R.Mora. Este domingo, 12 de julio, se han cumplido exactamente dos años de la llegada de nuestra Onubense por el Mundo, María Hernández, a Inglaterra. Enfermera de profesión, reside en Southampton, una ciudad ubicada al sur del Reino Unido, y conocida internacionalmente porque su puerto fue el punto de partida del famoso y, llevado al cine, transatlántico Titanic. El balance que hace de su estancia en el extranjero es muy positivo, un hecho, confiesa, que no está reñido con que constantemente eche de menos a su familia y le duela perderse el día a día de la gente a la que quiere y ha dejado aquí. En estos momentos no se arrepiente de la decisión que tomó al marcharse al extranjero pero deja claro que lo hizo por necesidad tras no encontrar en España la oportunidad de crecer profesionalmente. Aunque actualmente su pareja también reside en Southampton, María no descarta volver a España, si bien no es algo que se plantee en un corto espacio de tiempo. De momento volverá a Huelva en agosto a pasar unos días de vacaciones y amenaza con dejar la provincia sin coquinas, unos de sus platos favoritos.
– ¿En qué momento decides irte a Reino Unido y qué te llevó a hacerlo?
-La decisión llegó a finales de 2012 estando en Madrid, lugar en la que residía desde 2004 por motivos de estudios. Recuerdo que cogí entonces un mapa de la ciudad en el que había ido marcando todas las clínicas y hospitales, tanto públicos como privados, en los que había entregado mi currículo. Fueron más de 40 los que entregué, y sin embargo, no me llamaron ni para sustituciones de verano, ni para una baja de maternidad, ni tan siquiera para aprovecharse de mí haciéndome trabajar más horas que un reloj y cobrando un sueldo que no me correspondía. Por aquel entonces yo trabajaba diez horas a la semana en una cadena de cafeterías y sándwiches en Madrid donde cobraba 250 euros, y era lo mejor que había conseguido. Sinceramente, sin la ayuda de la familia y mi pareja no hubiese sobrevivido. Aún así, decidí que durante el curso escolar 2012-2013 realizaría un curso de Experto Universitario en Urgencias y Emergencias, ya que pensaba que cuanta más formación tuviese, más posibilidades tendría de encontrar algo.
En Diciembre de 2012, y mientras realizaba dicho curso, decidí empezar a convalidar mi título de enfermería en Reino Unido. Sabía que si convalidaba el título encontraría trabajo, aunque yo no quería irme. También hice entrevistas para Alemania y Holanda, aunque las condiciones eran bastante peores, ya que en esos países la profesión de enfermería no existe como la conocemos en España y contratan enfermeras españolas para pagarles como auxiliares de enfermería, exigiéndoles los conocimientos de una enfermera. En febrero de 2013 tuve mi primera entrevista como enfermera y fue en inglés. Fue un desastre. Fui nerviosísima a la entrevista y no sabía ni lo que me podrían preguntar. A día de hoy me alegro de que no me cogiesen para aquella ciudad, pues era al norte de Inglaterra y una vez que fui de visita a Liverpool pasé por esa ciudad y apenas se veía de lo que llovía.
– ¿Por qué Southampton?
– Yo no elegí Southampton, más bien Southampton me eligió a mí. En abril de 2013 me presenté a la entrevista para el Hospital Universitario de Southampton y después de pasar tres cribas, el 26 de abril me llamaron diciéndome que les gustaría contratarme. Recuerdo que ese día quería celebrarlo y llorar al mismo tiempo. Tenía trabajo como enfermera, pero tenía que irme de mi país con todo lo que eso conllevaba.
– ¿Cómo fueron tus primeros días allí?
– Los primeros días aquí fueron malos. Me harté de llorar. En Madrid se quedaba mi pareja después de casi cuatro años conviviendo. Mi familia, si antes la tenía a 600km por estar ellos en Huelva, ahora los tenía a 3000 kilómetros, y respecto a mis amigos, ya no podría decir eso de “mañana nos vemos para un café o una caña que tengo que contarte algo”. A día de hoy puedo decir que todo esto ha merecido la pena, aunque a mis amigos y a mi familia los echo de menos todos los días. Las tecnologías ayudan, pero el contacto humano…eso las tecnologías no lo suplen. El no poder estar en todos los eventos que te gustaría como bodas de amigos -ya me he perdido dos-; nacimientos de primos o ver cómo crecen los que cuando me fui eran enanos; cumpleaños; navidades; estar ahí para el día a día. Eso es lo que después de dos años aquí sigue doliendo perderse.
– ¿Cómo te manejabas con el inglés cuando llegaste? ¿Nos cuentas alguna anécdota?
