Mari Paz Díaz. Mucho se ha escrito sobre las consecuencias devastadoras que tuvo el Terremoto de Lisboa (1755), no sólo en Portugal, sino también en las zonas costeras de la provincia de Huelva -alcanzando la capital, Punta Umbría y Corrales- y Cádiz, los enclaves españoles que más sufrieron por este suceso debido a la extensión de la inundación provocada por el tsunami. Y es que este grave episodio se produjo debido a la rotura de las fallas submarinas, que pudo generar inundaciones de hasta cinco metros. Pero, ¿qué pasaría si un fenómeno de estas características se volviera a producir hoy en día? ¿Hay posibilidades de que se repita?
La cuestión no parece menor, teniendo en cuenta el crecimiento urbanístico que ha tenido la Costa de Huelva en los últimos tiempos, al haber proliferado las urbanizaciones, apartamentos de segunda residencia e infraestructuras hoteleras. Sin ánimo de ser alarmistas, hay que tener en cuenta que, según los científicos, no hay forma de predecir cuándo se registrará el próximo tsunami, pero no hay que descartar que pudiera repetirse en algún momento. Eso sí, no tendría por qué tener la intensidad del Terremoto de Lisboa.
Siendo así, lo mejor es estar informados, dado que el tiempo de reacción ante un fenómeno de estas características sería de entre 30 y 45 minutos. En este contexto, un equipo de investigadores de la Universidad de Huelva, liderados por el catedrático de Geodinámica Externa de la Universidad de Huelva, Joaquín Rodríguez Vidal, está trabajando en el Golfo de Cádiz, considerada la costa española más activa sísmicamente hablando y, por tanto, la de mayor potencial de terremotos de elevada magnitud, que son capaces de generar tsunamis.
Rodríguez Vidal y su equipo llevan treinta años estudiando la evolución geológica, histórica y reciente del Golfo de Cádiz, aunque centrándose en la Costa de Huelva, donde han realizado trabajos de cartografía, sondeos e investigaciones de campo, además de otras técnicas de laboratorio en este sentido.
Unos estudios que le han permitido documentar la existencia de hasta una docena de terremotos tsunamigénicos en el Golfo de Cádiz desde la Antigüedad hasta nuestros días. En concreto, el primer tsunami del que se tiene constancia científica en la costa Atlántica peninsular tuvo lugar entre los años 210 y 211 a. C.
Un tema que siempre genera un enorme interés y que continúa de plena actualidad, de ahí que hayamos querido profundizar en el mismo a través de esta entrevista que el profesor Joaquín Rodríguez concede a Huelva Buenas Noticias.
-Su equipo lleva décadas estudiando el Golfo de Cádiz. ¿Cómo explicaría la evolución que ha sufrido el litoral de esta zona de la Península Ibérica?
-Desde hace unos 18.000 años, que el nivel del mar mundial estaba 120 metros por debajo de la actualidad, se ha ido produciendo un rápido ascenso hasta hace unos 6.000 años, que el mar alcanzó su posición actual. Ese momento coincide aproximadamente con la cultura Neolítica, que ocupaba la costa del golfo de Cádiz. Desde esa época hasta la actualidad, los estuarios fluviales se han ido rellenando de sedimentos arenosos y marismas, y los cabos y promontorios se han ido erosionando y retrocediendo, con velocidades medias de 1 m/año. Muchas bocanas de estuarios han desarrollado grandes barreras litorales arenosas, como la de Doñana y Punta Umbría, que nos cuentan la historia evolutiva del litoral durante los últimos 6.000 años. Así, se ha pasado de una costa muy recortada e irregular a una costa rectilínea y bastante regular, aunque con un retroceso costero de varios kilómetros -hasta 6 km en la zona de Mazagón a Matalascañas-.
-Según los estudios que se están llevando a cabo, ¿existen registros de tsunamis en la zona?
-Estos estudios de evolución costera nos demuestran que en el pasado hubo grandes eventos tormentosos y tsunamis o maremotos de elevada magnitud, semejantes a los recientes de Indonesia y Japón. El más reciente que hemos sufrido fue el famoso de Lisboa, en 1755; otros pasados de igual magnitud fueron hace unos 2.200 años y hace unos 4.000 años, aunque también se produjeron otros menores. Eso significa que el golfo de Cádiz es una fuente natural de estos terremotos submarinos y que, en el futuro, se seguirán produciendo y afectando catastróficamente a nuestras costas.
-¿Cuáles son las evidencias geológicas encontradas de la existencia de estos grandes maremotos?
-Cuando las grandes olas de un maremoto llegan a las costas transportan gran cantidad de sedimentos que se encontraban en el fondo marino. Estos sedimentos y elementos diversos son depositados a grandes distancias -incluso kilómetros- hacia el interior del continente, tanto en las llanuras costeras como en las lagunas, ríos, estuarios y marismas. Los frentes de dunas son erosionados y transportados igualmente hacia el interior, así como todo lo que se encuentre en la línea de costa. El estudio geológico de estos sedimentos y su cronología nos permite conocer la importancia del maremoto, la extensión de la inundación y la edad en la que se produjo.
-¿Y del Terremoto de Lisboa de 1755? ¿De qué forma afectó al litoral de la provincia onubense?
-Por aquella fecha, el litoral onubense estaba escasamente habitado y ocupado. La mayor densidad de población se situaba en la ciudad de Huelva y ésta estaba protegida por la barrera litoral de Punta Umbría y las Marismas del Odiel, que evitaron un impacto directo de las grandes olas. La historia nos cuenta los grandes destrozos producidos en las edificaciones principales de las poblaciones costeras, así como las pérdidas humanas y aquellos asentamientos costeros invadidos por las aguas marinas. Fue el mayor desastre natural que afectó en toda la historia a la Europa occidental y creó una nueva manera de pensar y de comportarse frente a los fenómenos naturales. Indudablemente, la ciudad de Cádiz fue la más afectada e importante de la costa del golfo de Cádiz, debido a su exposición directa a la llegada de las grandes olas.
