Redacción. La rueda de intervenciones, sobre el taller, celebrado en la cooperativa Vinícola del Condado, que tiene como fin conformar un comité asesor sobre los beneficios ambientales y culturales del viñedo tradicional de secano de Doñana, ha contado con la presencia de Juan Ignacio Almendáriz, concejal de Agricultura. Él mismo agradeció a todos los presentes el compromiso con el patrimonio del condado y la cultura local e hizo alusión a los numerosos agricultores que dedican su labor diaria al cultivo de la viña. Con esta mención, el concejal dejó claro el posicionamiento favorable del Ayuntamiento de la localidad para con uno de los bienes más preciados de la ciudad y, por ende, de la comarca.
El taller, celebrado por la Fundación Doñana 21, cuya coordinadora general es Mª Carmen Castrillo, quien estuvo presente en el acto, acompañada de la responsable técnica del área de Agricultura de la Fundación, Ana Villa, y el responsable técnico del área de dinamización social, también de la Fundación, Jesús Mateos, persigue la conservación del ecosistema paisajístico y de viñedos, usando como medidas estratégicas las propuestas que los asistentes al taller subrayaban. Hay que tener en cuenta la amplia trayectoria y el profundo conocimiento que todos ellos ostentan sobre la materia abordada. Entre las mismas, destacaron la siega de aquellas medidas que viene coartando el cultivo de la vid desde el año 1.986, con la entrada de España en La Unión Europea, así como el compromiso autónomo que cada una de las partes debe imprimir al proceso vinícola para que la viña, y, como consecuencia, el vino y las cooperativas, encuentren salida económica y productiva en el lugar, y con ello, pueda exportarse al mundo una filosofía de vida que tiene su cimiento en el producto local.
Por otro lado, destacó la presentación del Proyecto Openness, de manos de el investigador Ignacio Palomo, y del profesor de Ciencia y Tecnología Ambiental de la Universidad Autónoma de Barcelona, Erik Gómez-Baggethun, quienes analizaron el cómputo de beneficios derivados del cultivo del viñedo en el área de Doñana, destacando la prófuga labor que el comité podría desempeñar, a través de reuniones anuales, hasta mayo de 2.017, momento de finalización del proyecto.
Los beneficios se aglutinan en tres grupos (de aprovisionamiento, regulación y mantenimiento, y culturales y valores estéticos), con sus respectivas repercusiones positivas, aunando cada uno de los grupos la interacción conjunta del cultivo de la viña y la zona de Doñana como elementos que se solapan en pos de la crianza y desarrollo del caldo, por excelencia, del condado.