
Ana Rodríguez. Antonio Ortiz Gómez es un diplomado en Relaciones Laborales y experto en Prevención de Riesgos Laborales que desde hace más de 20 meses vive en Londres. Allí perfecciona su inglés mientras trabaja en un restaurante para poder pagarse su estancia en la capital del Reino Unido, un lugar que le ha sorprendido gratamente, aunque sus expectativas son volver a su tierra para retomar allí su vida anterior a su marcha.
Nacido en Huelva, Antonio pasó su infancia y juventud en Ayamonte, donde su padre, natural de Calañas, era profesor de EGB en un centro educativo de la localidad. Junto a sus cuatro hermanos, vivieron en la localidad natal de su madre hasta que el joven cumplió los 19 años. Entonces sus padres se mudaron a la avenida de Alemania de la capital onubense, terminando allí sus estudios secundarios e ingresando en la Universidad para hacer la diplomatura de Relaciones Laborales.

Desde entonces, Ortiz siempre se ha estado formando en distintas áreas de Recursos Humanos y he realizado diversos cursos en esta línea, además de un Máster Superior en Prevención de Riesgos Laborales. Así, el onubense estuvo trabajando de administrativo en varias empresas de gestión y asesoramiento, además de técnico en Prevención durante más de dos años en una constructora. Pero al inicio de la crisis se le acabó el contrato debido a la mala situación por la que atravesaba el sector de la vivienda, viéndose Antonio abocado a aceptar empleos en diferentes sectores, muchos de ellos trabajos no cualificados.
Al no conseguir incorporarse de nuevo al mercado laboral en el ámbito para el que se había formado y en el que tenía experiencia, cuando logró ahorrar algún dinero decidió cambiar de vida y puso rumbo a Londres, con el objetivo de estudiar inglés, complementando su formación con un empleo.

Tras 21 meses en la ciudad británica, y siendo ésta su primera experiencia viviendo en el extranjero, Ortiz está contento porque está suponiendo para él un enorme enriquecimiento personal, aunque también echa muchas cosas de menos, como a su familia y, cómo no, la comida de Huelva.
– Antonio, háblanos de Londres, ¿cómo es esta ciudad?
– Como todo lugar tiene sus pros y sus contras. Por un lado, sorprende al andar por sus calles ver lo multicultural y racial que es, no solo por sus gentes, también se manifiesta en la multitud de ofertas de tiendas de ropa, supermercados y bares tan diferentes. De manera anecdótica se dice aquí que Londres es la ciudad de Inglaterra con menos ingleses. Otra de las cosas que me sorprendió es su arquitectura, ya que la mayoría de sus edificios no son altos y la mayoría de las viviendas son casas adosadas o pisos que no superan las cuatro plantas, sólo en la zona centro y, sobre todo, en la financiera ‘The City’ están los rascacielos y, en general, los edificios más altos. Otra cosa que me sorprende es la inmensidad de zonas verdes que existen, y aún más que muchas de esas zonas verdes sean cementerios antiguos con sus respectivas tumbas convertidos en parques para pasear y disfrutar de momentos de relax. Esto es impensable en Huelva o, en general, en España, donde los cementerios están fuera del centro urbano. Aquí se integran dentro de la arquitectura de la ciudad.

– ¿Qué es lo que no te gusta?
– Como negativo veo la movilidad, necesitas muchísimo tiempo para desplazarte de una zona a otra de Londres. Otra cosa que no me gusta es el tiempo; entrado ya el otoño e invierno los días luminosos no superan las ocho horas de luz y, si el día es nublado, a las 16.00 horas los coches ya circulan con las luces encendidas de la poca visibilidad que hay. En primavera ya el tiempo mejora, aunque puede empezar el día soleado, a las dos horas llover y repetirse lo mismo varias veces en un solo día. Eso es debido a las fuertes corrientes de aire que existen, solo tienes que mirar al cielo y ver que las nubes se mueven muy rápido. Sí es verdad que en verano los días son muy largos, sobre las cuatro de la mañana empieza a amanecer. También los precios de las viviendas y los transportes son muy caros, aunque en alimentación, si buscas bien, son asequibles.