– El inglés…,estando en España yo pensaba que sabía inglés, más que nada porque las entrevistas las había hecho en este idioma y me habían cogido, pero nada que ver. Las dos primeras semanas en el hospital nos tuvieron haciendo cursos y a mi casi me estalla la cabeza. Ocho horas al día escuchando solamente inglés, y cada uno con su acento característico. Había gente a la que no le entendía ni el “Hello”. Y luego las frases hechas, recuerdo un turno de noche trabajando en la unidad de agudos en la que empecé. Un paciente de unos 80 años con demencia no paraba de gritar desde la cama “I want to spend the penny”, que literalmente se traduce como “quiero gastar un penique”, y ahí estaba yo que iba y le decía “aquí no necesita dinero, está en el hospital, esté tranquilo”, pero el pobre señor seguía gritando “I want to spend the penny” y yo que volvía a decirle lo mismo. Nos tiramos así como 20 minutos, hasta que una compañera filipina que lo oyó me dijo “¡llévale una botella para orinar!” Yo no entendía nada, pero se la llevé y el señor me contestó “por fin”. En cuanto acabó mi turno de noche me fui a casa intrigadísima y busqué en Google, resulta que, a principios del siglo XX, en Inglaterra ir a orinar a un baño público costaba un penique y la expresión es muy común a día de hoy, sobre todo entre las personas mayores. Básicamente es como si a un inglés alguien le suelta la expresión española de “quiero cambiarle el agua al canario”, a ver qué entienden por eso si el que se lo está diciendo encima tiene demencia.
– ¿Dónde trabajas actualmente y cómo es tu día a día en lo que a lo laboral se refiere?
– Actualmente trabajo en una UCI cardíaca. Normalmente hago turnos de 12 horas y media, con media hora por la mañana y media hora por la tarde de descanso -no pagadas por cierto, aquí los descansos no se pagan- y suelo hacer tres turnos a la semana y una semana de cuatro días o noches. La verdad es que me considero afortunada, en España sería impensable como enfermera trabajar donde quisiera y aquí puedo elegir donde trabajar, hay muchísimas vacantes y además todas se hacen públicas. No existe ese enchufismo que hay en España en sanidad, que se entera sólo la hija o la sobrina de la supervisora o médico de turno de que hay una baja. Aquí todas las vacantes se publican en internet y quien quiera puede echar la solicitud para presentarse a la entrevista.
– ¿Y en tu tiempo libre, qué te gusta hacer?
– En mi tiempo libre desearía que existiese el ‘teletransporte’ y poder ir a España. Hasta que inventen eso, viajo por la zona para conocer ciudades y pueblecitos de ‘la Inglaterra profunda’. La verdad es que hay pueblos preciosos por aquí. También he visitado a mi hermano, que vive desde hace casi tres años en Fulda, Alemania. A menudo nos reunimos muchos españoles para hacer una paella, ¡No se sabe apreciar la comida hasta que no se tiene! Solía jugar al futbol en un equipo formado por españolas, inglesas y una portuguesa, pero ahora mismo sigo recuperándome de la última lesión que tuve el pasado mes de diciembre.
– ¿Qué es lo que más te ha sorprendido de vivir en Southampton?
– Para bien, me ha sorprendido el clima. Como dice mi amiga Leire, otra enfermera que es vasca, “aquí llueve menos que en Bilbao”. Todos sabemos que los vascos son muy exagerados, pero parece que lo dice de verdad. He de destacar que, para ser Inglaterra, veo el sol casi todos los días y eso es algo que no esperaba. Aunque hoy, a 13 de julio, seguimos esperando que llegue un verano más propiamente dicho. Y para mal, pues que en general es una ciudad bastante fea. Al parecer antes de la Segunda Guerra Mundial era una ciudad famosa por sus balnearios y era muy bonita. Se trataba, según cuentan, de una típica ciudad de destino turístico de la gente más adinerada, Jane Austen, sin ir más lejos, veraneaba aquí, pero también era el puerto más importante del sur de Inglaterra -de aquí salió el Titanic-, y un destacado punto estratégico, por lo que los alemanes la arrasaron dejando la ciudad completamente destruida. Cuando la guerra acabó tuvieron que construir muy deprisa ya que la gente no tenía casa y bueno, muy bonito no les quedó. También me ha sorprendido que con la cantidad de trabajos que hay, haya gente joven pidiendo por la calle, y todos ingleses, que no es decir que no tengan papeles y no puedan trabajar.
– ¿Hay muchos españoles en tu ciudad? ¿Tienen una imagen predeterminada de nosotros allí?
– Muchos no, muchísimos. Sin ir más lejos yo me vine con 50 enfermeros más. 20 que llegaron en junio y 30 que llegamos en julio, pero es que cada tres o cuatro meses se traen a más grupos de entre 20 y 30 enfermeros. Además hay muchos estudiando en la universidad, otros que se han venido porque en España no encontraban, ni de lo suyo ni de nada, y aquí han conseguido trabajo en dos semanas -que es lo que tardan en sacarse el número de la seguridad social, indispensable para trabajar-. Por otro lado están las parejas de españoles que han llegado después de que nos moviéramos nosotros primero. En cuanto a la imagen que tienen nosotros aquí, lo primero que te preguntan es que si eres enfermera, porque somos muchísimas. Al principio también me pasaba que me decían “¿Española? ¿ y qué haces aquí con lo bien que se está en España?” A día de hoy parece que se han enterado un poco más de la situación política y económica de España. En otras profesiones no te puedo decir, pero de las enfermeras, la idea que tienen es que estamos muy bien formadas profesionalmente y les gusta que estemos en el hospital.
