P.C.G. En un lugar privilegiado a orillas de la ría de Punta Umbría se erige la denominada casa blanca, uno de los emblemas arquitectónicos del municipio costero onubense. Una vivienda de mediados del siglo XX que aunque actualmente sigue siendo una propiedad privada, se encuentra en situación de protección, que obliga a estudiar con lupa las posibles obras a las que se someta.
Este icono del municipio costero quizás no se encuentra en las guías de viaje como lugar de interés recomendado, pero después de unos 70 años para muchas generaciones ha sido y seguirá siendo un lugar carismático por la historia que se esconde detrás de su construcción, en la que participaron vecinos de Punta Umbría, liderados por ‘El Trini’, y debajo de sus cimientos, que albergan una parte importante del patrimonio arqueológico e histórico del municipio.
Y es que no muchas personas saben que la casa blanca fue construida por uno de los padres del Tren Articulado Ligero Goicoechea Oriol (Talgo), Alejandro Goicoechea, quien según el topógrafo y escritor afincado en el municipio costero, Fernando Barranco, “se estableció en Punta Umbría porque quería estar cerca de Portugal. En aquella época no había carreteras y la ría era la principal vía de conexión con el país vecino. De hecho Punta Umbría fue también refugio de Don Juan de Borbón, quien estaba exiliado en Estoril y tenía prohibida la entrada en España”.
Alejandro Goicoechea fue un inventor e ingeniero rompedor para su tiempo, que además del talgo registró numerosas patentes, algunas de las cuales se probaron como el tren vertebrado en Las Palmas o el paso euroafricano -en los años 50-. En 1938 comenzó a trabajar en el diseño y los preparativos del Talgo, cuyos primeros viajes se iniciarían tres años más tarde.
En 1942 formó la empresa que se mantiene hoy en día registrada como Patentes Talgo, con José Luis Oriol Urigüen quien apoyó sus investigaciones y financió la fabricación de los primeros trenes construidos con el sistema diseñado por Goicoechea. Así, participó en el diseño y construcción de los prototipos Talgo 0 y Talgo I y del Talgo II que sí llegó a circular. De hecho lo inauguró Franco en 1950 con un viaje Madrid-Valladolid.
Vestigios de la Punta Umbría Romana
Además, bajo la casa blanca de Punta Umbría y en una extensión de 20 hectáreas alrededor de ella, las prospecciones geofísicas han demostrado que hay restos de la población romana que allí se asentó. “En la cimentación se descubrieron vestigios romanos que están sin excavar. Y en la casa de al lado, propiedad de un policía salieron restos de columnas, piletas de salazones, así como otras partes de lo que parece que eran viviendas de lujo, allí debió vivir un gobernador civil o algún alto cargo de la época”, explica Fernando.
Se refiere Fernando al yacimiento de «El Eucaliptal», descubierto y excavado en 1990. Los materiales encontrados y analizados pusieron al descubierto una asentamiento localizado entre los siglos II y VI d.C. Entre los restos encontrados se hallaba una necrópolis y un conjunto de ánforas y piletas cuyo uso era el de transformar y elaborar conservas y salazones. Este enclave sería una de las factorías repartidas por todo el litoral del Golfo de Cádiz: «Allí se fabricaba junto a diversas salazones, el garum o garo, la salsa de pescado hecha con vísceras que los romanos consideraban afrodisíaca y un manjar que se exportaba por todo el imperio», explica Barranco.
Asimismo, a partir del análisis del yacimiento ha podido saber que probablemente este yacimiento estuviera especializado también en la obtención y elaboración de púrpura, tinte muy apreciado de la antigüedad, a partir de la cañailla (murex brandaris). Han aparecido enormes cantidades de este molusco, todos con el caparazón perfectamente fragmentado para extraer la pequeña bolsa de púrpura que contiene en su interior.
Estos restos se encuentran incluidos en el Catálogo General de Patrimonio Histórico Andaluz (CGPHA) en la máxima categoría de protección.
Propiedad de la casa blanca
De manos de Alejandro Goicoechea, la casa blanca pasó a la familia Cano, que la adquirió. Mientras fue propiedad de Emilio Cano el Ayuntamiento dirigido por el alcalde José Albarracín estuvo a punto de adquirirla, aunque finalmente no se llegó a ningún acuerdo y finalmente se traspasó a un vecino de Punta que es el actual propietario.
Sea como fuere, esta casa sigue en pie y se puede observar desde la ría como un importante punto de conexión con historia antigua de Punta Umbría y de Huelva y con la historia reciente de España.