– ¿Qué has estado haciendo durante el tiempo que llevas allí?
– Lo primero que hice fue buscar casa y trabajo, paradójicamente y aunque parezca raro, es más complicado encontrar casa que trabajo. Ahora estudio y trabajo a la vez porque en esta ciudad el transporte y la vivienda son bastante caros y necesito trabajar para costeármelo, al igual que para pagarme la escuela de inglés y demás gastos. Sin duda esto último es lo más importante pues te abre las posibilidades del mercado laboral y, como la mayoría de los españoles que conozco, pretendo volver a mi tierra en unos años y mi principal objetivo es traerme de vuelta un nivel alto de inglés.
– ¿Cuál era tu nivel de idiomas al llegar?
– Mi inglés al llegar era básico, sólo lo que aprendí en el colegio y tres meses antes de venir estuve yendo a clases de inglés particulares.

– ¿Has hecho muchos amigos?
– Sí, tengo un grupo de amigos, la mayoría españoles. La cercanía del idioma y la nacionalidad hace que nos unamos y también que nos ayudemos -es de las cosas de las que más orgulloso estoy, nos ayudamos muchísimos los españoles aquí entre nosotros-. También tengo amigos de otras nacionalidades, mayoritariamente europeos. El saber español me ha ayudado a aprender inglés, pues hago intercambios de idiomas inglés-español -quedas con gente y hablas un rato español y otro rato inglés- ya que hay muchísima gente aquí, más de la que podría imaginarme, que quiere aprender español, que le fascina nuestra gastronomía y la forma de vida que tenemos y quiere hablar nuestra lengua.
– Hasta ahora, ¿cuál es tu balance de la experiencia?
– En general es buena, a pesar de que es duro tener lejos a la familia, amigos y tu tierra y más cuando uno tiene 38 años, que ha acumulado tantas vivencias en su país natal. Pero éste es un paso que siempre había querido dar, vivir y aprender de otras cultura, creo que es un enriquecimiento personal que todos deberíamos experimentar y pienso que nos hace más humanos.

– ¿Echas mucho de menos el sol y la luz de tu tierra?
– Muchísimo, cuando voy a España de vacaciones intento aprovechar el tiempo que estoy en Huelva y en Ayamonte para estar con mi familia y mi gente y comiendo gambas, jamón y disfrutando de todos esos sabores que añoro tanto. Como anécdota, en el restaurante donde estoy trabajando la gente me pregunta por qué siempre voy a mi tierra en vacaciones pudiendo viajar a muchísimos países. Yo siempre respondo que tengo todo lo bueno que me ofrecen otros países en un rinconcito al Sur de Europa.
– ¿Cuál es tu lugar favorito de tu nueva ciudad?
– Hay una zona llamada Camden Town, es un lugar donde encuentras infinidad de puestos para comer y comprar todo tipo de productos, todo esto en una infraestructura muy acorde con el ambiente y bastante original.
– ¿Y de la provincia de Huelva?
– Soy de costa, sin duda la playa es mi lugar preferido, playas como Isla Canela o Cuesta Maneli hacen que desconecte de todo y me sienta como nuevo.

– ¿Cuál es la imagen que tienen de España los ingleses?
– La imagen que damos es de ser gente alegre, cercana y, en general, extrovertida… eso sí, que hablamos mucho y muy alto.
-¿Te has marcado algún nuevo objetivo o reto?
– Mi reto personal es conseguir tener un nivel fluido de inglés, para lo que espero no tener que estar más de cinco años aquí. Vuelvo a Huelva en vacaciones, pero mi vida por el momento está aquí. Es difícil siempre coger el vuelo de vuelta, pero considero que aún no es mi momento para volver.
– Para terminar, un mensaje a tus paisanos.
– Animo a la gente a que viajen y conozcan otras culturas, siempre supone un enriquecimiento personal y aprendes lo maravillosa que es la vida en todas sus ramas.