– ¿Qué es lo que más echas de menos de Huelva?
– De Huelva, aparte de la familia y los amigos, la comida, las playas y la luz.
– ¿Cómo vio tu familia el hecho de que decidieras irte fuera?
– Mi familia me animó y me apoyó en todo momento. Sabían que no podía quedarme en España a esperar a que la situación cambiase y desperdiciar años en los que podía estar creciendo profesionalmente.
– ¿Qué balance haces hasta el momento de tu experiencia en Reino Unido?
– El balance, a pesar de todo lo que se echa de menos en el día a día -a tu gente, el ir por la calle y enterarte de todo, la comida, el clima-, es positivo. Inglaterra me ha dado la oportunidad de desarrollarme profesionalmente con un salario digno, un trabajo indefinido desde el día que empecé y también me ha hecho valorar que todos podemos ser extranjeros. Mi hospital es como una torre de Babel. En mi UCI somos una plantilla de unos 100 enfermeros y médicos de los que más de la mitad somos extranjeros: españoles, filipinos, indios, portugueses, checos, polacos, griegos, iraníes, egipcios, ¡y seguro que me dejo nacionalidades por ahí! A veces me pongo a pensar en cómo sería una situación así en España, que cualquiera de nosotros fuera a un hospital y le atendiese un médico o un enfermero extranjero que no hablase perfectamente el español o tuviese un acento raro. Sinceramente creo que en eso tenemos mucho que aprender de los ingleses porque aquí, excepto una vez , y por teléfono, nunca me han puesto mala cara por ser extranjera y no hablar inglés exactamente como ellos, al revés, cuando alguna vez me he trabado hablando, siempre me han dicho, “no te preocupes, tu inglés es genial, ya me gustaría a mí hablar español como tú hablas inglés”.
– ¿Cuáles son tus planes de futuro? ¿Te gustaría volver a España? ¿A Huelva?
– Volvería a Madrid si pudiese, que es donde viví nueve años antes de venirme aquí, sin embargo, a día de hoy, y con mi pareja aquí, no me volvería a cualquier precio. Ahora tengo una estabilidad laboral que no sé si algún día España volverá a ofrecer, pensar eso me entristece ya que no veo el momento en el que España salga del agujero en el que está metida, ¡pero ojalá que sí!
¿Recomendarías a la gente vivir fuera por un tiempo?
– Definitivamente si, recomendaría vivir fuera a la gente. Pero no que fuese una obligación como considero que fue mi caso. Lo recomendaría como una forma de crecimiento y enriquecimiento personal. Una forma de conocer otras culturas y apreciarlas.
– ¿Algún mensaje a los onubenses?
– Que no tengan miedo a salir de Huelva si se ven obligados a hacerlo. En cualquier sitio se puede vivir y cualquier idioma se puede aprender, además en todos sitios se conoce gente que merece la pena que se cruce en tu vida. Y por otro lado, quiero decirle a los onubenses ¡Que me dejen coquinas, que voy a final de agosto y quiero probarlas este año, que el verano pasado no había!
6 comentarios en «María Hernández, una enfermera onubense en la ciudad del Titanic»
Muy bien Maria, se nota que después de dos años te cambio el cuerpo, me acuerdo dos días antes de irte para Inglaterra que pensabas que se te acababa el mundo, pues mira ya pasaron dos anitos y tu valoración de la experiencia es excelente. Lo que si me gustaría es que esta situación en España acabara y poder verte y compartir contigo mas a menudo, porque te echo mucho de menos.
Un beso fuerte guapa y no cambies nunca, otro beso para Irene.
Inteligente, trabajadora y buenísima persona, reunía ya todas las cualidades para que le fuera bien, no podría haber sido de otra forma! Al principio resulta difícil pero con empeño todo se consigue! Enhorabuena María! Besos desde Zúrich 🙂
PD: muy buena la expresión inglesa de «cambiarle el agua al canario» jeje.
Ole, Ole y ole María.
Muy bien María, mi hijo como tú también es un Universitario que se adapta a Europa. Es verdad que da vértigo, pero también es verdad que hay mucha gente buena y sitios fantasticos por descubrir. Por aquí seguimos con lo mismo, es fácil de saber cómo se mueve el tiempo por estas latitudes y si le quitas la familia y los amigos más amigos, lo demás es poco relevante. Así es que un gran abrazo y ¡¡¡¡¡disfruta¡¡¡¡¡.
Maria, la entrevista esta genial y es una historia tan real como la vida misma. Espero que mucha gente se anime a irse al extranjero tras leer tus palabras y que encuentren, al igual que tu, un lugar donde crecer, poder desarrollarse como personas con cultura, sentido común y encontrar la felicidad. Un fuerte abrazo desde Madrid de Cati y mio!
A seguir para adelante!!!