Carlos Arroyo. Plaza de Toros de la Merced, cuarta de abono de las Fiestas Colombinas, con tres cuartos de entrada largos en los tendidos en tarde de agradable temperatura, se lidiaron seis toros de Los Espartales, el quinto como sobrero, desiguales de presentación y juego, sobresalen tercero y sexto, el resto mansos, para los rejoneadores,
Pablo Hermoso de Mendoza, estocada, ovación tras petición; dos pinchazos, estocada y descabello, ovación.
Andrés Romero, estocada y descabello, oreja; estocada y descabello, oreja.
Lea Vicens, estocada, dos orejas; estocada, oreja con fuerte petición de la segunda.
En el debut de Lea Vicens en el coso mercedario se erigió en la triunfadora clara de un festejo donde se encerraban seis toros de Los Espartales, llevándose el mejor lote de la corrida la rejoneadora francesa. Andrés Romero superó las dificultades de un lote complicado, por parado el primero y manso el segundo, y consiguió cortar una oreja en cada uno de sus oponentes. El navarro Pablo Hermoso de Mendoza hizo una faena para aficionados en el que abría plaza y estuvo templado con el cuarto, donde mostró su magisterio no rematando con la espada su buena labor.
El que abría plaza no mostró celo con los caballos de Pablo Hermoso, lo que derivó en un trasteo sin emoción. Ya desde salida el toro declinó la pelea y sin acometividad tuvo Pablo Hermoso llegarle mucho para poder clavar. Buenos pares al quiebro con Brindis y al estribo con Janucá. En el último tercio montando a Nevado consigue una estocada de efecto fulminante. Faena para aficionados, pero poco espectacular, aun así, se le pide la oreja sin excesiva insistencia, quedándose todo en una sonora ovación. El cuarto tuvo más recorrido y celo, y fue donde Pablo Hermoso sacó algo de repertorio. Sale con pies el de Los Espartales, y lo encela el torero montado en Alquimista. Con Disparate forma un ídem levando el toro a dos pistas y cambiándole el pitón con la grupa, soberbio, con un toro que va perdiendo acometividad demasiado pronto. Por ello, para las banderillas con Donatelli tiene que llegarle más y arriesga Pablo. Vuelve a montar a Nevado en el último tercio, y dos pinchazos y el posterior descabello imposibilitan que el triunfo sea mayor que el de la fuerte ovación tributada por el público onubense.
El segundo de la tarde, de cuerna demasiado gacha para Huelva, se aquerencia de salida en terreno de chiqueros. Le cuesta sacarlo de ahí a Andrés Romero. Montando a Kabul en banderillas clava al estribo. Con Guajiro levanta más al personal con pares al quiebro y las posteriores piruetas, ante un toro parado que no le demasiadas opciones. Remata montando a Bambú con las cortas y Chamán en la suerte suprema, se premia su actuación sobria y predispuesta con una oreja. Casi idéntico argumento el quinto de la tarde, un sobrero de la misma ganadería ya que el titular salió lastimado al ruedo, aunque éste mostró más mansedumbre todavía. Por tanto, más dificultosa fue la lidia y la faena del rejoneador escaceño que tiró de valor y recursos para lograr arrancarle una oreja, con pares en los terrenos del toro, que no regaló ninguna embestida franca, aculado en tablas. Otra estocada y descabello, sirvieron para atronar al toro y de nuevo una oreja para salir a hombros del coso mercedario.
Lea Vicens mostró un auténtico alboroto en su primer toro en la Merced. Codicioso el animal de salida lo para con maestría y temple a lomos de Bach. Lo más destacado de su labor fue la conducción a dos pistas llevando al toro cosido al estribo montando a Bético. Los pares resultan con menos apriete y de colocación baja. Completa el tercio de banderillas con la monta de Bazuka, Jazmín para las cortas y Espontáneo para el rejón de muerte. Faena completa, premiada con dos orejas tras la estocada de fea resolución por el derrame. El sexto y último toro de la tarde y de la feria de Colombinas también colaboró y contribuyó al espectáculo de la rejoneadora francesa, aunque con menor movilidad. El momento álgido llegó con la monta de Gacela, quebrando la embestida del animal. Clamor en la afición. También quedaron los palos en las partes bajas y sin excesivo apriete en la reunión. De nuevo una certera estocada, para que el respetable solicitara al palco las dos orejas con fuerza, aunque en esta ocasión se desatendió la petición, dejando el premio en un solo apéndice.