Juan Carlos Jara. Carmen Ramos ha vuelto a hacerlo. En su nuevo poemario, que se publicó en septiembre pasado y fue presentado en Huelva hace solo unos días, pone de nuevo su corazón a la vista de todos, desnudándose por dentro y respirando tranquilidad mientras los demás disfrutamos de sus sentimientos y de la paz que transmite su poesía. En Pequeño tratado de etología, un libro sencillo como ella misma, la poetisa vuelve a mostrar una calidad literaria fuera de toda duda, dejando atrás ahora esa herida abierta que supuso hace ya muchos años la muerte de su padre y que inspiró y sirvió para desarrollar, bastante tiempo después, su anterior libro: Las estrellas han hallado otra forma de morir.
En la escritora olontense encontramos a una autora no excesivamente conocida pero que sorprende por una poesía diferente. Personalmente, nunca me gustó asistir a recitales poéticos porque muy a menudo encuentro en ellos demasiados fuegos de artificio, con poetas que quieren ser más protagonistas que sus versos no solo cuando se sientan ante el público sino también antes, cuando se encuentran en solitario ante el papel. En este caso, al contrario, nos encontramos una poesía sosegada, sincera y repleta de sentimiento.
En Carmen Ramos se unen un corazón agradecido y un alma inquieta. Es corazón agradecido hacia sus seres queridos, a los que dedica el encanto de sus versos, y es alma inquieta capaz de observar el mundo que tiene a su alrededor y dedicar un poema a una tarde de verano, a la cajera del Bershka o a un terrible atentado que nos conmueve. En Pequeño tratado de etología, una vez cerrada literariamente hablando la herida de la muerte, asistimos a una continuación de su trayectoria vital bajo el punto de vista que Carmen sabe utilizar para observar el paisaje que tiene a su alrededor, para contemplar la vida que transcurre a nuestro lado cada día. Y convierte así lo cotidiano en arte, que parece sencillo pero que es algo que solo puedes hacer cuando tu mirada es artista, cuando tu corazón nació creativo y cuando tus manos, con el bolígrafo y en un papel, es capaz de modelar nuestro entorno y transformarlo en palabras hermosas que además, vaya cóctel, te llevan a la reflexión.
Pequeño tratado de etología, que nos llega de la mano de Lastura y dentro de la colección Alcalima, es un compendio de imágenes, de fotografías fijas que nos encontramos en nuestro entorno, que nos encontramos cada día. Paisajes y detalles que vemos a diario pero para los que no tenemos nunca un minuto libre en el que descubrir su belleza. El agua, las nubes, un coche abandonado, la lluvia en el cristal, una bolsa al viento, un libro manchado de café, una calle a medianoche, un paraguas retorcido por el viento, una mosca… Todo eso es poesía aunque para darnos cuenta de ello necesitemos que Carmen Ramos, a través de este nuevo libro, nos lo muestre. Y este jueves, 15 de junio, volvemos a disfrutarla en Huelva en el Bar 1900 a partir de las 21 horas.