y las salas oscuras las manejo muy bien y llevo a la gente por donde quiero. Les provoco las sensaciones que les quiero provocar y salen con el convencimiento de haber estado en un sitio muy especial«, afirma Peña.

El paso del tiempo ha acrecentado las ganas de crear de este onubense, que continúa su prolífica trayectoria en su taller de Hinojales. Su falta de visión jamás le ha impedido alcanzar su sueño, pues para él crear sin ver es «lo normal». Además de disponer de diferentes herramientas que lo ayudan en su proceso -como lupas-, Simeón utiliza libros de artistas como Picasso, Daló y otros más contemporáneos en busca de ideas y nuevos conocimientos.

Malatesta quiere crear un museo para sus obras.
Malatesta quiere crear un museo para sus obras.

Al formar el arte parte de su concepción vital y considerarlo algo innato en el artista, Simeón necesita estar rodeado de obras, lo que le empuja a viajar continuamente para nutrirse de las creaciones de otros autores, muchos de ellos amigos. 

Este inquieto productor de cultura está actualmente revisando gran parte de su trabajo que aún no ha salido a la luz. Según reconoce, «me gustaría encontrar un lugar donde hacer una especie de museo y exponer de forma permanente la mayoría de mi obra. Yo sigo exponiendo en diferentes sitios y sigo trabajando. Ahora estoy buscando en Huelva un lugar donde mostrar ‘Manos que acarician, manos que matan’, y también estoy preparando una exposición que se llamará ‘Perfiles sobre negro’, un trabajo a partir de la ceguera que posiblemente vaya al Museo Tiflológico de Madrid».

En suma, Simeón Peña ‘Malatesta’ es un ejemplo de luchador incansable, un hombre con las ideas muy claras al que vivir privado de visión no le ha impedido hacer lo que siempre ha amado, creando además una modalidad de arte, el tact-art, que le ha permitido alcanzar, desde Hinojales, el reconocimiento internacional.



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