Redacción. En este año del centenario, y gracias a la labor de digitalización de los fondos juanramonianos llevados a cabo en la Universidad de Puerto Rico, se han hallado varios manuscritos que revelan la traducción que hizo Zenobia de algunos capítulos de la elegía andaluza previsiblemente hace un siglo.
Unos valiosos documentos que han sido presentados en la casa museo en un acto presidido por el director de la Fundación, Antonio Ramírez, y por la concejal de Cultura Lourdes Garrido, junto a la investigadora de esta institución Rocío Bejarano.
Ha sido la gran estudiosa e investigadora juanramoniana, Emilia Cortés, la que ha explicado en la distancia a través de un escrito remitido a la casa museo, lo que ha significado este hallazgo, destacando en su narración que ha permitido sacar a la luz unos textos ‘que han dormido un sueño demasiado largo’, y que se convierten ‘en el mejor homenaje que podíamos brindar al poeta, a Zenobia y a Platero en este año tan especial’.
A este acto de homenaje a la compañera del Nobel se han unido miembros de la comunidad educativa del Instituto Francisco Garfias y del colegio Zenobia, que han dado lectura a varios de los textos encontrados, bajo la atenta mirada del número grupo de personas que se han dado cita en la casa museo para sumarse al homenaje tributado a una mujer muy especial, a la que los moguereños y moguereñas siente como suya.
Hay que recordar que Zenobia Camprubí y Juan Ramón Jiménez colaboraron juntos en las traducciones al español de los libros del autor indio Rabindranat Tagore, a partir de las ediciones en inglés, un idioma que ella dominaba casi como lengua materna. Zenobia realizaba la traducción y Juan Ramón le daba el acabado poético a los textos.
En marzo de 1914 apareció la primera traducción que hizo de Tagore y en febrero de 1915 Juan Ramón le escribió: ‘¿Por qué no traduce usted Platero al inglés? Me dicen varias americanas que tendría éxito’.
Lo respuesta afirmativa a esta petición la hemos conocido casi un siglo después, cuando se han encontrado estos textos en inglés, concretamente ‘Advertencia a los hombres que lean este libro para niños’, el famoso capítulo dedica a Platero, el de ‘La púa’’, ‘La carretilla’, ‘El pan’, ‘ El niño y el agua’, ‘Amistad’, ‘ El árbol del corral’, ‘ El canto del grillo’, ‘ El canario se muere’, ‘ La fuente vieja’ y ‘El vino’.
Junto a esta cuartillas escritas por la propia Zenobia, en este acto de homenaje a la que fuera musa, esposa y principal colaboradora del poeta moguereño, se han presentado dos valiosos objetos que se incorporan a partir de hoy al recorrido museográfico de la vivienda que custodia el legado del matrimonio Jiménez-Camprubí: un vestido negro de gala muy vistoso que utilizó Zenobia cuando era adolescente y un abanico de madera pintado a mano, que han sido cedidos generosamente por la sobrina nieta del Nobel, Carmen Hernández-Pinzón, que en breve entregará a la Fundación una nueva prenda, que contribuirá a seguir engrandeciendo una casa, a un poeta y a una obra que siguen vivos.