HBN. El pasado 8 de octubre, la localidad onubense de Trigueros vivió un momento histórico. Prácticamente por segunda vez en la historia, la imagen de San Antonio Abad salía de su capilla y pisaba las calles del pueblo en una fecha diferente al sábado de las fiestas en su honor.
El motivo de este traslado excepcional a la iglesia parroquial, que tendrá su retorno, si el tiempo lo permite, este sábado 22 de octubre a las 18.30 horas, no era otro que culminar la restauración que el triguereño Diego Ramírez ha llevado a cabo en el retablo ubicado en la capilla del Santo, un trabajo que ha realizado durante casi cuatro meses, aunque el desalojo total de la capilla sólo ha sido necesario en la última fase del proceso.
Recordemos que este retablo data de 1750 y el original estaba dorado en oro fino, por lo que se consideraba de gran valor. Formaba parte del altar mayor de la iglesia de San Antonio Abad de la localidad, pero fue desmontado cuando en el año 1972 se descubrió una importante vidriera por detrás del mismo. Durante un tiempo, el retablo estuvo abandonado en el almacén de la parroquia hasta que posteriormente se aprovechó para decorar tres emplazamientos: la ermita de San José Obrero en el barrio de Triana; la Misericordia de la Hermanad de Jesús y María y la ermita de San Antonio Abad. A ésta última llegó parte del retablo original en 1981, cuando se reconstruyó la capilla, adaptando las piezas al tamaño del nuevo espacio.
En el interior de la ermita, la obra artística se encuentra cercana a la puerta de entrada, motivo por el cual es más vulnerable a la polución y climatología. Por eso era necesaria una restauración integral, que como apunta el artífice de la misma, Diego Ramírez, ha tenido varias fases. Primero se realizó una limpieza superficial a brocha con aspiradoras, para luego consolidar parte de las tallas y otros elementos que estaban desencolados y que se han encolado y reforzado. Asimismo, se ha consolidado también el estuco, el dorado y la policromía y acometido la limpieza mecánica y con productos químicos a base de varias catas de todo el retablo. Por último, Diego ha reintegrado los dorados, las policromías en las partes que faltaban y le ha dado un acabado final para que esté más protegido ante la intemperie y el polvo.
En este sentido, el triguereño explica que se ha tratado de un restauración un tanto peculiar, ya que «en la mayoría de estas actuaciones la imagen del Santo se retira del espacio a tratar. Lo que hicimos aquí fue montar dentro de la ermita el paso de San Antonio y colocarlo en él, con lo que los fieles han seguido visitándolo mientras trabajábamos en el retablo. Pero para el último acabado, el paso hacía sombras y era necesario sacar al Santo para poder terminarlo todo bien».
A pesar de las particularidades, para Diego Ramírez ha sido «un orgullo como triguereño que me escogieran y trabajar en el retablo del Patrón. No puedo expresar todo lo que he vivido aquí, ha sido muy peculiar, relacionarse con los fieles, conectar con ellos y trabajar al mismo tiempo, ha sido una convivencia y una experiencia muy agradables. La verdad es que no ha sido un trabajo, ha sido un disfrute».
Hay que destacar que la elección de Ramírez para la restauración responde a su formación y amplia trayectoria. El triguereño, que posee su propio taller, estudió Bachiller por artes aplicadas y estuvo trabajando en varios talleres y en una academia de restauración en Sevilla. Gracias a una beca Leonardo da Vinci pudo desplazarse a Florencia, donde realizó práctica de dorado. Actualmente cursa el Grado Superior de Talla en Madera Artística en la Escuela de Arte León Ortega. Entre sus últimos trabajos se encuentra la restauración del Cautivo de Trigueros, datado en 1600 y atribuido al círculo de la Roldana y del Yacente del convento del Carmen, de la misma atribución.
Por su parte, el presidente de la Asociación Civil Cepillo de San Antonio Abad, conocida como ‘Comisión o Cepillo del Santo’, Antonio López ha puesto de relieve el reto que ha supuesto para Ramírez la restauración del citado retablo, y de lo satisfechos que han quedado con su trabajo, que ha calificado de «extraordinario».
Aprovechando la actuación, la Asociación ha incorporado una nueva iluminación para el Santo y también se ha pulido el suelo de la capilla, a fin de que todo luzca con nuevo esplendor. Todo ello ha sido posible gracias a la solidaridad de los triguereños, que cada año depositan sus donativos en el Cepillo para sufragar con éstos el mantenimiento de la ermita.
Una vez culminadas las obras, San Antonio Abad retornará este 22 de octubre a su ‘casa’ -antes sólo había estado fuera de la misma de manera extraordinaria en 1981, cuando se reconstruyó la capilla- y lo hará acompañado por cientos de vecinos, autoridades y representantes de distintas hermandades, además de amenizar el recorrido la Banda de Música de Trigueros y el Grupo de Tamborileros de la localidad.