Los corsarios acechan a la villa de Huelva 

Los barcos corsarios franceses e ingleses merodeaban por la Barra de Huelva.
Los barcos corsarios franceses e ingleses merodeaban por la Barra de Huelva.
Barco cosario “Cuter de Velacho”, similar a la balandra inglesa.
Barco cosario “Cuter de Velacho”, similar a la balandra inglesa.

Antonio José Martínez Navarro. Corsario era el nombre que recibían los navegantes que, en virtud de la autorización concedida por una nación o “patente de corso” trataba de obstaculizar el tráfico marítimo de las naciones enemigas de este gobierno, echando a pique sus naves o abordándolas y robándolas. En este contrato, firmado por el propio Monarca o alto dignatario y el corsario de turno, la Corona se quedaba con un tanto por cierto de los beneficios obtenidos.

En la obra titulada “Huelva Ilustrada”. Breve historia de la Antigua y Noble Villa de Huelva, obsequio a su Patria de uno de sus menores hijos, el Licenciado don Juan Agustín de Mora, Negro, y Garrocho, Avogado (¡) de los Reales Consejos, Canónigo de la Insigne Iglesia Colegial de Nuestro Señor San Salvador de la Ciudad de Sevilla, quien lo dedicó al Excmo. Sr. Duque de Medina Sydonia (¡), Dueño y señor de la villa, en Sevilla, en General licencia, la Imprenta del Dr. Don Gerónimo (¡) de Castilla, Impresor mayor de dicha Ciudad. Año de 1762, en sucapítulo VI, se reseña ciertos privilegios reales concedidos a la villa de Huelva:

<<Los pueblos se autorizan y ennoblecen, no menos, que con otras glorias, con los Privilegios, que merecieron a la dignación de sus Príncipes. Muestran efecto la estimación, en que tuvieron sus méritos, y el agrado, con que miraron a galardonar con estimadísimas mercedes los buenos oficios, con que se daban por bien servidos de ellos. Aun después de estar el Señorío de la Villa en la Excelentísma Casa de Medina.Sydonia (¡), ha experimentado la Real Protección en apreciabilísimos Privilegios, que le han concedido. La Magestad (¡) del Señor Phelipe (¡) IV, hizo a Huelva la merced, y gracia de ser libre, y exempta (¡) de la Leva, y saca de Gente, para la Milicia, expresando debérsele esta Privilegio, por estar esta Villa a la lengua de un brazo de Mar, y a una legua de ella, por lo que necesitaba su gente para la defensa de Navíos Corsarios, y particularmente de Moros, que se entraban hasta aquella parte, captivando (¡) sus Vecinos, y Pescadores, y que avía (¡) sufrido muchas hostilidades en la Guerra con los Ingleses, y por esta razón avía hecho un fortín a la boca del Mar, guarnecido con siete cañones y una compañía de cien infantes, que cada día se remudaban, montando guardia…>>.

A través de la obra titulada «Huelva», escrita por don Rodrigo Amador de los Ríos, página 452, vamos a conocer una célebre embarcación onubense, construida en los astilleros onubenses, que tuvo patente de corso durante nueve años:



<<… En sus astilleros, no hace mucho desaparecidos, construíase embarcaciones de todas clases y portes, y de ellos salía «bien pertrechada y servida de gente diestra y de valor, dotada de buenas armas y municiones de guerra», aquella célebre galeota llamada “Huelva”, que ordenaba fabricar en ellos el duque de Medinasidonia, señor de esta villa, con objeto de limpiar de piratas el Estrecho, donde tenía el descendiente de los Guzmán sus más saneados bienes. Terror fue de estos mares, «y eclipsó el brillo de las lunas agarenas, coronándose de navales trofeos», al mando de don José de Vega Garrocho, hijo del piloto don Andrés de Vega Garrocho, quien navegó en ella nueve años en corso, y haciendo fuesen en adelante respetadas de los piratas aquellas costas, «en la parte interna de la cúpula del altar mayor de la iglesia de San Francisco» en Huelva, «donde aún hoy –se refiere a 1892- se encuentran», hizo colgar como emblema de sus triunfos las banderas de las embarcaciones africanas por él combatidas y apresadas durante el breve tiempo que surcó los mares, gallarda y arrogante, la gentil galeota…>>.