-¿Hay alguna posibilidad de que vuelva a producirse un tsunami en la Costa del Golfo de Cádiz, afectando a la provincia de Huelva?
-Está demostrado que el fondo oceánico del golfo de Cádiz, en las proximidades del Cabo de San Vicente, es una zona geológica generadora de terremotos submarinos de magnitud entre 8 y 9 en la escala de Richter -como los de Indonesia y Japón-, que producen grandes tsunamis. La recurrencia de estos maremotos catastróficos es baja, entre 1.000 y 2.000 años, pero desconocemos cuándo se producirá el próximo…, tal vez mañana. La altura media de la inundación estaría entre 4 y 5 metros, llegando a alcanzarse en lugares favorables hasta 15 metros.
-¿Se podría actuar de alguna forma para prevenirlos?
-Prevenir y predecir un tsunami es imposible, tanto ahora como en el futuro. Las únicas medidas de prevención radican en la educación no alarmista de la población, en una ordenación adecuada del litoral -principalmente por los ayuntamientos costeros-, en medidas adecuadas de evacuación de las poblaciones costeras y en la detección sismográfica del terremoto con boyas marinas. Hay que tener en cuenta que el tiempo disponible entre que sentimos el terremoto y la llegada de la primera ola-tsunami es de entre 25 y 45 minutos para la Costa de Huelva, un tiempo realmente escaso.
-¿De qué forma puede afectar el cambio climático a este tipo de fenómenos?
-La costa de Huelva es la más sensible a los cambios naturales y humanos de todo el litoral español. Los cambios se producen aquí a la misma velocidad que la vida humana, es decir, son perfectamente observables y medibles. El calentamiento global es un hecho científicamente demostrado y acarreará un rápido ascenso del nivel medio del mar, que puede evaluarse entre 20 y 70 cm para el año 2100. Ese ascenso cambiará drásticamente el paisaje costero del golfo de Cádiz, sobre todo en la zona de Huelva y el Algarve. Las medidas humanas para evitar esa erosión paulatina de la costa serán, casi seguro, tan dañinas o más que la propia actividad natural. Las medidas preventivas deben estar orientadas más hacia un cambio de mentalidad y de cambios de uso del territorio que hacia medidas puramente ingenieriles.
-¿Cómo pueden ayudar las Ciencias de la Tierra a combatir ese efecto del cambio climático?
-Las Ciencias de la Tierra estudian cómo se comporta la naturaleza, cómo lo ha hecho en el pasado y cuáles son sus reglas de funcionamiento. La ocupación y uso del territorio debe estar en consonancia con esa dinámica natural y sus reglas de juego; cuando interferimos con ellas, es cuando se produce lo que denominamos “catástrofes naturales”. Las impactantes noticias en los medios de comunicación sobre los desastres, nos recuerdan a diario el divorcio permanente entre el ser humano y la dinámica natural, y cómo nos empeñamos reiteradamente en mantener nuestro dominio sobre la naturaleza. Las Ciencias de la Tierra ayudan a organizar el territorio y a predecir las zonas de mayor impacto de los agentes naturales. Como me dijo una vez un abuelo, tras una fuerte inundación en su pueblo, «…las aguas reclaman su camino”.
-¿Estamos concienciados con el tema o queda mucho por hacer?
-La mentalidad española en particular, y mediterránea en general, ha estado siempre reñida con la prevención. Somos de plazos cortos, más que de medios o largos, y la política nos ofrece a diario el mejor ejemplo. Cada zona del territorio español está afectada por algún tipo de dinámica natural catastrófica y el que los gestores/políticos locales, regionales, la conozcan, sería muy conveniente. Estos riesgos deben ser conocidos por la población civil y todos debemos ser debidamente informados y adiestrados en los principales peligros; y, sobre todo, y más importante, las infraestructuras y edificaciones humanas deben construirse en consonancia con la dinámica de dichos riesgos naturales pues, en la mayoría de las ocasiones, los daños suelen deberse a la mala planificación humana.
-Con todo lo anterior, ¿cuál sería su conclusión final?
-Las Ciencias de la Tierra permiten conocer cómo actúa la naturaleza y cómo debemos relacionarnos con ella de una forma armónica. Nuestra ocupación y uso desordenado del territorio favorece que se produzcan desastres naturales y que, inexorablemente, las catástrofes sean cada vez de mayor envergadura. En definitiva, el ser humano no puede doblegar a las fuerzas naturales sino que, más bien, debe conocerlas y adaptarse a ellas.
1 comentario en «¿Está Huelva preparada para un tsunami? Los expertos nos explican cómo actuar en la Costa onubense, una zona que es fuente natural de estos fenómenos»
Yo he vivido 6 años en Chile, país con un alto riesgo de seísmos y de tsunamis. Allí todas las poblaciones costeras tienen un sistema de alarma general y además cada año hacen un simulacro de evacuación. En 2011 yo fui testigo de una evacuación real debida al terremoto en Fukushima (Japón) que origino una alerta de tsunami en toda la costa del Pacífico. Me dejo asombrado como los chilenos se ponían todos en sus coches, sincronizados a solo 40 km/h, sin retenciones ni atascos, mientras nosotros los españoles ibamos a 60 adelantando a todos. Menos mal que solo había un coche de españoles porque al romper el ritmo de marcha se producen los atascos.