Mari Paz Díaz. Uno no elige ni cuándo ni de quién se enamora. Pero, lo que está claro, es que cuando llega de verdad uno sabe que se encuentra ante una historia a la que tiene agarrarse porque es sinónimo de ser feliz. Y así ha ocurrido con la moguereña Eva Moro y el nicaragüense José Alejandro Carrillo Romero, una pareja que no hubiera salido del anonimato si no hubiera sido porque hace unos días su caso aparecía a nivel nacional en la televisión a causa de que él iba a ser deportado desde el Aeropuerto Adolfo Suárez de Madrid al no poder demostrar que podía mantenerse económica durante unos meses en España.
Una pesadilla que sorprendía a todos, más aún cuando se tenía conocimiento de que José Alejandro Carrillo Romero, padre de la futura hija de Eva, había viajado a España para pasar con ella 90 días -estancia máxima que permite la ley a los turistas- para no perderse el nacimiento de su bebé. Su deportación se producía sin que el joven hubiera tenido ocasión de salir del aeropuerto, puesto que, aunque había aportado su correspondiente carta de invitación de un particular que justificaba su hospedaje expedida por la Policía, los billetes de ida y vuelta con fecha cerrada y el resto de documentación según la legalidad, no pudo demostrar que contaba con la cantidad mínima necesaria a acreditar de 64,53 euros por día. Un error que se debió simplemente a una falta de información.
Un esperpento que ha provocado una oleada de muestras de apoyo hacia Eva Moro y su pareja, ya que a todos, no sólo les ha parecido un caso de lo más injusto, sino que quien conoce su historia saben que ambos merecen ser felices. Sí, porque cuanto más se adentra en esta relación, más conscientes somos de que nos encontramos ante una gran injusticia, que se produce, además, en unas fechas en las que tanto se habla de solidaridad como son las fiestas navideñas.
Eva y José Alejandro se conocieron en julio de 2014 cuando la onubense se marchó a la isla nicaragüense de Solentiname como voluntaria cooperante de la Diputación de Huelva en el Proyecto de Desarrollo Integral ‘Huelva con Solentiname’. «Desde entonces hemos estado juntos y hemos convivido en una cabañita que alquilamos en octubre del año pasado. De nuestra relación ha venido nuestra pequeña tan deseada y a la que le faltan dos meses para llegar a este mundo», nos cuenta emocionada Eva.
En Nicaragua, su familia acogió muy bien a la moguereña desde el primer momento, tanto que la joven nos confiesa que «con ellos me he sentido como una más. Siempre me han abierto las puertas de su casa y de su corazón y se han preocupado en todo momento por mi bienestar, sobre todo cuando me quedé embarazada. Entonces prácticamente vivía con ellos: comía con ellos, me lavaban la ropa -allí se lava a mano en el lago-, etcétera».
Desde luego, el embarazo de Eva ha sido una feliz noticia, tanto para la familia de José Alejandro, como para la suya. Eso sí, tenían muchas ganas de verla en Moguer, apenados por la distancia que les separaba. «La noticia de mi embarazo fue una alegría para todos. Estaban deseando conocer a Alejandro, sobre todo en estas fechas tan especiales, cuando nos reunimos en casa de mi madre todos los hermanos que viven en distintos puntos de España. Todos lo esperábamos con ansias».
Precisamente fue su embarazado y el deseo de la familia de Eva de tenerla cerca lo que provocó que la pareja decidiera organizar el viaje a España para finales del pasado mes de diciembre. Tal y como nos cuenta Eva, «la idea de este viaje era estar juntos para el nacimiento de nuestra hija y que conociera a mi familia y mi tierra. En principio eran tres meses, que es lo que la ley permite. Más adelante iría yo con la pequeña para que la conociera su familia y, para el futuro, iríamos decidiendo cómo planificarnos y consolidar nuestra relación. Porque son dos estilos de vida tan distintos que tenemos que ver cómo y dónde nos adaptamos mejor».
Por el momento, Eva ha estado trabajando, como contó a Huelva Buenas Noticias como cooperante en este proyecto internacional hasta finales de octubre, por lo que ahora se encuentra en el paro, mientras que José Alejandro ha trabajado en su país en la construcción, pero también en la agricultura y ayudando en un taller de artesanía que tiene su familia.
Natural de Moguer, estudió en el colegio Pedro Alonso Niño, primero, y, después, en el IES Juan Ramón Jiménez de la localidad. Luego eligió LADE en la Facultad de La Merced de la Universidad de Huelva, unos estudios universitarios que le permitieron trabajar desde que finalizó la carrera entre Moguer, Huelva y Mazagón, por tanto, ligada a esta provincia y los suyos.
De forma paralela, Eva siempre ha creído necesario luchar por conseguir un mundo mejor, más justo, más igualitario. Por este motivo, se interesó desde muy pronto por el voluntariado, campo en el que tuvo pequeñas experiencias. Fue así como comenzó a colaborar con la ONG ‘Tareas Solidarias’, lo que le permitió acceder al Programa de Voluntariado Internacional de la Diputación de Huelva, gracias al que ha estado durante más de quince meses en el archipiélago de Solentiname (Nicaragua). Una experiencia única donde también ha conocido el amor.
Ahora sólo las fronteras les separan a Eva y Alejandro. Aunque la pareja está segura que pronto podrán solucionar este problema burocrático para estar juntos en el nacimiento de su hija. Para ello, buscarán asesoramiento legal, esperando que no se olviden de una historia que merece tener un final feliz. Mucha suerte.
1 comentario en «La historia de Eva y José Alejandro, un amor más allá de las fronteras»
Que tengas muy pronto una buena noticia que tengan un corazon de hermanda y unida te quiero hercuñiami