Pero, ¿qué fue de la célebre galeota “Huelva”?. Climent añade con el testimonio del diligente Mora, que «duró poco, porque sobrevinieron algunos disgustos entre los ministros del rey y de su excelencia sobre el reparto de las presas, y se mandó quemar la galeota celebrando ella misma sus victorias con sus luminarias…».
El motivo que condujo a la desaparición del célebre barco onubense, esto es, que no hubiera acuerdo para un reparto equitativo del botín enemigo entre el Rey y el Duque de Medina Sidonia, no debe resultarnos extraño, ya que el corso fue reglamentado en España por las Ordenanzas de la Real Armada de 1747 y 1751.

Los barcos corsarios franceses e ingleses merodeaban por la Barra de Huelva.
Los barcos corsarios franceses e ingleses merodeaban por la Barra de Huelva.

En nuestras costas, tuvimos corsarios franceses o ingleses, según a quien estuviésemos aliados en la guerra. El primer caso que encontramos en nuestro Archivo es una Carta de Poder fechada en 1799:

<<Manuel Pérez natural de la ciudad de Varcelona (¡), residente en esta villa otorgo que doy todo mi poder cumplido vastante (¡) guardo por derecho se requiere es necesario más puede y debe valer a Pedro Rodríguez Cruzado de esta vecindad especialmente, para que con mi poder y representando mi propio y derecho persiva (¡) y cobre judicial o extrajudicialmente como vien (¡) tenga efecto que me pertenezcan y correspondan como camarada que ha sido del corsario francés nombrado Allabouge, su capitán actual con Juan Ángel de las quatro (¡) presas que ha hecho en alta mar, y lo son dos bergantines ingleses, una fragata toscana y una voleta inglesa americana cuyas potencias sostienen guerra con la república francesa, otorgando lo que se le entregue y persiva (¡) los derechos y carta de pago, a favor de los Armadores… Depositario…>>.

El tráfico marítimo con Cádiz era muy abundante. Este aserto queda demostrado en las numerosas protestas acaecidas en 1806 por barcos cosarios británicos:
Uno de los productos que se traía de Cádiz eran las sardinas embarricadas. Así, en una protesta por el asalto de un corsario inglés quedan enunciadas éstas:

<<Protesta de Antonio Pérez de esta matrícula, otorgada el 3 de marzo de 1806 ante Diego Hidalgo y Cruzado (Folio 29, número 416):
“… y dixo (¡) que por el mismo tres del corriente salió del puerto de Cádiz para esta villa con tiempo y viento favorable en el javeque (¡) que patroneo nombrado San José y las Ánimas, de porte de doscientos quintales trayendo a su bordo a flete dos barricas de sardinas y otros varios objetos y siendo como las cinco de la tarde del mismo día al entrar por la barro lo alcanzó un falucho corsario que le vino haciendo fuego desde la Torre del Oro dos leguas distantes, con grave furia y empeño para apresar y saquearlo más viendo que no podía escapar le fue preciso barar (¡) en tierra y a efecto de que no se llevase la embarcación luego que lo berificó (¡) le dio a un barreno quitándole un rumbo a la embarcación para que se anegase como lo hizo, luego que la gente saltó en tierra y se puso en salvamento huyendo a los montes por el repetido fuego que le hacía dicho corsario quien aviéndose (¡) acercado a la embarcación varada, biéndola (¡) anegada entró en ella y le saqueó y robó el trinquete, la polacra, la lancha, la abuja (¡) de marear, quince hogazas de pan y otras menudencias cuyo valor regular (tasa) en tres mil reales de vellón, otorga que todo lo hizo en defensa propia y huyendo a las vejaciones de la nación enemiga, es involuntario la pérdida de cuanto traía para la villa>>.

