
Redacción. El poeta onubense presenta este miércoles 24 de septiembre, a las 20.00 horas, su nueva publicación ‘De Garzas y otros pájaros’ (Editorial Niebla). Un acto que se celebrará en la Sala de la Provincia de la Diputación Provincial de Huelva.
Eladio Orta es un poeta español nacido en Ayamonte en 1957. Reside en el Campo de Canela, hogar y fuente de creación poética de su obra, por la cual es ampliamente reconocido entre los círculos culturales y sociales más transgresores. Su obra es principalmente poética, recogida en publicaciones como Encuentros en H (1994), Leche de Camello (1999) o + De poemas tontos (2003), Ridiculum Vitae (2014) entre otros. Además, cuenta con obras de carácter narrativo comoLos cuadernos del tío Prudencio (1992) y La isla de las retamas (2013).

«Yo empecé a escribir entre el setenta y seis y el setenta y ocho, con la mayoría de edad apenas estrenada. Todo eran poemas contra el gobierno, la sociedad, no sé qué, no sé cuánto. De todo eso, nunca olvidaré una tarde en la que iba paseando por el centro de Ayamonte y de pronto se cruzó conmigo un marinero, líder de una concentración, que huía de la policía. Lo acabaron alcanzando a los pocos metros en la calle «Rompeculos», y la fuerza de aquello me impulsó, casi por necesidad, a reflejarlo en un poema leñero», explica el autor a la Editorial Niebla.
Aunque no se considera de un movimiento concreto, es más afín a determinadas corrientes, como la antipoesía. No entiende la antipoesía sin una inclinación puramente crítica, de conciencias. De ahí salen una serie de nombres como Antonio Orihuela, Enrique Falcón, Isabel Montalbán, Jorge Riechmann o él mismo. Hay ocasiones en las que le gusta firmar como Heladio Orta, y ahí quizás sí muestre ese lado más «antipoético», o más cañero, como le gusta calificarlo.
En la Casa del Campero, ha vuelto a huir de la ortodoxia en sus creaciones y nos muestra entre los ritmos de las mareas y el silbar de los juncos como graznan los patos en celo entre el fango de la marisma. “De garzas y otros pájaros” es la propuesta, y homenaje a su vez, que nos hace Eladio de su micromundo, en un símil continuo al que nosotros llamamos “el nuestro”.