Sapiensity/@Sapiensity. Resaltar la obviedad que estos nuevos espacios, plataformas y “zonas de convivencia” de las distintas redes, con la idiosincrasia que cada una tiene, están rediseñando las formas en las que actuamos, es algo de un calado objetivo. Sin embargo, existen muchos casos y experiencias entre empresas de todos los tamaños en los que el posicionamiento de las mismas en estos “ ambientes” responden a un sucedáneo, a una moda, si se quiere, o a una obligación impuesta por el mercado, a los que no se han acercado de forma gradual, curiosa, expectante, atrevida, y si se quiere, ambiciosa, sino todo lo contrario.
Más allá de convertirse en un departamento técnico-informático, de comunicación o de compras, como así podemos comprobar en demasiadas ocasiones, debemos contemplarlos (a estos ambientes y zonas de convivencia) o centrarlos en el verdadero grueso de la dirección de la propia empresa, ya se trate de un autónomo o una empresa de tamaño pequeño o medio. La concienciación más solemne y determinante de su prioridad comercial, cuando analizamos el mercado potencial de una empresa, es la que nos predispone para experimentar los mejores augurios.
Ni que decir tiene que como en cualquier lanzamiento de una empresa o profesional, las primeras decisiones deben ser tomadas en base a criterios de rentabilidad, prudencia, sostenibilidad pero amplitud de miras, porque siempre es cuestión de analizar bien las potencialidades de cada decisión que tomamos sobre acciones en la red. Disponer de una información veraz, contrastada, actualizada y relativa a tendencias, comportamientos y experiencias conocidas, nos aportará mucho mucho cuando nos pongamos manos a la obra. www.mariscodehuelva.es , www.santaotilia.com o www.gaudiacb.com son tres ejemplos en Huelva en los que sus gestores vienen apostando por centrar sus acciones en mimar, cuidar y cumplir muchas de las exigencias de la Red.
Con el paso de los años, y rizando más el rizo, podemos detectar y resaltar empresas “tractoras” que no sólo no prohiben sino que fomentan el uso de las redes sociales en los centros de trabajo y entre sus empleados. Son conscientes de que hay muchos factores que intervienen en la “pérdida de tiempo” de cualquier persona en el desempeño de sus tareas, como puedan ser el uso y distracción continua que provoca sus smartphones o las propias ausencias del puesto de forma injustificada por su adicción al tabaco, por nombrar dos ejemplos muy familiares en nuestros respectivos ambientes de trabajo.
Aún así, y dentro de un planteamiento positivo, y a la vez persuasivo y deliberado, apuestan por un uso individual y razonable del tiempo disponible, que lógicamente pasa por el cumplimiento del trabajo bien hecho, y están convencidas de que la participación activa de todos los miembros de una empresa, con independencia del tamaño, en las redes sociales posibilita un cruce de información a tiempo real muy valiosa, una conversación informal-actualizada-permanente, y sobre todo, permite la dinamización espontánea de la innovación en base a la gran cantidad de noticias generadas dentro de una misma organización.
Ni que decir tiene que todas esta innovación es un caldo de cultivo del que se beneficiarán los clientes, actuales y potenciales. Apostar por crear las bases de un “entorno social”, como herramienta de trabajo directo donde se transforman las “viejas bases de datos”, circulares y periódicos en “escenarios de conversación y de gestión del conocimiento”, se antoja una ventaja competitiva en los años venideros.
Tanto es así que el propio Linkedin o Facebook anunció recientemente una herramienta/producto que permitiría la relación/conexión entre los trabajadores de una empresa. Se trata de abundar en lo descrito anteriormente, en definitiva, de fomentar que cada individuo conozca la información que está sucediendo o “corriendo” por los “pasillos – digamos virtuales” de la propia empresa: la información que otros compañeros (perfiles parecidos) están leyendo o comentando, la información que interesa a la empresa, y hasta lo que es de interés para la propia dirección o jefe!. A fin de cuentas, todo ésto apunta a la consolidación y proliferación de “empresas sociales” porque “somos lo que compartimos”.
Esta tendencia que va poco a poco asentándose en países y empresas, con más ahínco y celeridad en unas que en otras, encuentra su sentido en la creación de modelos abiertos y participativos que están dispuestas a fomentar las ideas, distribuirlas, debatirlas, consensuarlas, para luego, implantarlas en la propia organización, llegado el caso.
De todo lo anterior, se deduce que los entornos profesionales demandarán cada vez más productos, herramientas y esos “ambientes sociales” para compartir noticias ya que el mundo y nuestra realidad globalizada se mueve a una velocidad de vértigo y eso obliga a las empresas a rediseñar modelos donde la “responsabilidad” por “desentrañar y seleccionar” esas noticias de interés común será “cosa de todos. Ese es el quid de la cuestión.
Es en ese sentido, la figura y el papel de los mal llamados a veces community managers, va a jugar un papel muy decisivo a la hora de reconducir y dinamizar convenientemente estos flujos imparables de información en las organizaciones. Se tratará de personas de tal implicación y conocimiento sobre la empresa que perfectamente podría hasta decirse que su contribución a la rentabilidad de la empresa será manifiesta.
Podríamos finalizar con un pequeño extracto del blog Think Big de Telefónica.
El éxito no depende de la tecnología
«El éxito de las redes sociales corporativas no depende de la tecnología, sino de las personas; que hay una gran dispersión respecto a la herramienta tecnológica usada; que la participación de las personas es esencial y la falta de un plan de comunicación y gestión del cambio es una receta para el fracaso; que son las áreas de Marketing y Comunicación (61%) junto con RRHH (44%) las que con mayor frecuencia han tenido la iniciativa de proponer este tipo de redes; que los departamentos que están sacando más provecho de su uso son Marketing/Producto/Servicios (62,5%), RRHH (50%) y Comunicación (43,8%); y que entre los objetivos que se persiguen con ellas están mejorar la imagen de la organización y la comunicación en primer lugar, seguidos de otros como mejorar la atención al cliente, anticipar los cambios de mercado o fomentar la innovación.”