El patrón Antonio Pérez presentó tres testigos de lo ocurrido: Manuel Fernández Serrano, Antonio Zenón y Mora y José María González.
Por verse atacado por corsarios ingleses elevó “Protexta (¡) Francisco Toscano, Patrón de esta matrícula onubense, otorgada el 15 de agosto de 1806 ante Diego Hidalgo y Cruzado (Folio 135, número 416”:

<<…Patrón de su javegue (¡) nombrado Virgen del Carmen a quien doy fe que conozco y dijo salió del puerto de Cádiz el día 11 del corriente para ésta, la cual fue atacada… en nuestras costas por sus matriculados…>>.

<<Poder especial y general. Don Manuel de Hoyos Limón a don Manuel Bautista Sánchez, otorgado el 25 de octubre de 1806 ante Diego Hidalgo y Cruzado (Folio 190, número 415):

<<…Digo que de algunos años a esta parte he experimentado atrasos en mi establecimiento de tal mercader, lo que se ha ido graduando cada vez más y más por varias pérdidas involuntarias que he sufrido ya dimanadas con motivo de la presente guerra, en que se ha interceptado y perdido mucha parte del tráfico y comercio de esta villa entorpecido por los corsarios ingleses que han permanecido y aún permanecen en estas costas, y yo por haber elegido y negocio en esta dicha villa de modo que he sufrido una pérdida completa en dicho mi establecimiento, sin embargo de mis desvelos, motibo (¡) porque recurrí ante la Real Justicia de esta villa y oficio del infrascrito señor haciendo presente mis involuntarios atrasos…>>.

Como testigos presenta a Manuel Serrano, Pedro Gómez y Manuel José Roldán. En definitiva, que otorga el poder para conseguir una prórroga de sus acreedores en Cádiz a la espera de poder pasar.

Hasta la Guerra española contra los franceses, proclamada el día 2 de mayo de 1808, los barcos ingleses fueron los corsarios que atentaron contra los buques españoles. Así, en el documento de “Protexta (¡) por sal, Tomás Mantilla, otorgada el 1 de agosto de 1807 ante Diego Hidalgo y Cruzado (Folio 142, número 416) decía:

<<Sea notorio como yo vezino (¡) y de la matrícula de esta villa, patrón del místico nombrado Nuestra Señora de los Dolores, Digo que haviendo (¡) sido fletado para conducir cargamento de sal desde la Real Isla de León a este puerto por parte de la RealHazienda (¡) y recibido a mi bordo veinte y ocho cayeses salí de dicha villa el 24 de julio próximo antecedente para la ciudad de Cádiz en cuya bahía me junté con el comboy (¡) que venía para este puerto y otros y salieron al día siguiente por la noche y por causa de los bientos (¡) contrarios fue preciso el arribar a dicha bahía, y reconosiendo (¡) el prejuicio que se le seguía por los crecidos costos que le originaban en la mantención (¡) de la tripulación se determinó con otros a salir sin comboy (¡) como lo hizo ayer a las dos de la tarde con biento (¡) favorable y a leza del Administrador de Renta de dicha ciudad de Cádiz a quien dio parte antes de su biaje (¡) y viniendo para este puerto en alta mar frente de las aguas de Rota avistaron un navío inglés que le persiguió con cuio (¡) motivo le fue preciso aterrarse huyendo de él y haciendo toda la fuerza de vela que pudo con su tripulación para salvar el buque y cargamento y logró el que así se verificase hasiendo (¡) lo mismo con una javega (¡) corsaria inglesa que también le persiguió pero siendo el biento (¡) por la proa procurando al mismo tiempo huir de la costa y recibir algunos golpes de mar entrándole agua por la proa, que no pudo evitar que entrase por la embarcación sin embargo de que procuró evitar en lo posible todo perjuicio, por tanto y persuadiéndose que con el motivo de haver (¡) entrado agua gravosa al cargamento de sal, puede ocasionar alguna falta, otorga por la presente que la protesta una, dos y tres veces… por ser dimanada de la indispensable diligencia en que se vio precisado para salvar el cargamento….>>.

Testigos que pudieron notificar a favor de Tomás Mantilla fueron, según se citaban en el mismo documento, don Francisco Marzelo (¡), don Manuel Serrano y don Lorenzo Hernández.


Puerto de Huelva

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